Vallarán el Parc Francolí para evitar que entren los jabalíes

La instalación de estas cercas se realizará el próximo año. Mientras tanto se pondrán carteles con mensajes cívicos así como con consejos por si se detecta la presencia de estos animales

26 noviembre 2017 20:05 | Actualizado a 26 noviembre 2017 20:11
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La presencia de jabalíes se ha convertido en un hecho habitual en determinadas zonas de la ciudad de Tarragona. En los últimos meses se han visto ejemplares de varios tamaños en el Parc Francolí, en la calle Pont i Gol –detrás de la Comandancia de la Guardia Civil– y también incluso en el Plaça d’Europa –la rotonda situada al final de la carretera T-11–. Su presencia, en muchos casos, ha provocado más de un susto, pero también curiosidad entre los ciudadanos.

Ante la imposibilidad de capturar estos animales se han diseñado otras estratégicas, como la colocación de paneles cívicos y, a medio plazo, la instalación de vallas alrededor de las zonas de picnic del Parc Francolí.

Los jabalíes vistos en el Parc Francolí provienen de la zona de El Morell y Constantí. Viven en franjas boscosas situadas cerca del río Francolí. Durante la noche acostumbran a salir a campo abierto en busca de comida. En esta época del año, con la uva y las avellanas recogidas, rastrean fuentes de donde alimentarse. Pueden oler la comida a cuatro o cinco kilómetros de distancia con su sensible hocico.

25 son los kilómetros que en una sola noche puede recorrer un jabalí, principalmente en busca de comida si no la encuentra en su hábitat.

Las zonas de pícnic del Parc Francolí se han convertido en su nuevo objetivo, no tanto durante la semana –cuando el personal de la Fundació l’Onada se encarga de limpiar el espacio– sino durante los fines de semana, cuando el suelo se queda lleno de comida tirada. Y los jabalíes ven en ella una fuente de sustento.

Pero la presencia de estos animales, que en algunos casos pueden sobrepasar los cien kilos de peso, supone también un peligro para las personas y para el tráfico viario. No son animales agresivos de por sí, aunque si creen que son atacados o se sienten amenazados, no dudan en embestir al que se ponga por delante. Pero la solución para ahuyentarlos de estas zonas no es fácil.
Hasta ahora ha habido dos reuniones institucionales para tratar la problemática. En la primera participaron la veterinaria municipal, la Guàrdia Urbana y agentes rurales. Se determinó que los jabalíes son animales salvajes y, por lo tanto, no son competencia municipal. Pero en cambio sí lo es la limpieza de los espacios públicos.  

La propuesta es tener contenedores cerrados para evitar depositar la comida en las papeleras

Una de las posibles soluciones que se plantearon fue realizar una batida. Pero desde los agentes rurales se indicó que no era posible por la proximidad a los núcleos habitados, ya que comportaría el cierre de calles, confinamiento de vecinos, control de accesos, etc. «Es imposible», se sentenció en el encuentro.

Fruto de aquel encuentro fue que el personal de L’Onada alargaba su trabajo durante el verano hasta las diez de la noche, aunque no figurase en su contrato. Durante los sábados , el servicio de limpieza se prolongó hasta las siete. Sin embargo, con las buenas temperaturas, la gente no abandonaba la zona hasta la medianoche.

También se solicitaba la instalación de contenedores cerrados para que la gente no depositara los desperdicios de comida en las papeleras, que están al alcance de los jabalíes.

En el transcurso de una reunión –la segunda– que hubo a principios de mes entre la Guàrdia Urbana, los agentes rurales, la Brigada Municipal y la Fundació l’Onada –que gestiona la zona de picnic del Parc Francolí– se barajaron también diferentes posibilidades para intentar paliar el problema y, a la vez, el peligro. Una de las soluciones exploradas, aunque ya para el próximo año, sería el cierre de las tres zonas de picnic, donde se pondría una verja perimetral, una medida que se extendería a la pista de  skaters, donde también se ha visto a estos animales. Pero estas medidas no sólo se ponen para hacer frente a la plaga de jabalíes, sino también a la de cucarachas y de ratas.

Pero mientras no se instala la cerca perimetral, se van a instalar en el Parc Francolí –y de forma al parecer inmediata–, unos carteles de tipo cívico, con mensajes, algunos de tipo cívico y otros para alertar del peligro de acercarse a estos animales.

Los carteles con mensajes cívicos estarán distribuidos en las diferentes zonas de pícnic y también la de skaters, donde la gente suele abandonar comida, que es captada por el gran olfato de estos mamíferos. Uno de los mensajes será que los usuarios depositen la comida no en las papeleras –porque es cogida igualmente por los animales– sino en unos contenedores cerrados que se tienen que instalar. Y añadirá que de no hacerlo se enfrentan a multas de cien euros por infracción del artículo 98 de la Ordenança de Convivència Ciutadana, que señala que «se prohíbe lanzar o abandonar en los espacios públicos cualquier tipo de objeto o producto». 

Cerrar las rampas
Una de las posibilidades que se puso encima de la mesa era cerrar las rampas de acceso al río, por donde los jabalíes acceden al parque. Sin embargo, los expertos aseguraron que dicha medida no sería efectiva porque, al tratarse de animales salvajes, subirían por el muro de piedra.

Pero, ¿qué pasará cuando estos jabalíes no encuentren comida en el Parc del Francolí? Es toda una incógnita. Debido a su gran facilidad para desplazarse, tendrán que buscar nuevas fuentes de alimentación. En las últimas semanas ya se han visto ejemplares en la rotonda de la Plaça d’Europa, al final de la autovía T-11, cerca del Pont de Santa Tecla. Podría ser que quisieran buscar sustento en algunos hurtos que hay por la zona. Pero la presencia de los vehículos posiblemente les hizo ahuyentar y volver a la zona del río Francolí. 

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