Tarragona ingresó el año pasado 13 millones más de los que gastó

A la espera de la liquidación final, los datos provisionales del informe del interventor dibujan un resultado positivo gracias a la contención y al mantenimiento de la recaudación

21 febrero 2021 20:10 | Actualizado a 22 febrero 2021 06:01
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El Ayuntamiento de Tarragona cerró el año de la pandemia del coronavirus con 13 millones más de ingresos que de gastos. Así se indica en el informe de cumplimiento del plan de ajuste económico al que está inmerso el Consistorio desde 2014, en el que el Interventor General especifica que –con datos provisionales hasta el pasado 31 de diciembre– la corporación con sede en la Plaça de la Font recibió a lo largo de 2020 un total de 195 millones de euros, mientras que pagó 182.

En el documento al que ha tenido acceso el Diari –que fiscaliza las cifras del propio Ayuntamiento, de sus empresas públicas y de los organismos municipales– el alto funcionario dibuja un saldo positivo en el peor ejercicio de la última década, como ha sido el de la pandemia. Pese a ello, el resultado del remanente final no se conocerá hasta dentro de unos días, cuando los técnicos económicos de la administración local hayan cerrado la liquidación definitiva de 2020. En esta última fase, sin embargo, deberán sumarse en el capítulo de gastos 4,5 millones más procedentes del superávit de 2019 que se destinaron a abonar gastos corrientes relacionados con la crisis de la Covid-19. En todo caso, los números previos que se aprecian ahora en el Plan de Ajuste Económico son un indicativo fiable de lo que serán las cifras finales –que podría llegar a un ahorro neto de 8,5 millones– y que permitirán complementar el presupuesto municipal que se aprobó el pasado mes de diciembre –que bajó de 165 a 163 millones–, pero que no entró en vigor hasta la pasada semana a raíz de las alegaciones presentadas por los sindicatos, que fueron rechazadas.

Ahorro del 15% desde julio

El análisis del interventor, que el pasado viernes pasó por el pleno municipal, revela que por lo que se refiere a la actividad corriente la diferencia entre ingresos y gastos fue de 26 millones de euros –182 por 156–, si bien una vez añadidas las operaciones de capital y las financieras el resultado definitivo queda en un margen positivo de 13 millones.

El concejal de Hisenda, Jordi Fortuny (ERC), recalca que el saldo favorable se debe, principalmente, «al mantenimiento de la recaudación», así como «a la buena gestión en la contención del gasto». En concreto, el segundo teniente de alcalde especifica que «el refuerzo en el equipo de Inspecció ha permitido poder cobrar deudas atrasadas, sobre todo algunas contribuciones especiales», mientras que, finalmente, la bajada en los ingresos municipales no ha sido de los diez millones que se temían cuando explotó la crisis de la Covid-19, sino bastante menos.

Asimismo, la segunda pata que ha permitido que las arcas de la Plaça de la Font se hayan podido mantener está en el freno del gasto, especialmente en Personal y bienes y servicios. El pasado mes de julio, Fortuny envió una circular a los Caps d’Àrea en el que les pedía un ahorro del 15%, especialmente «en los pagos no comprometidos» y en «reducir todo aquello que no sea necesario o inaplazable», así como «suspender todo lo que no se considere prioritario». El cumplimiento de esta orden ha permitido, finalmente, poder cuadrar la situación. El máximo responsable económico destaca que «gracias a una mejor gestión tenemos un Ayuntamiento fuerte para afrontar la crisis», y añade que «en el pleno de marzo, con el remanente, se complementará lo que falta del presupuesto para poder afrontar con fuerza los próximos años».

Junts pide «completar» las cuentas

Desde Junts per Tarragona, que en breve podría formar parte del ejecutivo municipal, la concejal Cristina Guzman reconoce que los números «cumplen con lo estipulado con el Plan de Ajuste», si bien apuesta por «conocer en breve el remanente para poder incrementar cuanto antes las partidas de las cuentas que quedaron cojas en diciembre», especialmente las relativas a las subvenciones deportivas y a las entidades ciudadanas.

Desde la CUP, que también negociará su posible incorporación al gabinete de la Plaça de la Font, la portavoz Eva Miguel considera que el gobierno de la Plaça de la Font «debe hacer una proyección ajustada de los efectos que sufrirá la ciudad con la galopante crisis económica que viene». Por ello, la edil cupaire destaca que será «de vital importancia» el hecho de «poder destinar el remanente a las ayudas de emergencia social y ampliar, asimismo, las partidas que han quedado por debajo de las necesidades reales que hay».

Desde el PSC, el edil Pau Pérez –que fue concejal de Hisenda entre 2007 y 2019– considera que «debemos esperar a la liquidación y al remanente para saber cómo estamos. Con los datos del Plan de Ajuste no es suficiente». Por su parte, el portavoz de Ciutadans, Francisco Domínguez, afirma que «no podemos seguir sin adaptar el presupuesto a las necesidades reales. Llegamos a 2021 con un mayor endeudamiento y con una previsión insuficiente para cubrir necesidades básicas como unos mayores gastos sociales generados por la pandemia y las restricciones». Finalmente, José Luis Martín (PP) cree que es «preocupante» que «el aumento de ingresos del 2020 de Ricomà se base en la subida de la presión fiscal a los tarraconenses, en especial de la plusvalía y de la tasa de recogidas de basura, y que no se plantee en estos momentos tan complicados una rebaja de tasas e impuestos en la ciudad».

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