Faltaban pocos minutos por las nueve de la noche, cuando el instituto Martí Franquès quedó ocupado. Fue un acto completamente pacífico y que se produjo después de que la puerta de la calle Enric d’Ossó quedó trabada y el centenar de personas que estaban en la calle entraron dispuestos a pasar la noche.
Finalmente, los agentes salieron y minutos más tarde decenas de personas empezaron a llegar a las puertas del centro.
Dado que el centro está delante de la comisaría de la Policía Nacional, la multitud de personas iba incrementando bajo la intensa mirada de los agentes que estaban en el exterior.
Algunas de estas personas ya iban con la mochilas, la esterilla y los sacos de dormir, dispuestos a pasar la noche en el centro. Sin embargo, en el interior seguían las actividades previstas, por lo que esperaron hasta que los profesores empezaron a abandonar el centro entre aplausos de los asistentes.
El último en salir fue el director. Intentó cerrar la puerta y esta se había trabado, por lo que tuvo que dejarla abierta. Antes de irse, Segarra se dirigió a la multitud asegurando que «somos unas escuelta abierta y plural, que no manipulamos a nadie». Éste pedía «seny» y «conocimiento» a las personas que estaban esperando en el exterior y apeló al recuerdo «de los que nos han precedido». Y a continuación empezó a ocuparse el centro y se inició la asamblea.
El Martí Franquès fue el segundo instituto que se ocupó durante la tarde-noche, después de que horas antes también se hizo con el Pons d’Icart.