Un día de laboratorio para despertar el interés científico

Desde este lunes 350 alumnos de secundaria de 12 institutos están pasando por el programa Teens’ Lab que organizan la URV y BASF

25 enero 2019 09:28 | Actualizado a 25 enero 2019 09:29
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La clave está en 16 botes de cristal transparente, todos del mismo tamaño y con un polvo blancuzco en el interior. El reto consiste en identificar qué sustancia se esconde en cada uno. 

El desafío científico mantiene entretenidos durante buena parte de la mañana a una treintena de adolescentes. Son los alumnos que acuden al Teens’Lab, un proyecto que llevan adelante, por quinto año consecutivo, la Universitat Rovira i Virgili y la empresa BASF. Pol Ollé, responsable del proyecto, cuenta que este año, desde el 21 de enero hasta al 1 de febrero, pasarán por el mismo 350 alumnos de 12 institutos del Camp de Tarragona. 

La actividad, que se desarrolla en los laboratorios de la Escola Tècnica Superior d’Enginyeria Química, ETSEQ, comienza con el rito de ponerse la bata. Parece un gesto menor, pero ayuda a los jóvenes, alumnos de cuarto de la ESO, a sentir que lo que van a hacer va en serio. 
Carles Lozano, coordinador del programa APQUA de la URV, explica que la práctica que harán esta mañana no dista mucho de la que podrían hacer los alumnos en el primer curso de la universidad. Además, aunque los materiales con los que trabajarán son prácticamente inocuos, sí que aprenden a trabajar con todas las garantías de seguridad.

Del olor a la llama
Los experimentos que van a hacer hoy llevan por título ‘El laberinto de las sustancias’, han sido diseñados por BASF y los monitores que guían a los jóvenes en el proceso son alumnos de la URV. La idea es despertar vocaciones científicas, especialmente en el campo de la química, justo en el momento en que los chicos deben decidir qué camino seguirán en los estudios. 

Lo divertido llega con los experimentos en sí. Por un lado, un grupo de chicos pone un poco de la sustancia al fuego. Otros simplemente están acercando la nariz a los botes. La idea es que puedan estudiar las sustancias de manera independiente aplicando métodos físicos y químicos. Los chicos experimentan con el aspecto, el olor, la capacidad de fermentación, la densidad, la solubilidad, el PH...  
Philipe Lemoine, alumno del Institut Josep Tapiró de Reus, cuenta que en un futuro le encantaría verse trabajando en un laboratorio como este, «así que ahora toca trabajar duro en el bachillerato». Explica que «experimentar es divertido, se aprende más». 

Muy cerca, Nora, Khawla, Kamila y Melani cuentan que a ellas también les gustaría estudiar alguna carrera científica. Sobre todo Melani tiene claro que muchas chicas a las que, de niñas, les gusta la ciencia, cuando se hacen mayores terminan estudiando otras cosas, «es que se tiene la idea equivocada de que hay carreras que son para hombres y como la mayoría de los investigadores que conoces son hombres...».
No obstante, explica Lozano, en ingeniería química, a diferencia de otras ingenierías, se está muy cerca de la paridad entre hombres y mujeres. 

La actividad concluye con un recorrido por el centro de producción de BASF, donde los chicos pueden acercarse al funcionamiento de la industria.

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