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Paulino espera en las puertas de Urgencias los resultados de su mujer. Ella es enfermera del Hospital Joan XXIII de Tarragona y hace unos días que no se encuentra bien. Ayer decidió someterse a las pruebas para descartar el Covid-19. «Lo vivimos con normalidad. Sabemos que estos riesgos forman parte de su trabajo», decía Paulino. A su alrededor, tres o cuatro personas. La mayoría con la mascarilla puesta.
En la sala de espera del hospital se respiraba una tranquilidad aparente. Chari acompañaba a su hermano, delicado de salud. «Su enfermedad no tiene nada que ver con el coronavirus, pero sí o sí teníamos que venir», explicaba la mujer, quien aseguraba que «no es que sea valiente, es que es una urgencia y no quiero dejarlo solo».
La calma percibida en el exterior de los centros hospitalarios y ambulatorios nada tiene que ver con la situación que vive el personal sanitario. Ayer por a mañana, la gerencia del Hospital Joan XXIII se reunía con los trabajadores. El motivo era actualizar protocolos y medidas a tener en cuenta con el fin de prevenir el contagio de coronavirus y controlar la pandemia. Sobre todo, entre los profesionales.
La dirección restringe a solo una persona el número de acompañantes de los pacientes hospitalizados. También se recomienda al personal sanitario no acudir a la cafetería del centro y desayunar en el mismo puesto de trabajo. Además, los empleados del Joan XXIII deben comunicar a su superior cualquier síntoma respiratorio de infección. La Unitat Bàsica de Prevenció es quien decide si es conveniente realizar las pruebas.
Por otro lado, uno de los servicio que sufrirá más cambios en la organización es la unidad de hemodinámica, la que trata códigos infarto, por ejemplo. Según aseguran fuentes del Hospital Joan XXIII, habrá dos equipos de profesionales que trabajarán en días alternos, con el objetivo de que no tengan contacto entre ellos. De esta manera, en caso de contagio, el centro no se quedará sin el servicio.
También habrá alguna modificación en el circuito de radiodiagnóstico en caso de sospecha y el Banc de Sang anuncia que inicia una campaña, ya que las donaciones han bajado hasta un 30% en la última semana. Finalmente, la gerencia del hospital asegura que los protocolos habituales de limpieza y desinfección son suficientes para combatir el virus.
Faltan mascarillas
En el caso del Hospital de Santa Tecla, el centro ha habilitado una de las plantas para hospitalizar a aquellos pacientes sospechosos de estar afectados por el Covid-19. Por otro lado, el personal denuncia que queda poco material sanitario, como mascarillas y gel desinfectante. «La supervisora nos dice que debemos reutilizarlas, porque nos estamos quedando sin», explica uno de los enfermeros.
Por otro lado, en una reunión –también celebrada ayer por la mañana–, la dirección del centro no descartó reubicar al personal más vulnerable, como es el caso de las embarazadas.
En relación a la atención primaria, la Xarxa Santa Tecla pone a disposición de los usuarios unos números de teléfonos para cada CAP y así evitar las aglomeraciones en los ambulatorios. La organización pide a la ciudadanía que no se desplace hasta los centros, a no ser que se trate de un caso urgente.
«Debemos retrasar el contagio»
Fernando Vizcarro, presidente del Col·legi Oficial de Metges de Tarragona, asegura que «debemos retrasar lo máximo posible el contagio de este virus, porque nos preocupa que no tengamos suficientes medios sanitarios para poder tratar a todos los afectados». Vizcarro añade que, en la medida de lo posible, tenemos que quedarnos en casa y no salir de juerga. «Calma, las cosas pasarán, pero debemos seguir las instrucciones de los gobiernos y autoridades sanitarias», dice.
