«Tarragona podría ser otro Fukushima»

Ocho años del accidente nuclear. Ecologistas en Acción y Greenpeace denuncian el envejecimiento de las centrales

11 marzo 2019 08:31 | Actualizado a 11 marzo 2019 08:33
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Un acto de protesta para reivindicar el «peligro nuclear» ahora que se cumplen ocho años del accidente nuclear de Fukushima. Este era el objetivo de la acción que llevaron a cabo ayer a las doce del mediodía Greenpeace y Ecologistas en acción. Delante del ayuntamiento de Tarragona, distintos miembros con el traje de protección blanco y mascarillas recrearon un accidente nuclear. Sonaron alarmas y gritos. 

Acto seguido cayeron todos al suelo, pero se levantaron por la radioactividad. Después dieron trípticos a la gente que los observaba o que estaba haciendo el vermut en la Plaça de la Font. También repartieron vasos de agua con radioactividad -llevaba edulcorante-.  Los organizadores leyeron el manifiesto y llevaron pancartas dónde se podía leer: «después de Fukushima cerramos las Nucleares». 

En el escenario había otra que decía «salvamos el clima. Energía 100% renovable». Se podían ver bidones nucleares que ayudaban a entender la situación.

El portavoz del grupo local de Greenpeace del Camp de Tarragona y les Terres de l’Ebre, Oscar Cabrero, remarcó que «no queremos que se renueven las licencias de las centrales nuclares ya que esto es inasumible y nosotros pagaremos por ello», y añade que «esto también podría pasar aquí».Ecologistas en Acción denuncia en este aniversario la ampliación del calendario de cierre nuclear entre 2025 y 2035 acordado por el gobierno con las tres principales empresas eléctricas que supondría que todos los reactores pasaran de 40 años de funcionamiento y, en algún caso, hasta los 50.« Esta propuesta es inadmisible», lamentaba el coordinador de Ecologistas en Acción, Víctor Álvarez y añadía que «la Unión Europea obligó a renovar los sistemas y el funcionamiento después del accidente de Fukushima». 

Según los ecologistas, la prolongación de los permisos de funcionamiento implicará costosas y complejas revisiones de seguridad que forzarán a las empresas eléctricas a invertir millones de euros que, sin duda, repercutirán sobre el precio de la electricidad. «En 2018 en la nuclear de Ascó hubo seis incidencias y esto puede repercutirnos algún día a nosotros», dijo el portavoz de Greenpeace.

«Un accidente nuclear en nuestro caso afectaría a un radio de 30 quilómetros y no podríamos vivir aquí y pagaríamos estos efectos todos nosotros con unos niveles de radioactividad altos», manifestó.
 

Exigen el desmantelamiento
Greenpeace y Ecologistas en Acción exigen el desmantelamiento de las centrales nucleares en España. El envejecimiento de las centrales nucleares y la ausencia de rigor ante las empresas por parte del Consejo de Seguridad Nuclear podrían provocar que se viviera en España un nuevo Fukushima, según los ecologistas. Éstos insisten en que las centrales nucleares españolas tienen un coste energético y ambiental superior al de las energías alternativas. Mientras tanto las autoridades japonesas están descontaminando el suelo de la central nuclear de Fukushima.

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