'Un atentado así te destroza la vida'

Irene Guinart era una niña cuando resultó herida, junto a su abuela y su madre, por la bomba que ETA colocó en el aeropuerto de Reus
 

03 mayo 2018 09:03 | Actualizado a 03 mayo 2018 09:18
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Irene Guinart Montell fue madre en 2016, justo cuando se cumplían 20 años de aquella bomba en Reus que le cambió la vida. Desde Castellvell del Camp, donde reside, revivió en esos primeros momentos de maternidad sensaciones en su bebé, con el deseo de protegerle y de evitarle aquel sufrimiento que trastornó su infancia y que dio un vuelco de 180 grados a su vida. «Dicen que de esperanza se vive… Así que pienso positivamente que mi pequeño y el resto de niños de la nueva generación tengan esa paz y felicidad, ya que a muchos de nosotros nos fue arrebatada», dice ella, que procura rememorar lo mínimo. 

Irene tenía nueve años. Resultó herida junto con dos miembros más de su familia, su madre, Maribel Montell Lorenzo, y su abuela, María Lorenzo Mielgo. Fueron tres de los más de 40 heridos que provocó aquella bomba ubicada en una papelera, que vino a torpedear la campaña de verano en el corazón turístico de la Costa Daurada.

A la pequeña Irene le estallaron los tímpanos. Trozos de metralla se clavaron por su cuerpo. Aún quedan marcas en sus brazos o sus piernas. Ella ha podido salir adelante a base de esfuerzo y sacrificio para poder pasar página y olvidar el peor episodio de su vida. «Puedo decir que físicamente he quedado bastante bien después de todo lo que pasé», confiesa. Aquellas heridas tardaron en curarse, pero lo hicieron. Más costó restablecerse emocionalmente. «De la parte psicológica no puedo dejar de pensar en cómo hubiera sido la vida sin haber sufrido ese atentado. Es muy duro. Te destroza la vida totalmente», cuenta. 

La familia Guinart Montell estuvo siempre marcada por esa barbarie de ETA. «Me ha quedado esa nostalgia, de si mi madre seguiría aquí con nosotros. Ella nunca levantó cabeza», reconoce. Su madre, Maribel Montell, era trabajadora de la limpieza en el aeropuerto. Sufrió heridas graves en las piernas pero pudo recuperarse del percance, tras mucho tiempo de lucha. Falleció hace cuatro años, y lo hizo, como buena parte de los heridos, con la sensación de olvido. 

Las efemérides de aquel atentado, que no dejó fallecidos pero sí un reguero de heridos, pasó desapercibido durante mucho tiempo para buena parte de la opinión pública. 

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