'Un día pondré el pie en un escalón y el bloque se hundirá'

Los vecinos de Centcelles viven con una separación de 10 centímetros entre el rellano y la puerta de su vivienda. Las grietas afectan a todo el municipio, incluyendo edificios públicos

05 octubre 2019 09:00 | Actualizado a 05 octubre 2019 09:14
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Antonia se ha visto obligada a instalar una rampa de metal en la entrada de su casa. El motivo es que entre el rellano de la escalera y la puerta de su piso hay una separación de 10 centímetros. Es vecina del barrio Centcelles, más conocido como las 600 viviendas de Constantí. Desde hace muchos años conviven con grietas y otros problemas estructurales. «Un día pondré el pie en un escalón y todo se irá para abajo, se hundirá. Da miedo vivir aquí. Los pisos se están separando cada vez más de la escalera», explica Carmen Marco, presidenta de una de las comunidades de vecinos.

El barrio Centcelles tiene nueve islas con un total de 600 viviendas de protección oficial, que se construyeron a principios de los años 70. El 30% de los pisos son propiedad de la Agència de l’Habitatge de la Generalitat de Catalunya. La mayoría de las familias que viven en el barrio no cuentan con suficientes recursos para poder solucionar las deficiencias estructurales de sus viviendas. A todo esto, cabe sumar que el choque entre las administraciones –Ayuntamiento y Generalitat– retarda las mejoras previstas.

Los vecinos del bloque 13 de la calle dels Horts decidieron hace dos años apuntalar la escalera. «Se pasan la pelota unos a otros. Pero lo único cierto es que aquí vivimos inseguros y con miedo. Alguien debería darnos una solución», asegura Marco. Antonia, por su lado, explica que no quiere que nadie le visite. «Primero, por vergüenza y segundo, porque hay tanta separación entre la escalera y mi piso que tengo miedo de que alguien se lesione», comenta.

Saray es vecina del bloque 10 de la misma calle. «Tenemos una grieta tan grande en el techo que, cuando llueve, el agua cae a chorros. Además, hay que tener cuidado a la hora de cerrar la puerta, porque nos caen piedras. Pensad que cabe una pierna entre escalera y piso», relata Saray, quien añade que «yo creo que no se cae la casa porque los bloques se apoyan unos a otros. Pero ya os aviso de que un día tendremos un susto». En este caso, el problema se centra sobre todo en las escaleras que hacen esquina. Las paredes perpendiculares se están separando y, visualmente, la sensación es muy bestia.

¿Subvenciones?

Las deficiencias estructurales no solo afectan a las 600 viviendas. Se expande a los inmuebles del centro histórico, a la iglesia y a la mayoría de equipamientos municipales, como el depósito de agua, el ayuntamiento o el polideportivo, entre otros. Parece ser que el origen del problema es la existencia de zonas de arcillas expansivas. «Se trata de un tipo de terreno que se contrae y se dilata dependiendo de lo húmedo que esté. Y esto provoca el movimiento», apunta el arquitecto municipal de Constantí, Christian Twose, quien asegura que «esto ocasiona que los edificios se levanten más de un lado que del otro. De aquí las grietas». Algunos expertos se han atrevido a responsabilizar de la situación las obras del AVE y de la autovía A-27, pero Twose añade que «es muy complicado saber si las infraestructuras han podido modificar el terreno».

Hace unos días, el alcalde de Constantí, Óscar Sánchez, se reunió con la directora de la Agència de l’Habitatge de Catalunya, Judith Gifreu, y con el secretario d’Hàbitat Urbà, Agustí Serra. «Les llevamos hasta las viviendas del Grup Centcelles y rápidamente decidieron poner en marcha algunas medidas, como por ejemplo constituir las escaleras. De esta manera, se podrá convocar una reunión con los presidentes de los bloques para empezar a buscar soluciones», explica el alcalde del municipio, quien añade que «la administración autonómica nos aseguró que está trabajando en algunas alternativas y propone subvencionar a aquellos vecinos que no cuenten con suficientes recursos económicos para hacer frente a unas obras tan costosas».

Y es que la ley marca que es el propietario quien debe hacerse responsable de la conservación de sus bienes. «Tanto la Generalitat, como propietaria mayoritaria de los inmuebles, como el Ayuntamiento trabajaremos conjuntamente para explicar al resto de los vecinos las posibles soluciones», añade Sánchez.

En la calle Mayor –la vía más céntrica del municipio– también hay inmuebles afectados por las grietas. Algunos de ellos están vacíos y aparentemente abandonados, lo que complica aún más la situación. El Ayuntamiento ha requerido a los propietarios que solucionen los problemas estructurales. Si no hacen caso de los avisos, el Consistorio deberá tomar cartas sobre el asunto, ya sea en forma de sanciones o poniendo remedio de forma subsidiaria.

Cabe apuntar que en las últimas semanas se han derrumbado los techos de dos viviendas de Constantí, a causa de la acumulación de lluvia. Según el arquitecto municipal, «nada tendrían que ver estos sucesos con las grietas».

El polideportivo también

En los últimos años, el Ayuntamiento se ha dedicado a buscar soluciones para sus equipamientos. En el año 2009, terminaron las obras del palacio municipal. Este verano, empezaron los trabajos para construir el nuevo depósito de agua. «Estaba agrietado y tenía varias fugas. Vimos que salía más a cuenta hacerlo de nuevo que repararlo», explica Sánchez. El estado del depósito fue el culpable de los continuos cortes de suministro que el municipio sufrió en el pasado.

Otro de los equipamientos dañados es el polideportivo. Hay una grieta de 4 metros de altura y de 2 centímetros de anchura. Se han instalado dos testigos que indican que el movimiento ha sido mínimo y las grietas se han estabilizado. «Por lo tanto, se pueden seguir realizando las actividades habituales», asegura el arquitecto municipal. ¿Y la iglesia? De ella hablaremos otro día. Merece un capítulo a parte.

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