Unos fuegos acuáticos monumentales dejan al público boquiabierto

La pirotecnia de Vilamarxant pone fin al Concurs Internacional de Focs de Tarragona en una noche de lo más potente

07 julio 2018 23:00 | Actualizado a 07 julio 2018 23:04
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Pese a participar por primera vez y ser una empresa joven, la Pirotecnia del Mediterráneo de Vilamarxant, en Valencia, supo mezclar a la perfección los ingredientes exactos que hacen emocionar a los tarraconenses: colores, estruendos, siluetas… Los aplausos iban arrancándose a lo largo de la Platja del Miracle.

A las diez y media  sonó el primer petardo, con una puntualidad exacta, lo que hizo estallar los primeros aplausos entre el público de la playa y alrededores. Muchos de los asistentes llegaban a la arena dos horas antes, para colocar sus toallas y empezar a cenar, como vienen haciendo estos cuatro días que ha durado el Concurs Internacional de Focs de Tarragona. 

Pero ayer se notaba cierta melancolía entre ellos. «Venimos todos los días y hoy al ser el último estamos un poco más tristes. ¡Ojalá el concurso durase una semana entera!» explicaba la familia Gómez.

Cinco minutos antes de que empezase el espectáculo, aún había gente que se apresuraba para encontrar algún sitio libre para sentarse, lo que supuso prácticamente una misión imposible para ellos. 

Juan y Rosa, más previsores, comentaban que eso a ellos no les pasa nunca. «Somos de La Canonja y venimos en el autobús una hora antes, así nos evitamos atascos y quebraderos de cabeza para aparcar».  

Cuatro familias reusenses se hacían notar en la arena, pues al ser tantos ocupaban un espacio mayor al de otras familias. Ellos explicaban que desde las seis de la tarde estaban en la playa esperando para ver los fuegos. Los más jóvenes se quejaban de los problemas que habían tenido para aparcar. «Hemos dejado el coche muy lejos y nos ha costado una infinidad poder encontrar un sitio», añadían.

Sin duda, los fuegos artificiales que más emocionaron al público fueron los acuáticos. Pese a que son un tipo de pirotecnia bastante común en el concurso, la demostración de anoche por parte de los valencianos en el mar fue todo un éxito.

Las cascadas de fuego iluminaron el cielo de la ciudad duante viente minutos de un espectáculo de lo más intenso. Palmeras, corazones, caracoles y muchas más figuras provocaron obaciones. 
Un total de 553 kilos de masa pirotécnica se dispararon para deleitar a los más exigentes. La traca final no defraudó, y es que como buenos valencianos, los encargados de cerrar el concurso de este año hicieron que la ciudad retumbase igual que lo hace Valencia en las mascletás. 

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