Una fachada marítima ‘low cost’ es posible

La pasarela y la renovación del Passeig Marítim cambiarán la relación con el mar. ¿Y si nos proponemos dejar a la mínima expresión el cinturón de vías?

02 junio 2018 07:48 | Actualizado a 04 junio 2018 09:38
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Dentro de unos pocos días entrará en funcionamiento la pasarela del Miracle. En menos de cinco minutos podrá bajarse desde el Balcón del Mediterrani a la playa, lo que definitivamente romperá una barrera que hasta el momento se había presentado como insalvable.

La pasarela es una solución de mínimos y habrá opiniones para todos los gustos sobre su estética y funcionalidad. Pero es indiscutible que cambiará la relación de los tarraconenses con el mar de una forma que ya no tendrá vuelta atrás.

Si a las obras de la pasarela le sumamos la reforma del Passeig Marítim, la franja litoral habrá vivido una de sus transformaciones más importantes en muchísimos años. 

El espíritu crítico que impera en esta ciudad seguro que no nos dejará ver la importancia de estos pequeños avances.

Se seguirá recordando que un día hubo un proyecto de fachada marítima y que deben eliminarse las vías, soterrarse o lo que sea para cerrar definitivamente esta cicatriz. ¿Y si miramos el vaso medio lleno? La ciudad de Tarragona ha vivido de espaldas a su litoral.

De hecho, lo sigue haciendo, cuando este podría representar uno de sus principales motores.
La imagen de la playa de vías desde el Balcó del Mediterrani sigue presentándose como una barrera.

Ese cinturón ferroviario debería convertirse en una obsesión. Y aquí no se trata de construir castillos en el aire y plantearse de nuevo proyectos inasumibles, sino de pensar en cómo  conseguir mejoras que contribuyan a esta transformación ya iniciada.

Diez vías

La estación de Tarragona suma un total de diez vías. Dos están ubicadas en el lateral, que son las que se utilizan para las Cercanías; otra queda en frente del andén principal, por donde circulan los convoyes de largo recorrido hacia València; desde el andén central se accede a las vías 4 y 6, con más tráfico, ya que por allí circulan los Regionales y Catalunya Express y, finalmente, hay otras cinco básicamente para las mercancías.

Todo esto teniendo en cuenta que, con las obras de mejora de la estación, se eliminó una, lo que permitió ampliar los andenes e instalar las escaleras mecánicas y los ascensores.

Mínimizar el impacto

¿Es necesario semejante despliegue? ¿Y si se intenta dejar a la mínima expresión este cinturón? Si uno pasea por delante de la estación comprobará que el estado de abandono de las plataformas es significativo.

La hierba va abriéndose paso entre unas traviesas que en algunos casos aún son de madera. Pese a ello, ninguna de estas vías se ha etiquetado como inservible. 

Cuando se proyectó la pasarela se previó la eliminación de la plataforma más próxima al mar y, tras una intensa negociación, en la que el ente gestor Adif se mostró intransigente, la vía sigue allí. 

Josep Grau, del sindicato UGT de Adif, explica que el conjunto de las plataformas se utilizan. Ya sea para las mercancías, como apartadero o para el acopio de materiales, por el momento no se ha dado de baja ninguna.

Por norma general los convoyes de carga no pueden detenerse en la estación. Tan solo si tienen que esperar el paso de otro tren o si hay que realizar una maniobra hacia Entrevies. Este tiempo a veces se prolonga. 

Pero, ¿es de recibo que una ciudad como Tarragona tenga delante de su playa hasta cuatro vías que no son utilizadas para los pasajeros? Sin lugar a dudas, cualquier cambio pasa por buscar una solución para las mercancías, para que no crucen el frente litoral.

Si algún día Tarragona es capaz de sacar los vagones de carga por el interior y la línea de la costa se queda exclusivamente para los pasajeros, la situación sería muy diferente. «Podía prescindirse de las plataformas 16, 14, 12 y 10, quedándose la estación tan solo con tres o cuatro vías», argumenta Grau.

El panorama podría cambiar sustancialmente. La ciudad ganaría un espacio muy valioso en primera línea de costa y, lo más importante, dejaría a la mínima expresión este cinturón ferroviario por el que tan solo circularían los convoyes de Cercanías y de media distancia, los que, en definitiva, ofrecen un servicio al ciudadano.

Un proyecto de ciudad

En diferentes momentos y en proyectos varios se ha planteado la posibilidad de mover la estación al Carrer del Mar e incluso junto a los Tinglados. Ya habrá tiempo para pensar si hay la fórmula para que las vías pueden quedar más integradas en el entorno o incluso si puede estudiarse la posibilidad de cubrir algún tramo.

Alternativas para explorar hay muchas, pero la transformación que representaría para la ciudad debería permitir empezar a caminar para intentar afrontar el reto. El reto de ciudad es olvidarnos de las inversiones irrealizables para, con los pies en el suelo, pensar en una Tarragona abierta al mar.

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