Un Botijo de toro y otros regalos para políticos de TGN

Lista insólita. La relación de los obsequios que reciben el alcalde y los concejales está llena de todo tipo de objetos que se quedan en la Plaça de la Font

07 agosto 2019 13:50 | Actualizado a 08 agosto 2019 16:56
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La lista comienza apenas en agosto del año pasado y se para en junio del actual, pero no tiene desperdicio. El portal de Dades Obertes del Ayuntamiento de Tarragona acaba de actualizar la relación de regalos recibidos por el alcalde y los concejales del Ayuntamiento de Tarragona, quién se los obsequió y a dónde fueron a parar.

En total constan 108 regalos. El obsequio por excelencia son los libros (recibieron 42). Quien más regalos declara es el alcalde, en este caso Ballesteros por las fechas a las que se refiere la lista: cuenta 76.

El nuevo máximo representante municipal, Pau Ricomà, solo aparece en la relación cuatro veces. Las tres primeras hacen referencia a cuando todavía era concejal y le regalaron una bufanda del Nàstic, un plato de cerámica y una lámina. La cuarta, ya siendo alcalde, se estrenó con un CD de sardanas que ha tenido el mismo destino que la mayoría de los obsequios: «Biblioteca u otros fondos del ente» (municipal).

La política es no recibirlos

Fuentes del actual equipo de gobierno explican que la política del Ayuntamiento es, por norma, no aceptar regalos, a menos que sean de cortesía institucional, en cuyo caso se quedarán en dependencias municipales.

Pero ¿y si el regalo es una caja de bombones como la que le regalaron a Ballesteros en las Navidades pasadas? ¿Y el pastel de Santa Tecla que le obsequiaron en fiestas? El destino de ambos regalos aparece en el apartado «usos por parte del ente».

Más fácil fue la decisión con las botellas de vino y cava que llegaron provenientes de sitios tan diversos como el Comité Olímpico Español (12 botellas de Marqués de Riscal) la URV (tres botellas de la cosecha de los alumnos de Enología) o la AEQT (una botella de cava Maravellous), que fueron donadas a entidades benéficas.

Los concejales también declaran lo que reciben en los viajes, como la anterior concejal de Turismo, Inmaculada Rodríguez, quien en un viaje a Cuenca recibió una torta de miel y almendras y una botella de licor de Resolí, que fueron «usados por el ente» y un botijo con la forma del toro de Cuenca, que sí quedó en sede municipal.

A estas alturas es fácil preguntarse si hay capacidad en los despachos municipales para tanto obsequio (la lista sólo refleja 11 meses). Por ejemplo: ¿dónde andará la figura de la Colla Castellera de Madrid que trajeron cuando vinieron a la ciudad?, ¿lucirá alguna foto en aquel portarretratos que le regalaron a Ballesteros un grupo de señoras que lleva el nombre de Tecla?, ¿quedará sitio en alguna estantería para la figurita de porcelana con forma de caballo de Troya que le entregó a José Luis Calderón el alcalde de la ciudad turca de Çanakkale?...

Hasta vasos de plástico

Hay, además, regalos que cuesta describir, como un objeto que aparece como «una pequeña escultura de sobremesa en bronce (parece) con placa y peana».

Ningún objeto es demasiado insignificante para no aparecer en la relación. Constan hasta vasos de plástico, tasas de porcelana, camisetas y corbatas.

Quienes suelen llegar más cargados de regalos son los representantes de las ciudades hermanadas, que traen desde licores hasta «saquitos perfumadores».

En la categoría de belleza también hay dos concejalas que declaran haber recibido neceseres con cosméticos tras participar en un debate electoral.

En resumen, la lista habla más de souvenirs que de regalos que hagan peligrar la integridad de algún edil. Todo muy acorde con la Ley de Transparencia de 2013, que dice que los cargos electos no podrán aceptar «regalos que superen los usos habituales, sociales y de cortesía».

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