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Los stolpersteine son pequeños monumentos creados por el artista alemán Gunter Demnig, en memoria de las víctimas del nazismo. Estas piedras o adoquines forman el memorial más largo del mundo. Colocando a uno de estos ejemplares en la acera, delante del edificio en el que vivió uno de los desaparecidos, busca homenajearse a los arrestados y deportados por el nacionalsocialismo.
Ahora, Tarragona se ha sumado a la iniciativa. A partir del trabajo del Àrea de Patrimoni pudo elaborarse un Cens de Tarragonins Deportats als Camps de Concentració Nazis a la Segona Guerra Mundial, que permitió descubrir que un total de 29 tarraconenses fueron deportados durante este periodo. No obstante, el Arxiu Històric de la Ciutat tan solo ha podido identificar los inmuebles en los que estaban empadronadas diez de las víctimas, que son las que ahora tendrán este adoquín de color dorado, en recuerdo a estas personas.
La administración local ha proporcionado la información a Memorial Democràtic, que depende de la Generalitat, para que finalmente Tarragona recupere la memoria de estas víctimas, tal y como han hecho otras 1.800 ciudades de una veintena de países, que también tienen alguno de los más de 60.000 ejemplares existentes.
La concejal de Patrimoni del Ayuntamiento de Tarragona, Begoña Floria, destacó que «representa la visibilización de unos hechos que seguramente muchos tarraconenses desconocen».
La recuperación de la memoria de las víctimas del nazismo forma parte de las intervenciones del proyecto Espai Memòria. En colaboración con el Memorial Democràtic y la Associació de Víctimes de la repressió Franquista a Tarragona, en los últimos años se ha trabajado para instalar paneles informativos en los que se dan a conocer diferentes episodios durante este periodo en la ciudad. Es el caso de la que, ubicada en la Rambla Nova con calle Unió, recuerda la protesta de 1976 protagonizada por los trabajadores de la refinería en La Pobla de Mafumet, que se declararon en huelga por la muerte de cinco obreros en Vitoria.
La administración local quiere seguir apostando por esta línea. Así ya se han definido otros ocho puntos de interés. Es el caso de la Llibreria de la Rambla, que fue un centro de resistencia cultural, el Auditori Camp de Mart, en el que hicieron sus primeros mítines varias organizaciones, y la casa parroquial de Sant Josep Obrer, en el barrio de Torreforta.
La antigua comisaría de policía, en la sede de la actual Cambra de Comerç, la prisión provincial, en la avenida de la República Argentina, y el edificio de la CNS, en la calle Ixart, son otros de los puntos que se señalizarán.
Floria destacó que, la acción impulsada, centrada tanto en el franquismo como en la recuperación democrática, «es clave en los momentos actuales en los que vivimos». «La historia debe ayudarnos a preservar y conservar lo que tenemos», añadía la edil socialista.
