Un ‘petó i adéu’ contra el caos en la entrada a los colegios

El proyecto piloto ya ha comenzado a funcionar en las escuelas Tarragona y Pràctiques

04 octubre 2019 08:00 | Actualizado a 05 octubre 2019 18:22
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Faltan diez minutos para las nueve de la mañana, hora de entrada de los niños de la Escola Tarragona. En una encuesta informal cuesta encontrar familias que vengan caminando, muchos acuden en vehículo particular porque viven en otros barrios, como Sant Pere i Sant Pau o Sant Salvador.

Hasta no hace mucho esta era una hora crítica con caos de tráfico asegurado. La calle donde se encuentra la escuela tiene solo un sentido de ida y otro de vuelta, acaba en una rotonda y, para remate, del otro lado se encuentra la entrada de Urgencias del Hospital Universitari Joan XXIII y el espacio tiene que estar despejado para que entren las ambulancias.

A finales del curso pasado se puso aquí en marcha el proyecto piloto ‘Petó i adéu’, que consiste en reservar una zona para que los padres puedan aparcar momentáneamente (tres minutos) frente a la escuela.

Paralelamente, la Guàrdia Urbana realizó una campaña de información y sensibilización.

Los padres consultados consideran que la medida de dejarles aparcar en esta zona a las horas de entrada y salida, acompañada de los elementos que pusieron en el suelo para impedir el paso de un carril a otro, han conseguido pacificar el tráfico en la zona.

Sara Cruz, presidenta del AMPA de la escuela, reconoce que, aunque hay aspectos por pulir, como colocar una señal más visible, la medida está dando resultado.

Cree que contar con más señalización también podría ayudar a que algunos padres y abuelos que se exceden de los tres minutos, dejen de hacerlo.

Desde el Ayuntamiento adelantan que próximamente está previsto colocar nueva señalización vertical y en el pavimento.

También en Pràctiques

La otra escuela donde se puso en marcha la prueba piloto, en vista de su buena predisposición, fue la Escola Pràctiques, donde también el número de alumnos que llega en coche es significativo.

Su director, Josep Ramon Boix, cree que la medida está resultando muy acertada. Allí tenían muchos problemas, especialmente a la salida, «porque las llegadas son más escalonadas, pero a la salida tienes a todos los coches esperando a la vez».

Boix también apunta que la zona se deberá señalizar mejor y, sobre todo arreglar una de las aceras para que el tráfico acabe de ser más fluido. Desde el Ayuntamiento aseguran que estas obras también están previstas.

La siguiente escuela a la que se extenderá la iniciativa es la Escola Ponent, ubicada en la avenida President Tarradellas. Para esta puesta en marcha también se procederá a rebajar una acera.

Muchas zonas por ‘pacificar’

No obstante, estas escuelas no son, ni mucho menos, las únicas de la ciudad en las que las horas de entrada y salida de los colegios se convierten en un auténtico caos para los conductores.

Tal es el caso de las Carmelites, en Estanislau Figueres, donde a las horas de entrada y salida los coches ocupan un carril entero. Situación parecida ocurre en las Teresianes, en plena Rambla Nova, donde con frecuencia los coches aparcan por igual en la parada de autobús que en la plazoleta de la Monument als Herois.

Respecto al Col·legi Lestonnac en la Part Alta (donde tradicionalmente ha habido muchos problemas de tráfico) el Ayuntamiento explica que la posibilidad de poner en marcha un ‘Petó i adéu’ fuera de la muralla «es una iniciativa que se encuentra en fase de estudio y que requiere consenso e implicación de todas las partes». Señalan, además, que allí ya se ha habilitado una zona para dejar a los niños en la calle Sant Pau.

Toda la casuística del tráfico en las escuelas consta en un detallado informe que ha entregado la Guàrdia Urbana al Institut Municipal d’Educació de Tarragona.

Desde la policía local aseguran que el programa de protección escolar que tienen en marcha, tanto para garantizar la seguridad de los alumnos como para regular el tráfico, llega cada semana a 19 centros educativos de la ciudad.

¿Y si vamos caminando?

Otra cuestión que deja en evidencia el caos de coches en torno a las escuelas es: ¿Por qué hay tantos niños que viven lejos en un sistema que se supone prima la proximidad?

La otra gran pregunta, en el caso de los que viven cerca, es: ¿Por qué no se va al cole caminando?. Jana, de nueve años, reflexiona a la entrada de la Escola Tarragona: «Hay muchos coches, esto contamina un montón». Otra madre reconoce que podría ir caminando pero coge el autobús «porque las mochilas que llevan pesan demasiado».

Al detectar de lo que estamos hablando una abuela que viene en bus aprovecha para explicar que no lo tiene fácil porque los horarios no coinciden con la salida y a veces ponen vehículos muy pequeños (línea 23) en los que no se cabe. Varias madres asienten mientras una recuerda que otra tarea pendiente desde hace años es la colocación de una marquesina que se han cansado de pedir sin éxito: «Aquí si llueve no hay donde meterse».

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