Un último adiós compartido a las víctimas de la covid-19

Un total de 300 personas asistieron a la misa en homenaje a los fallecidos por el coronavirus que se celebró en la Catedral de Tarragona

27 julio 2020 08:50 | Actualizado a 27 julio 2020 09:00
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«Ha sido muy duro, era mayor pero estaba bien. Lo peor es que no pude estar con ella, no me pude despedir ni acompañarla en sus últimos días. Aún me atormento pensando que igual creía que ya no quería visitarla ni verla». Así resumía Pilar como fue perder a su madre de 91 años a causa del coronavirus. Lo recordaba con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada a las puertas de la Catedral de Tarragona minutos antes de la misa en honor a los cuatro sacerdotes fallecidos durante el confinamiento y a todas aquellas personas del territorio víctimas de esta pandemia mundial. Los sobrinos de mossèn Ricard Cabré i Roigé, que falleció el 24 de abril, también estuvieron presentes. «Nuestro tío tenia varios problemas de salud pero la situación vivida y el encierro acabaron con él», declaraban sus seis sobrinos, quiénes añadían: «Somos muchos en la familia, lo peor fue no poder despedirse de él ni pasar por esto todos juntos».

El redoble de las campanas marcando las 18.00h en punto daba inicio a la misa con una Catedral en silencio que acogía una de los primeros actos después de su reapertura hace tres semanas. Más de 50 familiares de los cuatro mosens, familiares de las víctimas de la Covid-19 o representantes de diferentes instituciones o entidades llenaron el aforo máximo de 300 personas. También asistieron autoridades como el alcalde de Tarragona, Pau Ricomà; el alcalde de Reus, Carles Pellicer, el alcalde de El Vendrell, Kenneth Martínez; el alcalde de Vila-seca, Pere Segura; el alcalde de l’Arboç Joan Sans; o el delegado territorial del Govern de la Generalitat en Tarragona, Óscar Peris.

Una despedida compartida

Del redoble de campanas se pasó de nuevo al silencio en señal de despedida, aunque esta vez, los familiares pudieron compartirla y celebrar un sentido homenaje. Todos los asistentes respetaron la distancia de seguridad y mantuvieron en todo momento la mascarilla, algo que no impidió que se creara un ambiente cálido con miradas cómplices entre personas desconocidas pero que conocían bien el sentimiento de perder a alguien en plena pandemia mundial y con un confinamiento que hacía casi imposible poder asistir a su funeral o al menos, poder hacerlo con sus seres queridos.

El silencio que invadió la Catedral por unos instantes se rompió con la primera plegaria cantada. En las primeras filas se encontraban algunos de los familiares como los sobrinos del mossèn Ricard Cabré que por fin vivieron una despedida todos juntos. Las principales autoridades también disfrutaron de la misa des de primera fila. El olor a incienso y las primeras palabras en reconocimiento a los cuatro mosens fallecidos llenaron la Catedral de un ambiente que aguantó con solemnidad durante poco más de una hora y media.

Las plegarias fueron leídas por un médico, un familiar de uno de los mosens fallecidos, un familiar de una víctima de la Covid-19 y un miembro de la Comissió diocesana constituida para hacer frente a los efectos de la pandemia. Durante la misa también se destacó la figura de la gente mayor, uno de los sectores de la sociedad más afectados por esta crisis sanitaria.

Además, también se dedicaron unas palabras en agradecimiento a la labor de los sanitarios. «La pandemia será derrotada por los anticuerpos de la solidaridad». Con esta expresión, el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, lanzó un mensaje de esperanza a todos los asistentes que al fin pudieron dar un último adiós a sus familiares.

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