Votar entre el miedo y el enfado

Ciudadanos que vencen el temor al virus para ejercer su derecho, algunos que enviaron la papeleta por correo por ser vulnerables y miembros de mesa enojados por el riesgo que asumen. 

13 febrero 2021 21:39 | Actualizado a 14 febrero 2021 13:31
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«Por suerte vivo en un pueblo pero iré con cuidado. Me pondré una mascarilla FFP2»

«Creo que es importante expresarse en las urnas, incluso en una situación así. Si tenemos la oportunidad de votar, hay que aprovecharla aun en estas circunstancias tan complicadas», reconoce Meritxell Fuguet, vecina de Els Garidells (Alt Camp). Ella está más tranquila porque vive en un lugar en el que son raras las aglomeraciones y, por tanto, el riesgo de contagiarse de coronavirus es menor. «Por suerte vivo en un pueblo pequeño. Sé de gente que reside en Tarragona o Reus y que ha preferido votar por correo. En mi caso yo voto en una sala polivalente. Iré a la hora en la que vea menos gente y, si veo que hay mucha, me vuelvo a casa y regreso después», explica.

Eso sí, tomará todas las precauciones: «Me pondré una mascarilla FFP2 para ir más segura, llevaré el voto preparado de casa y me pondré gel». En su caso, la votación pasa por encima del eventual miedo al contagio, si bien Meritxell medita otra cuestión que no tiene clara. «Lo que ocurre es que estoy desencantada con todos los políticos. Y veo a mucha gente en esa situación. Incluso me planteo votar en blanco, porque ninguna propuesta me convence. No confío en nadie para hacer una gestión buena, aunque quizás acabe decantándome por alguno a última hora. En general estamos ya un poco hartos de todo», denuncia. 

«No tengo miedo. Siempre que se pueda tenemos que votar»

Tomás Rodríguez supera los 70 años y, por lo tanto, podría ser un perfil de riesgo por la Covid-19, pero está decidido a votar: «No tengo miedo, siempre que podamos tenemos que aprovechar para plasmar nuestra voz y nuestra opinión». Tomás reconoce que su mujer  duda hasta última hora sobre si ir o no, como algunos otros ciudadanos, pero él lo tiene claro: «Siempre he ido a votar, porque creo que es importante hacerlo. Lo haré con seguridad». Tomás, como otros, ha visualizado el espacio electoral y la manera de aproximarse a él: «Es un lugar amplio. Llegaré y, si veo que hay mucha gente, esperaré a otro momento. Creo que se podrá votar sin mucho problema». 

«Soy de riesgo y he votado por correo por primera vez en mi vida»

Carles Balañà no salía desde el 13 de marzo de la residencia para personas con discapacidad de Sant Salvador donde vive. Lo ha hecho por primera vez, mínimamente, para rellenar la documentación y gestionar su voto por correo. «Es la primera vez que voto así. Es interesante, ha sido sencillo y rápido, ha funcionado bien», explica. Tuvo claro desde el principio que deseaba emitir su sufragio. «Era importante para mí. Me gusta la política e involucrarme», cuenta. También era evidente que quería ahorrarse la visita presencial a las urnas, a pesar de que en un principio sea una persona inmunizada contra la Covid-19, después de haber recibido el 30 de enero la segunda dosis.

«Como discapacitado, soy de riesgo, y a pesar de que ya nos han vacunado, aún tenemos restricciones», explica Carles, que cree que «las elecciones deberían haberse retrasado un mes, cuando habría habido menos incidencia». Balañà está satisfecho con la experiencia del sufragio por correspondencia, aunque esta última semana ha tenido una sensación extraña: «Al votar con antelación, ya no te interesa seguir los debates. ¡Lo único que te pueden generar es frustración por si ves que te has equivocado!». 

 

«No me he reunido con mi familia y ahora me llaman para ir a una mesa» 

«El enfado no es por cumplir con la obligación democrática. El problema es este contexto de pandemia», explica el tarraconense Adrián Salvador, seleccionado para ser hoy presidente titular de mesa. Su opinión recoge el sentir de numerosos miembros de mesa: «Todo es contradictorio. Mi mujer ha estado embarazada durante la pandemia, así que era de riesgo. He dejado de reunirme en Navidades con familia y amigos. Me he limitado a una burbuja muy cerrada. Me he puesto muy estricto con las medidas. Soy autónomo, no me puedo permitir contagiarme.

Después de todo esto, me llaman para ir de presidente, a exponerme a una situación de riesgo, no solo para mí, sino para los demás, que no saben si yo puedo estar contagiado». Adrián cree que habría sido más recomendable un aplazamiento o buscar una alternativa: «Lo ideal hubiera sido hacer como en Estonia: votar digitalmente. Hemos tenido un año de pandemia para prepararnos para unas elecciones. Sabiendo que hay otros países que lo hacen, ¿por qué aquí no, si presumimos tanto de democracia? Tampoco nos han explicado cómo nos tenemos que poner un EPI para que a última hora vayan a votar los contagiados. Es todo muy absurdo». 

«Hay que ir a votar para que no decidan por ti. Lo haré con precaución»

«Hay que defender las pensiones por encima de todo, por eso es importante votar, aunque sea en una pandemia», admite Isaías Alcol, madrileño de nacimiento pero tarraconenses de adopción, tras toda una vida aquí. Dudó al principio. Luego se decantó por ir al colegio electoral con precaución pero sin recelos. «Al principio tienes un poco de miedo pero luego ves que se están tomando medidas para realizar las elecciones de una manera segura dentro de lo que cabe», comenta Isaías, a quien la proliferación del virus no amedrenta: «Creo que siempre se tiene que ir a votar, a dar tu opinión y defender tus valores, porque si no otros lo harán por ti». 
Amoldarse a los horarios

La receta de hoy es fácil: acudir a unas horas sin demasiada afluencia, seguir los flujos de sentido único en el acceso y la salida, hacer cola en el exterior y mantener siempre la distancia preceptiva. «Tengo que mirar las franjas de edad que se han establecido para poder ir con más seguridad», explica Isaías, convencido de poder emitir su sufragio sin riesgo de contagio. La Generalitat pide que las personas vulnerables prioricen la asistencia al colegio entre las 9 y las 12 horas. 

 

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