'Titanic, the reconstrucción': Un viaje de historias y emociones

La muestra permite adentrarse en la vida de los viajeros del mítico barco y conocerles mejor

19 mayo 2017 19:41 | Actualizado a 21 mayo 2017 20:33
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Recorrer la exposición ‘Titanic, the reconstruction’, cuya botadura tuvo lugar ayer al mediodía estrellándose contra un trozo de la chapa del buque una botella ‘La Sonrisa de Reims’ –uno de los tres champagnes que se bebieron en aquel viaje–, es sumergirse de lleno en el mito del barco más famoso de la historia.

La fidedigna maqueta de nueve metros –la mayor del mundo– y la minuciosidad con que se ha cuidado hasta el último detalle permiten al visitante apreciar desde la sala de máquinas y las hélices funcionando a la iluminación de todas las salas, pasando por la piscina –fue el primer barco en incorporar una–, los salones del piano, los lujosos comedores, la mítica escalinata, los camarotes, las bodegas de carga...

También reúne la exposición una serie de objetos relacionados con el legendario trasatlántico. Allí se hallan desde algunas de las herramientas empleadas en su construcción hasta las partituras y los instrumentos que tocaban los músicos mientras el barco se hundía; desde el espectacular coche Brush de 1909 que tuvo que haberse embarcado –fue el primero conducido por una mujer, advirtió el presidente de la Fundación Titanic, Jesús Ferreiro– hasta una cabina Marconi idéntica a la que usó el Titanic para enviar los mensajes de SOS; desde réplicas de los vestidos de Eleonor Wildener al anillo y una blusa que pertenecieron a Millvine Dean, la pasajera más pequeña de aquel fatídico viaje, al que sobrevivió –falleció en 2009–; desde una placa informativa de bronce que la White Star Line entregaba a los dispensadores de billetes hasta réplicas exactas de los lavabos de primera y segunda categorías...

Pero, más allá del valor de todos estos objetos –el conjunto de las piezas expuestas ronda el millón y pico de euros, mientras que el valor de la maqueta en el mercado es «incalculable», según la comisaria de la muestra, Begoña Merino–, son las historias humanas a las que dan vida lo que hace realmente grande y única esta exposición. Y es que a través de ellos y de las anécdotas que nos cuentan es posible revivir momentos de heroísmo como los protagonizados por ‘la brigada negra’, los trabajadores de las calderas que, a pesar de ser los que menos cobraban, eligieron morir trabajando para que el barco tuviera energía hasta el último momento; o la desazón de la señora Wildener al no lograr que permitieran a su hijo subir al bote salvavidas pese a que no sabía nadar; o la de aquella mujer que, estando ya en el bote salvavidas, saltó otra vez al barco para, ya que había vivido 42 años con su marido, morir también con él...

Sí, ‘Titanic, the reconstruction’ es mucho más que una exposición que aglutina un conjunto de objetos más o menos valiosos; es, sobre todo, una oportunidad única para reconstruir lo que sucedió en aquel barco a través de la vida y los testimonios de los supervivientes. Es adentrarse en un viaje lleno de experiencias, de sentimientos, de emociones, de historias de amor y de desamor, de tristeza... De vida.

La muestra permanecerá en Tarragona hasta el 22 de mayo, cuando iniciará una gira mundial que la llevará a Vigo, Bilbao y Barcelona antes de partir a Burdeos, Latinoamérica y Estados Unidos.

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