Veneración hiperrealista por Tarragona

El Espai de Turisme de Tarragona acoge una exposición de quince cuadros de Ángel Padral en los que muestra su pasión por la ciudad

31 mayo 2018 13:37 | Actualizado a 01 junio 2018 15:02
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El patio de la Casa Castellarnau y El claustro de la Catedral son dos de las obras de la exposición de pintura de Ángel Pradal, que los amantes del arte pueden disfrutar hasta el 17 de junio en el Espai Turisme  de Tarragona.

Organizada por el Patronat Municipal de Turisme e inaugurada por la consejera de Turismo, Inma Rodríguez, esta exposición expresa la pasión por la ciudad y sus peculiaridades.

«Llevo pintando cincuenta años», relata el autor de estas pinturas de unas dimensiones impresionantes. Después de haber vivido veinte años en Madrid, actualmente se inspira en la belleza de Tarragona.

Aunque sean tiempos difíciles para las bellas artes, este pintor de 71 años que proviene de Barcelona cuenta con los admiradores de la pintura. «He vivido en la época existencialista, pero ya no siento aquella nostalgia que sentía cuando tenía veinte años», destaca él.

Algo muy particular y a la vez moderno y actual según los gustos estéticos de hoy, respira en sus obras, ordenadas como una muestra artística de las arquitecturas más lindas de Tarragona.

A través de estas, se nota el espíritu libre atraído por los viajes, de un hombre que a lo largo de su vida ha visitado muchos lugares. «A los diecisiete años, vi de cerca a Brigitte Bardot. En Francia vi otro mundo por aquel entonces», narra Pradal.

Desvela que a veces no pinta por mucho tiempo y luego de repente se vuelca en el trabajo: uno de los cuadros en la actual exposición lo ha pintado durante tres meses.

Hace no mucho acabó el diseño para una camiseta de una marca francesa. El cuadro se llama Karakola, y representa su amor por el mar, a través de la imagen de una joven con una caracola en la mano.

Empezó a pintar desde niño. A partir de allí, ha dedicado toda su vida al arte. Estudió Escultura y Pintura, en Barcelona. Muchos años se ha dedicado también a la cerámica modernista y la artesanía decorativa.

Cuando habla de sus aptitudes, define el trabajo con las siguientes palabras: «Me dedico a los pinceles». Es una respuesta sencilla y enigmática, que lo incluye todo.

Apasionado por la arquitectura, él la inmortaliza en sus obras. Cautivado por Tarragona, esta vez su admiración está aplicada hacia sus edificios y calles. Este amor, lo comparte una persona muy importante en su vida: su mujer Elisa. «Soy todo lo contrario de él», confiesa ella.

Es una mujer elegante que ha desarrollado una trayectoria profesional opuesta a la suya, como ejecutiva de alto nivel. «Siempre le doy mi opinión», relata ella, conversando sobre las obras de su marido. Animada, reconoce con una sonrisa que «él tiene mucho carácter cuando está en pleno apogeo».

Elisa tiene preferencias en esta exposición: por los cuadros El puerto y El claustro de la Catedral, pintados para unas exposiciones anteriores en los Tinglados del Moll. El cuadro más caro de Ángel Pradal es de 4.000 euros.            

«Tarragona t’estimo», con estas palabras se dirige el pintor haciéndole homenaje a la ciudad que le inspira en los últimos catorce años.

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