«Viene gente que nunca había pedido ayuda»

Nicolás (Nico) Pizarro es de Córdoba, aunque lleva toda la vida en Tarragona. Tiene 50 años y pertenece a ese amplísimo grupo de personas que, justo antes de que estallara la pandemia, conseguía salir adelante sin holguras y para quienes la crisis postpandemia ha llegado antes de lo esperado.

Después de casi tres años en el paro (ha trabajado en el sector de la madera) y de sufrir un accidente cerebrovascular que le tuvo al borde de la muerte el año pasado, por fin había conseguido, gracias a la ayuda de Creu Roja, un trabajo en un restaurante de la ciudad que, como tantos, tuvo que echar el cierre tras el estado de alarma.

«Sin Creu Roja no habría sido capaz de salir adelante. Sería o la comida o la casa. Pago 300 euros de alquiler, pero también tengo que pagar los servicios, la luz, el agua... Además, tengo un hijo y necesito cubrir algunas de sus necesidades», explica.

Le preguntamos si cuando comenzó esta situación tenía ahorros, algún colchón para emergencias, pero cuenta que en sus circunstancias era impensable.

«Son mi familia»

Nico ya colaboraba con Creu Roja unas horas cuando tuvo el problema de salud. «Quedé física y mentalmente destrozado y se volcaron conmigo», recuerda. A partir de entonces, apenas se recuperó, comenzó a trabajar más intensamente como voluntario para lo que haga falta. «Me siento muy feliz de poder colaborar aquí. Cada vez que tengo un momento libre vengo. Recibo mucho, pero no me refiero a lo material, sino también a lo emocional... Es que son mi familia».

Nico trabaja en el almacén de alimentos y ha visto estos días cómo se multiplican las peticiones de ayuda. «Me he encontrado con gente que conozco en la cola, gente que nunca había venido aquí a pedir ayuda», dice.

En su opinión la nueva normalidad va a tardar y hasta entonces habrá que arrimar mucho el hombro. Pese a todo, para él las cosas comienzan a mejorar. Ayer comenzaba en un nuevo trabajo.