Videojuegos: cómo blindar tu seguridad

Consejos. Protegerse de ataques y engaños debería ser una prioridad ante la impaciencia de empezar a jugar

08 mayo 2020 07:40 | Actualizado a 09 mayo 2020 07:42
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Ataques, engaños, webs maliciosos o hackers. La industria de los videojuegos es un ‘caramelo’ para los ciberdelincuentes que se aprovechan de la ‘dejadez’, en términos de seguridad, de los jugadores. «Desafortunadamente, ya estamos acostumbrados a que la seguridad quede siempre en segundo plano ante la impaciencia por empezar a jugar al juego de moda del momento. Total, seguro que no pasará nada. Hasta que pasa», asegura Joan Arnedo, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación y director del Máster universitario de Diseño y Programación de Videojuegos de la UOC.

Sobre cómo los gamers pueden ser víctimas de ataques, el experto comenta que «las características del videojuego, sobre todo en su vertiente online, combinan dos vías a través de las cuales podemos ser víctimas, la vía social y la vía tecnológica», al mismo tiempo que reconoce que «desgraciadamente, no podemos evitar ser atacados, solo ser conscientes de los peligros, para intentar minimizar el riesgo». Al igual que no podemos controlar qué hacen los otros coches en la carretera, pero sí que podemos conducir nosotros de manera cautelosa.

Objetos de valor. Cualquier juego con aspectos sociales implica la posibilidad de que otro jugador nos intente engañar para obtener nuestros datos, para robarnos algún objeto virtual valioso dentro del juego (o incluso nuestra cuenta) o enviarnos a algún sitio web malicioso, por ejemplo prometiendo recompensas en el juego. «Aun cuando estamos en el mundo virtual, hay elementos de juego que pueden tener un gran valor monetario», afirma Joan Arnedo.

El ‘swatting’ no es una broma. Estás en tu casa jugando tranquilamente y de pronto irrumpe la policía. Acabas de ser víctima del swatting, un tipo de broma que, sobre todo en Estados Unidos, «consiste en realizar una falsa denuncia para enviar a la policía a tu casa», explica Joan Arnedo. Por ello, aconseja que «lo mejor es ser cauto y desconfiar al hablar con desconocidos, además de contar con la supervisión especial por parte de los padres cuando los jugadores son menores». Y, por supuesto, «jamás dar ningún dato personal ni descargar ningún fichero o acceder a un enlace proporcionado de este modo. Lo mejor es siempre jugar con amigos».

Ataque tecnológico. Un videojuego es un programa de ordenador y esto implica que puede ser usado para un ataque tecnológico, permitiendo la ejecución de código malicioso. «En el caso de los videojuegos ha pasado una cosa muy curiosa. Antaño, este tema, sobre todo el de los virus, estaba íntimamente vinculado a la piratería, por lo que la mejor manera de evitar estar en peligro era no piratear juegos», recuerda Joan Arnedo.

Sin embargo, el profesor de la UOC explica que «con el ascenso de las plataformas de distribución digital, como la Play Store o Steam, que permiten a cualquier persona publicar juegos gratuitos por un coste mínimo y sin un proceso exhaustivo de control o curación previo, son los propios canales de distribución oficial los que se han convertido en la vía de ataque».

A menudo, se ocultan como falsas copias, cambiando un poco el logo y usando un nombre muy parecido al de otros juegos conocidos.

Los juegos para móvil son «especialmente golosos», explica el director del Máster universitario de Diseño y Programación de Videojuegos de la UOC, «pues en este dispositivo es dónde guardamos una gran cantidad de información personal, y es fácil buscar un público que dice ‘sí a todo’ cuando aparece el aviso de concesión de permisos». Además, hace hincapié en que «últimamente está muy de moda poner en marcha ‘mineros’ de criptomonedas, que quedan ocultos, aunque hay clásicos que nunca pasan de moda, como los sistemas para robar contraseñas y datos bancarios». Se calcula que en 2018, más de 900.000 jugadores fueron víctimas de este tipo de engaño.

Hackers de juegos online, o gente que aprovecha fallos en el sistema para –según palabras del profesor de la UOC– «llevar a cabo todo tipo de tropelías siguen existiendo, e irónicamente a menudo mediante el abuso en los errores de programación de los propios sistemas anti-trampas». Él mismo reconoce que es muy difícil luchar contra ellos, y aquí el ejercicio de responsabilidad lo tienen las empresas, en detectar y corregir esos errores en su juego y minimizar el daño causado por quién los aproveche (que tarde o temprano pasará). «Pero si el sistema anti-trampas es especialmente ominoso, puede poner en peligro la integridad de tu ordenador y de todos tus datos en caso de que exista un error de este tipo, ya hablamos de un auténtico problema de seguridad», asegura Joan Arnedo, quien pone de ejemplo la actual polémica con el sistema anti-trampas del último juego de Riot Games (ahora en beta), que se instala sigilosamente con permisos absolutos en el ordenador, incluso superiores al propio usuario, y está siempre en marcha, aun cuando no estás jugando. Un error explotable por un hacker y que puede ser catastrófico.

Por todo ello, el profesor de la UOC advierte que «la solución a los tramposos no puede ser mediante el menosprecio a la seguridad de los jugadores. Por lo tanto, es muy importante tener presentes los efectos colaterales e implicaciones de instalar ciertos juegos, y por ello las empresas tienen la obligación de informar al consumidor de estos aspectos, en vez de ocultarlo, para que puedan decidir».

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