Tiempos para aprender a ‘soportarnos’

Estos días los expertos han estado insistiendo a las familias con niños sobre la importancia de mantener las rutinas, pero Jaume Descarrega, psicólogo y profesor de psicología en la URV, matiza: mantener los hábitos durante el confinamiento es importante, pero no se trata de hacer un «copia-pega» del día a día en la escuela, algo que, de todas formas, resulta imposible.

Explica que, aunque la idea es poner horarios y organizarnos, la palabra rutina no le gusta. «Justo ahora lo que tenemos que hacer es huir de la monotonía y desarrollar la creatividad y la imaginación», algo que los niños tienen muy presente. 

El Colegio Oficial de Psicología de Catalunya (COPC), del cual Descarrega es miembro, ha marcado algunas pautas en las que recomienda, por ejemplo, que a los niños hay que explicarles lo que está pasando de manera clara, sin mentir, y adaptándonos a su edad. Es la oportunidad, además, de hacerles partícipes, señala el psicólogo.

«La palabra adaptación es fundamental porque estamos viviendo una situación excepcional», señala. Cree que hay que aceptar que el confinamiento «a todos nos altera y esto va a tener consecuencias físicas emocionales».

En lo que se refiere a las rutinas escolares le explicamos que muchas madres, pasada apenas una semana de confinamiento, están agotadas tratando de que sus niños no pierdan el ritmo.
En este sentido, apunta que es clave no obsesionarse, aceptar también las sugerencias de los niños y saber que no será posible tenerlo todo controlado.

Días para la corresponsabilidad

Reconoce que, como pasa el resto del tiempo, las madres suelen llevar la mayor parte de la carga de la organización familiar, así que es un buen momento para pensar en la corresponsabilidad, que los miembros de la pareja participen por igual en el cuidado de los niños. «No tenemos por qué buscarle el lado positivo a todo, pero en este aspecto estamos ante una oportunidad».

El otro gran reto es cómo compaginar el teletrabajo en casa con el cuidado de los niños. Lo ideal, en la medida de lo posible, es que los padres se turnen, pero, si no hay más remedio, hay que explicar claramente a los niños que estamos trabajando y, a la vez, encontrar ratitos para estar con ellos.
Dice que hay que ser realistas porque no todo el mundo tiene   las mismas condiciones para montarse la oficina en casa y es probable que haya que compartir los mismos espacios. En este caso cree que se puede encontrar una fórmula (se puede echar mano de juegos) para que los niños sepan cuándo estamos disponibles o no. Es, además, una oportunidad de explicar a los hijos en qué consiste el trabajo que hacemos y por qué es importante.

Explica que, con frecuencia, los adultos nos quejamos de que no tenemos tiempo para compartir con los hijos, así que esta es una oportunidad. Recomienda que pensemos en cosas que puede que no hagamos habitualmente como recordar juegos y cuentos orales, o hacer álbumes familiares, de papel o virtuales.

Para no perder el contacto social también invita a algo que ya están haciendo muchas familias como videollamadas con los amigos y familiares.

Voz a los adolescentes

También reconoce que la convivencia con adolescentes puede resultar complicada. Explica que en estos momentos toca dar sentido a la palabra ‘soportarnos’ en todas sus acepciones, tanto la que tiene que ver con aguantarnos, como la que se refiere a darnos soporte, a apoyarnos.

Con los adolescentes puede que sea más difícil conseguir seguir el ritmo cotidiano, pero también hay que hacer un esfuerzo y marcar unos límites mínimos.

Eso no quita, no obstante, que no haya que escucharles de manera activa para ver cuáles son sus demandas y cuáles las nuestras y cómo podemos atenderlas. También hay que conseguir que entiendan su responsabilidad individual en esta situación sin precedentes.