Tarragona necesita un ministro de Fomento que cumpla lo prometido

El Estado presupuestó 949,5 millones de inversión en infraestructuras en Catalunya el año pasado. El nivel de ejecución tan solo fue del 59%. El territorio necesita y exige calendarios

19 mayo 2017 17:25 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:44
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Cuando en unas semanas el Gobierno presente los nuevos Presupuestos Generales del Estado, estaremos muy atentos a las inversiones en infraestructuras. No sabemos aún el alcance del ‘ajuste’ que finalmente impondrá Bruselas y que se estima en 5.000 millones de euros. La obra pública seguro que no restará ajena. Pese a ello, tan o más importante es que lo que finalmente salga en las cuentas acabe ejecutándose.

Tres cuartas partes de la inversión pública estatal en Catalunya corresponden a infraestructuras de transporte. Hace unos días, la Cambra de Comerç de Barcelona presentó un informe sobre la inversión del Estado por Comunidades Autónomas en el que se ponía de manifiesto que de los 949,5 millones presupuestados para infraestructuras en Catalunya el año pasado, tan solo se ejecutaron el 59%. La cifra está por debajo de la media, que es del 72%. Mientras tanto, el grado de ejecución en Castilla- La Mancha fue del 136% y del 115% en el caso de Madrid.

Si a esto le sumamos que en los últimos seis años Catalunya ha perdido la mitad del peso en inversión estatal –tal y como puede verse en el mapa de la página siguiente ha pasado del 18,4% en 2009 al 9,9% el año pasado–, se entiende porque en los últimos años no se ha conseguido desencallar ninguno de los grandes proyectos.

La A-27 es uno de los ejemplos más significativos de esta falta de credibilidad de los presupuestos. En los cinco que hizo el Partido Popular la anterior legislatura, la inversión total prevista para esta autovía subía a 105,5 millones de euros. Cuando Ana Pastor tomó las riendas de este departamento, las obras de los dos primeros tramos ya estaban en un estado avanzado de ejecución y el cuarto, que es el que une Valls con Montblanc, estaba parado y sigue igual.

La carretera entre Tarragona y la Vila Ducal representa una inversión total de unos 207,3 millones. Pero es que si miramos más atrás, y sumamos las partidas que asignó en cada uno de los tramos el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en su segunda legislatura, la A-27 tenía hasta 211,4 millones de euros consignados.

Aunque a menudo lo más difícil de controlar son las partidas pequeñas, como los 45 millones de euros que en 2014 puso Fomento para el tercer carril, con las obras aún por empezar. Y es que el nivel de compromiso de Adif es muy inferior, según este mismo estudio de la Cambra de Barcelona. Los 31,7 millones que invirtió este organismo el año pasado en Catalunya, tan solo representan el 27% del previsto, mientras que en el caso de Renfe la cifra cae al 5%.

Uno de los grandes retos del nuevo titular de Fomento, Iñigo de la Serna, será dar calendarios y que sean creíbles según la disponibilidad de recursos.

«Me parece una persona joven, preparada y con sensibilidad a nivel local, por lo que esperamos que pueda llevarlo a la práctica en su gestión», describe Cristian Bardají, director d’Estudis d’Infraestructures de la Cambra de Barcelona y autor del informe anteriormente dicho.

Tras comprobar la dinámica inversora del Gobierno Central, Bardají considera que «la sensación es de campi qui pugui». Por ello, pide «credibilidad, realismo y prioridades». En este sentido, opina que el Ministerio de Fomento debería «tener las cosas muy claras y definir en lo que quiere invertir según criterios de transparencia y de disponibilidad de recursos. Se trata de definir las cuestiones que entrarán en estos cuatro años y después es cuestión de ejecutarlas».

Pese a que Tarragona no ha sabido tirar adelante con los Juegos Mediterráneos en 2017, de las reiteradas incidencias ferroviarias y de la elevada siniestralidad de la N-340 con 66 víctimas mortales en los últimos cinco años, Bardají cree que la imagen exterior de Tarragona aún no se ve perjudicada. «Las infraestructuras siempre son la primera cosa que se toca cuando hay limitaciones presupuestarias y quizás en este ciclo había mucha inversión prevista en este territorio, por ello hay esta sensación de bloqueo, pero no estáis peor que en otras demarcaciones», describe.

Mateu Turró, catedrático de Transporte de la UPC, considera que «la sensación es de una actitud negativa fomentada por la situación política. No son causas técnicas sino políticas». No obstante, Turró apunta que el territorio también tiene una parte de culpa sobre la situación. «Si hubiera propuestas claras y concretas, en las que todos estuviéramos de acuerdo no habría excusas, pero siempre aparecen voces diferentes. Para cualquier cosa se crean cincuenta plataformas, sin los conocimientos técnicos, que a veces pienso que tan solo están interesados en aparecer en la tele. La única forma de avanzar es poniendo un poquito de seny y teniendo las cosas clarísimas para que no tengan excusas».

Turró reivindica que «sin una inversión en infraestructuras, la economía no puede prosperar y no hay riqueza y, por tanto, bienestar». Entre la lista de prioridades que deberán abordarse pone en primer lugar resolver la situación ferroviaria. Y, más allá de esto, aboga por impulsar una reflexión conjunta de futuro. «Es un territorio atractivo que se ha malogrado por luchas internas. Prueba de ello es que toda la zona del aeropuerto, que es el centro de esta área metropolitana, cada ciudad lo ve como su periferia, sin pensar realmente en que es el centro», concluye Turró.

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