Una hora para ir desde Boscos hasta Sescelades en autobús

Las urbanizaciones de Llevant piden un aumento de las frecuencias de vehículos y un mejor planteamiento de las rutas de la EMT para disminuir el tiempo del trayecto

09 octubre 2018 19:29 | Actualizado a 11 octubre 2018 10:44
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Albert tiene 18 años y estudia el primer curso del grado de Enginyeria Industrial en la URV. Este joven tarda una hora para ir desde su casa, en Boscos, hasta su facultad, ubicada en el Campus Sescelades. Además, se ve obligado a hacer un transbordo en la Rambla Nova. Como él, se encuentran muchos otros jóvenes, vecinos de la zona de Llevant. Son conscientes de que no pueden contar con los mismos servicios que los vecinos de otros puntos de la ciudad, pero reclaman más frecuencia de autobuses y una línea que se adecúe a las necesidades de los estudiantes. 

Albert debería salir de casa antes de las siete de la mañana. Empieza la clase a las ocho. Su parada es la primera de la ruta de la línea 11. El autobús da la vuelta a la urbanización de Boscos y tarda unos treinta minutos en llegar a la parada de Rambla Nova, 105, donde estaba la antigua Escola Oficial de Idiomes. «En las horas puntas puede tardar hasta 35 minutos, el resto del día, unos 27», asegura un conductor de la EMT. Cuando llega a la Rambla, Albert baja de la línea 11 y se sube a la 54, que le deja en la avenida de Països Catalans. Tarda unos veinticinco minutos más, aproximadamente.

«Con un poco de suerte, esto es así. Porque si el autobús de la línea 11 llega con unos minutos de retraso, entonces pierdes el 54 y debes esperarte, como mínimo, un cuarto de hora más», explica el padre de Albert, Carles Farré, quien ha optado por acompañar a su hijo en coche a la facultad. «No es viable que pierda dos horas al día en transporte público», asegura Farré.

«Creo que se debería reestructurar el sistema de líneas. No es normal que para ir a la universidad se tarde tanto, teniendo en cuenta la cercanía de la facultad», opina Farré, quien añade que «el transporte público es eficiente, pero en este caso no es eficaz». Lo cierto es que la zona donde está el Campus Sescelades se ha convertido en un punto importante en el ámbito de la formación y educación.

Según la URV, entre facultades –Química, Enologia, Ciències de l’Educació y varias Enginyeries, entre otras–, y centros de investigación, se puede llegar a contar un total de 5.000 alumnos. A esto, se le debe añadir los usuarios de otros centros, como la Fundació Estela, la Escola Pràctiques, el Institut Compte de Rius o la Escola d’Art i Disseny. La zona puede llegar a acoger unas 8.000 personas, entre alumnos y profesores.

Por su parte, desde la Federació d’Associacions de Veïns de Llevant comparten el punto de vista de Farré. «Hace tiempo que estamos tratando este asunto. Entendemos que no podemos contar con los mismos servicios que otros puntos de la ciudad, pero no puede ser que nuestros vecinos tengan tantas dificultadas para ir a estudiar», asegura la presidenta de la entidad vecinal, Gemma Fusté, quien añade que la movilidad hasta el Campus Sesceladas no es el único problema para los vecinos de Llevant.

«Las personas mayores que viven en Ferran, o en otros puntos de Llevant, no tienen autobús hasta el centro de atención primaria de referencia, que es el CAP Llevant. Siempre deben andar un poco», explica Fusté, quien reivindica que «sería interesante que a la hora de replantear las rutas de los autobuses se contase con la opinión y las necesidades de los vecinos».

La presidenta de la Empresa Municipal de Transports (EMT), Begoña Floria, no opina lo mismo. Floria reconoce que es importante incrementar la frecuencia y renovar la flota en los próximos años, pero asegura que «el problema de Tarragona es que hay muchas urbanizaciones y esto supone una gran inversión». Justamente por esto, la presidenta de la EMT defiende la construcción de la Budallera, «ya que este crecimiento urbanístico permitirá una mejora del servicio, también del transporte público», explica Floria. 

Por su parte, Rubén Vaquero, secretario del comité de empresa de la EMT, asegura que es necesaria la reestructuración de líneas, «porque la ciudad cambia y evoluciona y debemos adaptarnos».

«Que no tengan la tentación»

«Necesitamos un servicio más ágil porque no podemos permitirnos que los estudiantes de Tarragona tengan la tentación de coger el coche para venir al Campus Sescelades», asegura Toni de la Torre, técnico de gestión ambiental de la URV, quien añade que «estamos trabajando para que los alumnos que vienen desde Reus u otros municipios no cojan el coche».

De la Torre va un poco más allá y asegura que la movilidad en Tarragona debería estar resuelta de manera no monitorizada. «Apostamos por un carril bici que cosa la ciudad», explica el técnico, quien cree que de esta manera el transporte dejará de ser una barrera económica para aquellos que quieren estudiar. De la Torre destaca la magnitud del Campus Sesceladas, que no solo cuenta con facultades, sino también con colegios, institutos y centros de investigación.

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