El Tiempo
Estado Carreteras
Whatsapp
Encuesta
Directorio Empresas
Juegos
El barrio de Torreforta es el punto donde más concentración de compuestos orgánicos volátiles (COV) hay del Camp de Tarragona. El municipio que se ve menos afectado es Prades. Estas son dos de las principales conclusiones que se pueden extraer del Observatori de la Qualitat de l’Aire, impulsado por Repsol y coordinado por la Fundació Institut Cerdà. El estudio ha analizado la calidad del aire en la demarcación durante el año 2019 gracias a los 26 puntos de medición repartidos por trece municipios. Se trata de la segunda edición de este observatorio y que, al igual que la primera, deja claro que los compuestos orgánicos volátiles presentes en el aire tarraconense no superan los límites establecidos según la ley.
La finalidad principal del observatorio, según explica su coordinador, Lluís Inglada, es dar respuesta a la inquietud del territorio sobre la calidad del aire. «Es un instrumento que pone a disposición información y conocimiento y que funciona como catalizador para plantear la mejora continuada», añade Inglada. La iniciativa surgió hace tres años de la mano de Repsol. En esta ocasión, la patronal AEQT también se suma al proyecto.
El estudio ha puesto el foco en 62 compuestos orgánicos volátiles. Se han detectado entre 40 y 50 y se han recogido más de 12.500 datos. En el 2018, se tomaron las mediciones en 6 poblaciones del Camp de Tarragona –todas cercanas al Polígon Nord–, más dos en municipios alejados, durante 4 meses. En 2019, el número de muestras ha aumentado. Se han colocado 26 puntos de medición en 13 poblaciones, en un período de entre 8 y 12 meses. En esta ocasión, también se ha puesto el foco en las inmediaciones del Polígon Sud.
El resultado es que Barcelona es el punto que presenta la mayor concentración de COV de los municipios analizados, llegando a un 68,84 microgramos por metro cúbico. En el caso del Camp de Tarragona, el barrio de Torreforta se encuentra en el número uno del ranking. La cantidad de COV que hay en el aire es des 61,72 microgramos por metro cúbico. Los impulsores del estudio defienden que la causa no solo es la cercanía de la industria petroquímica. «También hay que tener en cuenta la gran movilidad que hay en la zona», apunta Inglada. A Torreforta, le sigue El Serrallo y Constantí. Por otro lado, el municipio de Prades y Alcover son los puntos donde menos concentración de COV se ha identificado.
Los compuestos tóxicos
Hay que tener en cuenta que no todos los compuestos orgánicos volátiles son tóxicos. Los que sí lo son, y el observatorio analiza son el benceno y butadieno. En el caso del benceno, la legislación europea establece un límite máximo de inmisión en 5 microgramos por metro cúbico. Constantí es el municipio donde se encuentra más presencia de benceno en el aire. Donde menos es en Prades y Alcover. «Lo que queda claro en el observatorio es que todas las poblaciones analizadas están muy por debajo de lo que marca la legislación», asegura Inglada.
Por otro lado, en el caso del butadieno no existe una normativa clara, por lo que los impulsores del estudio cogen como referencia el límite del Ontario Ministry of the Environment, institución que recomienda que el nivel de inmisión de butadieno no supere los 2 microgramos por metro cúbico. El Morell y Constantí son los más perjudicados por este compuesto tóxico, mientras que Prades y Alcover siguen a la cola del ranking. Ninguno de los municipios analizados superan el límite recomendado por el gobierno de Canadá.
«Podemos estar tranquilos»
Por su parte, la directora general de Qualitat Ambiental de la Generalitat, Mercè Rius, aseguraba, durante la presentación del observatorio, que «los resultados demuestran que los niveles de compuestos orgánicos volátiles son bajos», y añadía que «podemos estar tranquilos». Rius apuntaba que, durante los dos meses que ha durado la pandemia, la calidad del aire ha mejorado, «lo que demuestra que hay otros factores que influyen, como el tráfico».
El director del Complex Industrial de Repsol a Tarragona, Josep Francesc Font, hacía hincapié en «la transparencia y el debate». Font explicaba que «es importante debatir una estrategia a seguir para mejorar», y añadía que «con este estudio, hemos conseguido avalar un método científico».
