Un juicio a todas las mujeres

Las pasadas Navidades mi amigo invisible, que sabía que me gusta leer un poquito, me regaló una historia... negra. Oscura desde el principio y hasta el final.

No es la primera novela de la italiana Antonella Lattanzi, pero sí la primera que aterriza en España. 

Carla Romano y Vito Smeraro son una pareja casada desde hace más de dos décadas. Carla, de Roma y Vito, de Massafra, se conocieron muy jóvenes y el amor surgió de inmediato. 

Veinte años después, a los pocos meses de dar a luz a su última hija, Maria Addolorata (Mara) y tras muchas dudas y temor, decide separarse de Vito. 

Él, un hombre grande y apuesto, la imagen perfecta para todos sus familiares, amigos y conocidos, encerraba en casa a Carla, presa de sus celos tan absurdos como patológicos, mientras él se iba a trabajar. Año tras año fue acotando su libertad y minando su personalidad y su seguridad: no podía llevar falda, no debía mirar a prácticamente nadie por la calle, la forzó a dejar de hablar con su círculo cercano,...

Y aunque Carla obedeciese, era raro el día que no recibiese una paliza. Un vaso mal colocado o una palabra cuando él no la esperaba podían despertar su ira. Únicamente sus dos hijos mayores, Nicola y Rosa sabían cómo era realmente Vito Smeraro.

Tiempo después de haberse divorciado, un caluroso 6 de agosto de 2012 es el tercer cumpleaños de Mara. Por petición insistente de la pequeña, Carla invita a su ya exmarido a la fiesta, organizada únicamente para los cinco integrantes del núcleo familiar en la casa del hermano de Carla, que está de viaje por trabajo. La noche parece transcurrir tranquila y los jóvenes Nicola y Rosa deciden marcharse. Su padre, en el último instante, pide quedarse un momento más para despedirse de una Mara que ya duerme. 

El 7 de agosto Vito no acude a trabajar, no contesta a las llamadas de su hermana Mimma ni a los mensajes de su amante durante casi veinte años, Milena. Semanas después, un joven de paseo con su perro, descubre un cadáver en un vertedero a las afueras de Roma. Tardaron en reconocerlo porque había sido alimento para las gaviotas: era Vitto Smeraro. 

El forense, no obstante, fue claro: la causa de la muerte, dos heridas de arma blanca, una en la espalda, otra en la yugular.

Sospechas, interrogatorios, coartadas,... y arranca el juicio. 

Un juicio, que como indica el libro, ‘es un juicio a todas las mujeres’: crítico, cero empático, doloroso, cruel y, en muchas ocasiones, tan injusto que llega a herir profundamente. Una historia que aunque a veces indigna y angustia, atrapa hasta el final. 

    Una historia negra

• Autor: Antonella Lattanzi
• Editorial:  Reservoir Books
• Páginas:  288