Todo el día entre detenidos y presos

La Unitat de Trasllats de los Mossos del Tarragonès realizó 3.690 conducciones durante el año 2013. La mitad de los miembros está desde la formación del grupo. Para acceder no pasan ningún cursillo; cuando entran, reciben formación sobre cómo defenderse de un ataque y reducir a la persona

19 mayo 2017 23:27 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:44
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Es posiblemente una de las unidades más desconocidas de los Mossos d’Esquadra –y por extensión, del resto de cuerpos policiales que tienen las competencias de seguridad ciudadana–. Su labor no es ni la prevención ni la intervención contra la delincuencia. El Grup de Trasllats se encarga, como su nombre indica, de llevar a los presos o a los detenidos desde un punto a otro. Durante el 2013, los agentes adscritos a dicha unidad efectuaron 3.690 servicios. Prácticamente la mitad corresponden a detenidos para ser llevados al Juzgado correspondiente. A pesar de que para muchos ciudadanos puede parecer una labor poco atractiva, sí lo es para los miembros del cuerpo, especialmente por el horario. La unidad en sí trabaja de lunes a viernes por la mañana y tarde, mientras que el fin de semana sólo queda un pequeño retén.

El Grup de Trasllats del Àrea Bàsica Policial del Tarragonès está formado por veinte agentes –tres de ellos, mujeres–, tres cabos y un sargento. La unidad tiene unas características diferentes a las del resto, reconoce uno de sus responsables. Aunque puede ser apetecible por el horario, recuerda que sólo tratan con detenidos e internos de la prisión. Sobre los primeros, asegura que su estado no acostumbra a ser óptimo. «Nos encargamos de ellos muchas veces cuando llevan 48 horas encerrados en las celdas, situadas en el sótano de la comisaría de Policía Autonómica en Campclar.

 

Sin curso previo

Para entrar a formar parte del grupo no se requiere ningún curso previo. Cuando uno ya ha entrado sí se da una formación, como por ejemplo aprender a defenderse de un ataque y reducir al detenido sin hacerle daño. «Se requiere mucha mano izquierda», reconocen. La mayoría de los agentes lleva años en la unidad. Más de la mitad forma parte de ella desde su creación.

Antes de proceder a realizar un traslado, los agentes reciben una ficha de información básica sobre el detenido y sus características: nombre, destino, hora, si tiene alguna característica sanitaria o patología y si en un traslado anterior ha habido algún incidente. Dicha hoja es destruida una vez realizado el trabajo.

Uno de los aspectos que aprenden los agentes es a encontrar dónde esconden objetos los presos –principalmente tabaco y encendedores–, ya que no pueden llevar nada encima. No obstante, suelen ocultarlos en las partes íntimas.

Los agentes de la Unitat de Trasllats pueden desplazarse a cualquier punto del Camp de Tarragona como a las Terres de l’Ebre. Dentro de los destinos posibles, en Tarragona ciudad existen 19 –principalmente los Juzgados y la prisión–, 16 en el Camp de Tarragona y nueve en las Terres de l’Ebre. El más habitual, comenta uno de los cabos de la unidad, es el Juzgado de Guardia, adonde son llevados todos los detenidos.

En los traslados no se pueden hacer mezclas. En el mismo furgón no puede haber detenidos e internos de la prisión, hombres y mujeres, o adultos y menores.

La unidad dispone de cuatro furgonetas con celda, con capacidad para cinco detenidos o internos. Esta cifra nunca se alcanza cuando el destino es la zona de Tortosa.

Uno de los casos que ha tenido que atender la Unitat de Trasllats con un gran despliegue policial ocurrió en 2010 durante el entierro de un bebé hijo de un interno –con una condena larga y una conflictividad alta– y de una mujer en libertad. Ambas familias estaban enemistadas y se preveían altercados dentro del cementerio de Tarragona. A la ceremonia asistieron unas cincuenta personas. Como custodia se desplegaron dos equipos de ARRO –unidad antidisturbios– con doce agentes y dos cabos, y cuatro agentes y un cabo de la Unitat de Trasllats. No hubo incidentes.

 

Gran despliegue

Un amplio despliegue policial se montó en febrero del año pasado tanto en los exteriores de Palau de Justícia de Tarragona como en la sala y accesos a la sala de vistas de la Audiencia Provincial, donde se celebró el juicio contra cuatro hombres acusados de un crimen ocurrido en 2002 durante el atraco a una empresa del polígono Entrevies. Los Mossos habían recibido informaciones que apuntaban a un intento de fuga. Se preparó un amplio dispositivo para proteger tanto a los acusados –que llevaron chalecos antibala durante el juicio– como a la familia de la víctima. En cada sesión del juicio había entre 25 y 30 familiares. El dispositivo estaba formado por 14 agentes de los ARRO, dos policías de paisano con los familiares y dos agentes de custodia con cada acusado. No hubo ningún conflicto.

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