«Ya estábamos cansados de tener que ir a Barcelona»

El Port Welcome Center gestiona la llegada y salida de unos 800 cruceristas en su primer día en funcionamiento en el Refugi 1

07 mayo 2019 12:39 | Actualizado a 08 mayo 2019 12:52
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Cristóbal Cervelló acababa de cumplir su 88 aniversario hace unos días y, tras celebrarlo hasta en tres ocasiones con los familiares y amigos, ayer emprendía una nueva aventura con su esposa, Maria Arbolí. Eran dos de los pasajeros que embarcaron en el Costa Magica, un crucero con capacidad para 3.470 personas, que llegaba al Port de Tarragona a las 14 horas, procedente de Génova, y salía a las 22 horas, rumbo a Cádiz.

El de ayer era el crucero número 27 que hacía esta enérgica pareja. Motivos de alegría no les faltaba. Además del aniversario del marido, acaban de cumplir 58 años de casados. «Nos apetece estar solitos unos días», afirmaban.

En esta ocasión llegarán hasta Estocolmo, tras rodear toda la península. Un nuevo destino en su particular lista de ciudades visitadas, que en este caso tenía su punto de inicio a escasos metros de casa. «Estamos muy contentos de poder subir aquí, porque ya estábamos cansados de tener que ir a Barcelona», aseguraban. Su hijo les había dejado con el coche delante de la puerta del Refugi 1, y en el Tarragona Cruise Port Welcome Center empezaba una aventura que durará doce días.

«Uno de los problemas es que la primera imagen que ven es la del muelle del carbón y claro, llegas con el taxi sucio y esto no agrada a nadie, pero bueno, tenemos la esperanza de que esto algún día cambiará»

Con tantas facilidades, aseguraban que «pensamos que no será el último que hacemos». De hecho, cada año hacen dos viajes de estas características, por lo que ya están pensando en cuál será el siguiente.

Cristóbal Cervelló y Maria Arbolí fueron dos de los cerca de 400 cruceristas que ayer embarcaron en las nuevas instalaciones ubicadas en el Refugi 1 del Moll de Costa. Otros 400 hacían el desembarque, una operativa que movilizaba a unas cincuenta personas, entre personal de la Autoritat Portuària, Policia Portuària, Guàrdia Civil y prestadores de servicios.

A las 9.30 horas se abrían las puertas del nuevo centro de bienvenida. Un matrimonio de San Sebastián era el primero en poner a prueba un servicio que a las dos de la tarde estaba en apogeo. Los 96 asientos disponibles en el interior estaban prácticamente ocupados en su totalidad. Allí, los dos hermanos Granados con sus respectivas esposas esperaban la llegada del autobús para embarcar, tras hacer el check in. «En media horita lo hemos tenido todo arreglado», afirmaban.

Habían llegado desde Barcelona y formalizado todos los trámites previos en un tiempo récord. «Íbamos en clase preferente y hemos acabado rápido», decían durante una espera en la que no se plantearon la posibilidad de visitar la ciudad. «Somos asiduos y entusiastas de Tarragona, pero hoy venimos a otra cosa», afirmaban con ganas de llegar a su destino final. Y es que en Estocolmo les espera el hijo de una de las dos parejas a quien van a visitar.

Ángel y Toñi era la segunda ocasión que embarcaban en Tarragona. Habían llegado en tren y se dirigieron a la aduanilla para formalizar los trámites ya que desconocían que ayer se había estrenado el nuevo espacio, e iban con la inercia del año pasado. «Ha sido un poco lío, porque no sabíamos qué teníamos que hacer y cuando hemos llegada había muchísima gente haciendo cola», lamentaban.

Los autobuses con los pasajeros que desembarcaban descargaban en las puertas del Refugi 1. Allí esperaban también los taxistas. «El Welcome Center está muy bien, sobretodo pensando en los días de lluvia y cuando hace mucho sol», afirmaba Vidal Garcia. Es uno de los profesionales que se movilizó en una jornada en la que los taxistas doblan su actividad. «En un día habitual haces unas diez carreras, mientras que cuando hay un crucero puedes llegar a las 23», afirmaba.

El trayecto más solicitado es el que va desde el muelle al centro de la ciudad. «Hay momentos en los que vas desbordado», manifestaba Garcia. Los profesionales del volante consideran que Tarragona debe mejorar en algunos aspectos para seguir creciendo como destino de cruceros. «Uno de los problemas es que la primera imagen que ven es la del muelle del carbón y claro, llegas con el taxi sucio y esto no agrada a nadie, pero bueno, tenemos la esperanza de que esto algún día cambiará», puntualizaba este conductor.

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