Uno de cada cuatro hoteles en Tarragona no ha podido abrir tras la pandemia

El portavoz de la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo de la provincia de Tarragona, Xavier Guardià, ha definido 2021 como "un año de 'impasse", en el que el objetivo principal del sector ha sido poder volver a trabajar

31 agosto 2021 16:49 | Actualizado a 31 agosto 2021 16:59
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La hostelería catalana ha registrado peores resultados de lo esperado los meses de julio y agosto --a excepción de Lleida, que ha superado temporadas anteriores-- ya que Girona y Tarragona a duras penas la dan por salvada y Barcelona no remonta. 

Así lo han expresado los profesionales del sector en Catalunya en declaraciones a Europa Press ante la llegada de septiembre, después de una temporada con resultados dispares en el territorio catalán. 

Al contrario de lo que los hosteleros esperaban al inicio del verano, la pandemia ha continuado ejerciendo una influencia importante --y, en general negativa, a excepción de Lleida-- sobre el turismo veraniego y, además, ha contribuido a generar unos cambios de hábitos --algunos de los cuales se prevé que perduren en el tiempo-- en relación a los que los profesionales han tenido que adaptar sus negocios. 

El secretario general de la federación de Hostelería de Lleida, Ramon Solsona, ha asegurado que "en momentos puntuales" se han superado las cifras de ocupación registradas en 2019 --año previo a la pandemia--, algo que ha vinculado directamente con la tradicional preeminencia en Lleida del turismo catalán y español y la no dependencia del extranjero, que este verano se ha movilizado en menor medida. 

El hecho de ser una destinación rodeada de naturaleza ha promovido la "sensación de estar constantemente ventilado", punto a favor en la situación sanitaria actual y que ha contribuido a que los alojamientos turísticos de los Pirineos --que han vuelto a ser la zona más turística de la provincia-- hayan superado el 90% de su ocupación, mientras que en la plana de Lleida no han abierto todos los hoteles. 

El reto de la hostelería de Lleida reside, según Solsona, en adaptarse a los cambios que ha supuesto la pandemia y que se traducen en la necesidad de evitar contactos, digitalizar las cartas, incrementar los métodos de pago electrónicos o automatizar los 'check-in' y 'check-out'; algo que, si se consigue implementar con rapidez, dará paso a "un muy buen futuro para el sector hotelero".

"No salvamos la temporada" 

Totalmente contrapuesta es la valoración del presidente de la asociación de Hostelería, Turismo y Restauración de Girona, Josep Carreras: "No salvamos la temporada", ha lamentado, tras explicar que el sector tenía las esperanzas puestas en la campaña de verano, pero que la quinta ola de contagios truncó sus expectativas. 

Julio ha sido un mes malo --ha dicho textualmente-- y, aunque en agosto han mejorado los números, las expectativas a corto plazo son poco alentadoras, porque los profesionales no van a apostar por la desestacionalización al considerar que "es literalmente imposible estirar más la temporada de verano", porque se trata de un sector dependiente de la buena climatología. 

Aun así, Carreras ha reconocido que la situación, a partir de la primera semana de agosto, "ha sido mejor que el año pasado", con un aumento de la ocupación y de los precios medios, y ha afirmado que el origen de los clientes ha sido esencialmente catalán y del resto del Estado, así como holandés y francés, mientras que ha habido una caída drástica del mercado ruso y británico. 

También ha destacado cambios en las preferencias de los clientes, como el hecho de no querer que les limpien la habitación para evitar contactos con personas que no sean de su burbuja y, en cuanto a las expectativas de futuro, no cree que vaya a haber cierres pero sospecha que los alojamientos han facturado lo justo para "sobrevivir", aunque ha augurado una mejora de la situación a partir de Semana Santa de 2022.

"Un año de impás" 

El portavoz de la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo de la provincia de Tarragona, Xavier Guardià, ha definido 2021 como "un año de 'impasse", en el que el objetivo principal del sector ha sido poder volver a trabajar, desconvocando a los trabajadores del expediente de regulación temporal del empleo (ERTE), pagar a proveedores y ahorrar para afrontar la llegada de 2022, el que ya espera sea un año similar a los previos a la pandemia. 

Ha explicado que alrededor de un 25% de los hoteles de Tarragona no han podido abrir, mayoritariamente por su dependencia del turismo ruso y británico que, además de su peso sobre el sector, contribuyen a "esponjar" la temporada, que se alarga de mayo a octubre y que este año volverá a ser más corta de lo habitual. 

Guardià ha explicado que, precisamente por la pandemia, los clientes catalanes y españoles también han viajado menos al extranjero, algo que ha repercutido positivamente sobre el turismo local y nacional, y ha puesto en valor la solvencia económica de los profesionales de la hostelería: "Esto, los negocios de hace 20 años, no lo habrían aguantado".

En Barcelona "no hay demanda"  

El director del Gremi d'Hotels de Barcelona, Manel Casals, ha lamentado que en Barcelona "no hay demanda" hotelera: ni de turismo urbano, ni de proximidad ni, sobre todo, de negocio; pero sí que hay reservas de última hora, por lo que los hoteles están haciendo ofertas. 

De hecho, en Barcelona cerca del 50% de los hoteles están abiertos, y su ocupación ronda el 55%, lo que significa que si todos estuvieran operativos la ocupación total en la ciudad "no llegaría al 25%" y que, si en época estival dormían de media en la ciudad unas 60.000 personas en hoteles, ahora lo hacen 15.000. 

Sin embargo, Casals tiene sus esperanzas puestas en la celebración del Mobile World Congress (MWC) de 2022, así como en la del salón Integrated Systems Events (ISE), y ha asegurado que no habrá cierres sino que los negocios cambiarán de manos porque, en realidad, "son rentables".

"Esperábamos más de este verano" 

El gerente de la federación Intercomarcal de Hostelería y Turismo (Fihrt), Daniel Brasé, ha destacado la ocupación de Les Terres de l'Ebre y la Costa Daurada (Tarragona), así como los Pirineos (Lleida) y, en general las destinaciones de interior; y, en cuanto a categorías de alojamientos, los cámpings. 

Ha coincidido con sus colegas de profesión en que la quinta ola de contagios ha rebajado las previsiones, con que el flujo exiguo de turismo extranjero ha repercutido negativamente sobre el sector y en que no es posible alargar la temporada: "Esperábamos más de este verano", ha dicho. 

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