Una vejez más digna

La URV coordina el proyecto Socatel, para mejorar la calidad de vida de las personas mayores y dependientes

17 septiembre 2019 16:50 | Actualizado a 20 septiembre 2019 16:15
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«Las necesidades humanas son muy comunes. Al final, si una persona precisa que le lleven la medicación a casa, esto es internacional, pasa aquí y también en Finlandia. No tiene fronteras. Otro tema son los recursos con los que cada país cuente». Son palabras de Josep Maria Ranchal, moderador ayer en la prueba piloto de la plataforma Socatel, que tuvo lugar en el Campus Catalunya de la Universitat Rovira i Virgili (URV). Una prueba piloto que también se lleva a cabo esta semana en Finlandia, Hungría e Irlanda, cuatro modelos distintos del Estado del Bienestar.

Financiado por la Unión Europea, el proyecto Socatel se encuentra en su ecuador y está coordinado por la URV. Con la vista puesta en el cambio demográfico que se está produciendo en Europa, en que en el año 2050 el 25% de la población tendrá más de 65 años, «se pretenden agilizar los procesos del servicio de atención y responder directamente a las necesidades de los usuarios.

Por ello, Socatel es una herramienta para hacer partícipes a todos los ciudadanos de una manera directa sobre qué necesidades hay y cómo se pueden afrontar», manifiesta Blanca Deusdad, investigadora del Departament d’Antropologia i Treball Social de la URV y responsable del proyecto.

En la práctica, serán los propios ciudadanos los que podrán plantear temáticas en línea relacionadas con la dependencia y, en particular, con los cuidados de larga duración. Unas propuestas que en una fase posterior se valorarán. Ayer, en la URV, en la prueba piloto, un grupo de veinte personas, con la supervisión de unos quince observadores, testaron la futura plataforma, la futura página web, que en un principio se abrirá al público en noviembre de 2020.

Así, en este día de prueba, desde los participantes surgieron sugerencias relacionadas con el diseño del software, como por ejemplo la posibilidad de trabajar con una letra más grande. Pero también hubo quien se lanzó a dar ideas como la mejora de la accesibilidad, el servicio de atención a domicilio, fomentar la participación de la gente mayor en actividades sociales o la adaptación del hogar. En este sentido, una de las actuales demandas es que la gente de la tercera edad pueda compartir piso, pensando en las personas que están solas en la vida. «Después los invitamos a que sigan colaborando durante unos diez días más», apunta Ranchal.

Por su parte, el observador Alfons Bataller seguía de cerca el trabajo de dos usuarios con perfiles diferentes. Por una parte un abuelo y por otra un miembro de una empresa. «Ellos navegan de forma autónoma, sin ningún tipo de explicación, por lo que se identifican qué dificultades se encuentran en la web. Por otra, se intenta cocrear servicios, es decir, que se pueda llegar a aportar ideas», cuenta Bataller.

Ernest Roda era uno de los ciudadanos que ayer estaba concentrado en el ordenador. «Estoy jubilado y aunque no soy dependiente, sí tengo un 48% de discapacidad y no me he traído las gafas adecuadas», comentó durante unos segundos, mientras dirigía su atención de nuevo a la tecnología y a la futura plataforma.

Y es que tanto en la creación de Socatel como en su posterior utilización están implicados representantes de toda la sociedad, desde trabajadores sociales y familiares hasta personas mayores, sus cuidadores y también el sector privado, gestores, empresas o proveedores de servicios. Una vez puesta en marcha será una herramienta a utilizar tanto por la administración, como los ayuntamientos, por ejemplo, como por el sector privado.

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