Una pareja de TGN con bebés, atrapada en Ucrania por la burocracia

Hace siete días nacieron sus gemelas y la embajada dice que sus pasaportes para ir a España no estarán hasta mayo. Mientras, las pequeñas necesitan tratamientos ya que son prematuras

06 enero 2019 20:06 | Actualizado a 07 enero 2019 08:27
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Pedro Miravete y su esposa Andreea Todor están felices. Estos dos vecinos de Tarragona han conseguido, después de muchos años, ver cumplido su sueño, su regalo de Reyes: ser padres, y además de dos mellizas. Para ello han tenido que acudir a la gestación subrogada en Ucrania. Pero ahora se topan con la burocracia. Están listos para regresar a casa, pero sus pequeñas no tienen el pasaporte. 

La embajada se los hará, pero posiblemente no será hasta mayo, según los plazos que les han dado. Mientras, sus dos hijas prematuras necesitan cuidados especiales. Si están en Ucrania, sus padres los tienen que sufragar de su bolsillo. Además, él, si no está en España y trabaja, no cobra (es autónomo). La familia está desesperada.

Esta pareja joven vive en la urbanización Rodolat del Moro. Desde hace años, Pedro y Andreea han querido ser padres. Lo intentaron por diversos medios y al final vieron en la gestación subrogada su salvación. En octubre de 2017 contactaron con una empresa especializada de Barcelona, quien les sugirió hacerlo en Ucrania, uno de los países donde esta práctica es legal. «Elegimos este país porque cumplimos todos los requisitos: matrimonio, varios abortos, etc. Y es el más económico, seguro y cercano». Y se puso en marcha todo el procedimiento hasta la elección de la madre que llevaría los embriones.

Pedro y Andreea llegaron a la capital de Ucrania, Kiev, el pasado 28 de diciembre, ilusionados porque sabían que al cabo de pocos días, si no cambiaban las cosas, serían finalmente padres. Y así pasó el último día del año.

El nacimiento 

Jalisse y Lizeth decidieron que querían ver la luz y no esperar al 2019 –la madre estaba de 36 semanas–. Las pequeñas pesaron 2.770 y 2.200 gramos, con lo que después de poder ser abrazadas unos instantes por sus padres, fueron llevadas directamente a la incubadora. Y allí han permanecido hasta el pasado viernes. El matrimonio respiraba así un poco más tranquilo. Los bebés ya están listos para poder viajar. Pero, por contra, se abría un nuevo frente: el burocrático.

Las pequeñas necesitan un pasaporte para poder salir de Ucrania. Hasta el cambio de gobierno en España –a mediados de 2018–, los trámites para conseguir este preciado documento tardaban entre cinco y seis semanas, asegura Pedro. Pero con el nuevo ejecutivo, los plazos se han ido alargando.

El consulado da cita ahora para presentar la documentación para mediados de abril. Pero además hay que esperar dos o tres semanas más para que el pasaporte llegue por valija, con lo que los documentos los tendrían ya en mayo. Esta situación la viven también un centenar de parejas que están en Ucrania. Cuando Pedro y Andreea iniciaron el proceso les dijeron que en cinco semanas estarían en casa, porque en aquellos momentos la Administración era más rápida.

Por otra parte, las dos hijas podrían también conseguir el pasaporte ucraniano, con el que podrían abandonar el país. Pero según Pedro, los plazos todavía son más largos –se habla de tres meses y medio–, con lo que no les solucionaría el problema. De todas maneras van a abrir las dos vías.

La familia está preocupaba también porque su visado es de 90 días, con lo que caduca a finales de marzo. Teme que puedan estar como ‘ilegales’, por lo que consultan con una abogada. Mientras, el resto de la familia espera en España, «está muy feliz, pero muy preocupada por nuestra situación y tenernos a los cuatro tan lejos. Los abuelos se están perdiendo los primeros meses de vida de sus nietas».

A esperar

Pedro se muestra preocupado. Por una parte porque si no está en España, no puede trabajar y, por lo tanto, no cobra. «No somos millonarios. Yo soy un transportista autónomo que está endeudado para lograr tener una familia». Sabe que si no hace sus repartos, no ingresa dinero, un dinero que ahora lo necesita mucho más para atender las necesidades de sus dos hijas. Éstas necesitan la visita al pediatra muy a menudo –debido al poco peso que tienen–, además de vacunas. «Y aquí no hay seguridad social», recalca Pedro, quien añade que «es imposible costearlo durante tres meses. ¿A quién tengo que pedir ayuda».

La respuesta que les dan en el consulado no les satisface. «Aseguran que si el problema se puede tratar en Ucrania, no hay motivo para volver de forma urgente a España. No hay derecho». Por todo ello, el matrimonio reconoce que está «desesperado». 

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