Una especie en extinción VS. las especies invasoras

Daños colaterales. Los parkings de patinetes hacen aún más difícil la ardua tarea de aparcar. Todo sea por el medioambiente

16 mayo 2021 17:14 | Actualizado a 24 mayo 2021 19:40
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De acuerdo con que Tarragona fuera pionera en reducir la velocidad a 30 kilómetros por hora. Buena y ecológica idea convertirnos en una ‘tortuga-city’. Vale que cada vez haya más carriles bici, incluso cuando algún ciclista no los utilice, como ha podido observar en más de una ocasión el que suscribe en el Passeig Marítim, en sentido al Serrallo. Por supuesto, faltaría más, respetar la distancia lateral al adelantar al ciclista, pese a que a veces ocupen todo el carril y vayan de charleta (tienen derecho, ojo), como ha sucedido en el Moll de Costa (en la calzada, no en el carril bici). Nada de criticarles cuando se saltan semáforos en rojo (como hizo un ciclista a las 11,27 h. del viernes en el Passeig de la Independència para girar hacia Manuel de Falla, es decir, rodear Tabacalera). Todo sea por la movilidad sostenible.

Sigamos en plan ‘verde’: perfecto que los patinetes se extiendan por Tarragona. Incluso, parafreasando el anuncio del Scattergories, aceptamos patinete como elemento de movilidad y no como un juguetito de moda. No pasa nada porque algunos usuarios se salten las normas de tráfico y conviertan la conducción en un peligro. No es culpa del instrumento sino de quien lo emplea. Ok.

Venga, también es guay que cada vez haya más impuestos a los vehículos. Y que se quiera imponer un peaje en las autovías. Ahora que nos libramos del peaje en las autopistas para ir a Valencia o Barcelona, nos tocará pagar en las autovía para acercarnos a Vandellòs. ¡Qué le vamos a hacer! Los catalanes ya estamos acostumbrados a pagar por todo. Unos cientos de euros al año no nos vienen de aquí. Total, a saber si habrá un Govern que nos los cobre.

La elección de los lugares donde coger los patinetes parece hecha exprofeso para fastidiar a los automovilistas

Pase también que el PP se rasgue las vestiduras y arremeta contra la idea socialista de los peajes en autovías. No le recordaremos a Pablo Casado que su exjefe, Mariano Rajoy, encargó, en febrero de 2018, cuando aún era presidente del Gobierno, un informe a la empresa estatal Ineco (Ingeniería y Economía del Transporte). El informe era para fijar peajes en las autovías de 246 euros anuales por turismo y 7.066 euros por camión. Típico de los políticos: criticar lo mismo que hacían o hacer lo mismo que criticaban.

Sí a la ley contra el cambio climático aprobada el pasado jueves. Todo sea por el medioambiente, que el cambio climático existe aunque lo nieguen Donald Trump y su sucursal hispánica, Vox. Pero, al paso que vamos, los conductores nos convertiremos en una especie en extinción tal cual la cigüeña negra, el lince ibérico o la foca monje del Mediterráneo. Y que no se me ofendan los animalistas, por favor. Es broma. Lojuro por el chorlitejo patinegro. Especie en extinción acosada, dicho con cariño, por las nuevas especies invasoras: los parkings de patinetes. A su lado, el mejillón cebra, el caracol manzana o el cangrejo azul no son nada. 
Sí, ya lo sé. Si queremos que se usen los patinetes, hay que desperdigarlos por la ciudad y aparcarlos con esmero. ¿Pero no era posible hacerlo con un poco más de cuidado? ¿Pensando en no fastidiar tanto a los sufridos tarraconenses que nos desesperamos día sí, día también, para aparcar en el centro sin tener que dejarnos gran parte del sueldo?

Vamos con los ejemplos. Uno de los aparcamientos de patinetes está en el Passeig Marítim en una ahora extinta zona blanca, donde dejaban el coche, por ejemplo, los que iban a tomar el tren. A solo cien metros de otra serie de enganches. ¿No se hubieran podido instalar bajo la plataforma del Miracle? Hay espacio de sobras. 

Los patinetes han sustraído aparcamiento en la calle Josep Carner (en el barrio de la Arrabassada). ¿Y si los hubieran puesto justo enfrente? 

En la playa de la Arrabassada, cerca del antiguo preventorio, también roban plazas a los coches. ¿Y si se hubiesen colocado justo a la entrada al preventorio?

Suma y sigue. En la calle Enric d’Osso han ‘volado’ plazas naranjas, de las de un euro. ¿Por qué no haber puesto los patinetes más cerca de la zona de los juzgados? Se eliminó la parada de taxis, cierto, pero es que nunca debió existir. En los meses que estuvo en funcionamiento, solo una vez vi un taxi. Tienen una parada a pocos metros, en Pere Martell. 

La Rambla Nova, a la altura de la estatua dels castells, o el Serrallo son otras ubicaciones ‘anticonductores’. Se podían haber puesto en las aceras. ¿En las aceras? Sí. Igual que en el Port Esportiu o en la Plaça Imperial Tarraco, esquina Avenida Marqués de Montoliu.

Imagino a National Geographic contactando con la Tarragona Film Office para grabar un documental. El locutor o la locutora, con una voz de esas monótonas de los programas sobre el Serengueti de las tardes de La 2, recordará que «hace años en esta ciudad existía una especie que cogía un coche y podía aparcar en el centro. Eran los automovilistas. Muchos desaparecieron engullidos por sus depredadores, los patinetes». Mientras, algún británico medio dormido se despertará al oír «Tarragona» y le dirá a su pareja: «¿Tarragona?¿Eso no está cerca de Salou?». Cosas de nuestra acertada promoción turística.

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