Tarragona realizará un inventario de sus árboles emblemáticos

El último catálogo data de 2004. Se espera que el nuevo inventario permita identificar y poner en valor especímenes excepcionales por sus dimensiones, rareza o contexto en que crecen

19 mayo 2017 22:05 | Actualizado a 22 mayo 2017 14:24
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Frente al edificio de la Diputació de Tarragona una valla de madera protege a un frondosísimo árbol que, pese al inclemente sol del mediodía, ofrece una sombra perfecta. El espécimen, que casi iguala al edificio en sus cuatro plantas de altura, es un Cinamomo o ‘árbol del paraíso’ (mèlia en catalán). Todo parece indicar que es centenario y en fotos de los años 30 ya crecía en aquel lugar. La especie, originaria del Himalaya, fue plantada en la época en que el edificio albergaba un convento.

Este es apenas un ejemplo de esos árboles excepcionales que tantas veces pasan desapercibidos en una ciudad criticada por la falta de verde. Justamente para ubicarlos y ponerlos en valor, el ayuntamiento se ha propuesto realizar un inventario de árboles emblemáticos. La última vez que se realizó un esfuerzo similar fue en 2004, hace ya 11 años, cuando se hizo un «Catálogo de los árboles monumentales, notables y singulares del término municipal de Tarragona».

Así lo cuenta la concejal de Medi Ambient, Ivana Martínez, quien explica que la idea es inventariar los especímenes excepcionales teniendo en cuenta sus dimensiones, la rareza del su especie o el contexto en que crecen, entre otros. La intención, además, es señalizarlos adecuadamente y aprovechar el inventario para darlos a conocer a la ciudadanía.

Algunos ya están vallados, como el de la Diputació o el lledoner (en castellano almez) que se encuentra junto a la Quinta de Sant Rafael. Se sabe que fue plantado cuando se construyó la casa. La madera de sus ramas, muy flexible cuando está verde, es muy usada para fabricar todo tipo de herramientas.

Otros, en cambio, pasan más inadvertidos como el conjunto de pinos del Passeig Marítim Rafael Casanova llegando a la playa de L’Arrabassada. Han crecido mirando hacia tierra con peculiares formas empujados sobre la brisa marina. Pasa lo mismo con las hileras de enormes plataneros de la carretera vieja de Valencia o delante de la Tabacalera. No es casual que se plantara esta especie porque desde finales del siglo XIX y principios del XX Fomento obligaba a que las entradas a las localidades estuvieran señalizadas con hileras de esta especie que puede alcanzar hasta los 30 metros de altura.

 

17.000 especímenes

Respecto a la crítica de falta de árboles en la ciudad, Martínez explica que, aunque no existe un ‘censo’ del conjunto de especímenes, se calcula que hay 17.000 árboles sin contar los que hay en parques y zonas verdes. «Donde la zona lo permite, como en la avenida Catalunya, tenemos incluso doble arbolado».

Recalca, además que se hace un esfuerzo por reutilizar los árboles que son retirados, por ejemplo, durante las obras, en lugar de comprar nuevos. Mientras se decide su destino se cuidan en el vivero municipal ubicado junto al Francolí.

Cuenta Francisco Domínguez, ingeniero agrónomo municipal, que en pocas oportunidades toca tomar la decisión de qué especie plantar, ya que la mayoría de las calles tiene el mismo diseño desde hace unos cuarenta años y se procura reponer con la misma especie si alguno se muere. Cuando realmente toca elegir el arbolado de zonas nuevas se da prioridad a que no cojan plagas y que su crecimiento no afecte al espacio urbano.

No obstante, explica, hay que reconocer que los árboles urbanos viven más «estresados» que los del campo o los parques y sus principales enemigos no son las plagas sino el incivismo. Un ejemplo claro es el de los coches que aparcan ‘de oído’ contra sus troncos sin saber que ese gesto cotidiano «les lesiona poco a poco».

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