«Ya tenemos a muchas personas en la UCI social»

Desde que comenzó la crisis del Covid-19 Creu Roja ha atendido a 7.305 personas en la provincia. Advierten que la demanda de alimentos ha crecido un 25% y llegará hasta el 100%

15 abril 2020 18:20 | Actualizado a 16 abril 2020 07:46
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«Recibimos unas 200 peticiones de ayuda diarias y no es solo cuestión de si se tiene dinero o no. Hablo, por ejemplo, de mayores solos cuyos hijos viven en Barcelona. ¡En estas circunstancias es como si estuvieran en Bangkok!», explica Anna Sabaté, coordinadora de Cruz Roja en la provincia de Tarragona. Ella, igual que los técnicos y voluntarios de la entidad en la demarcación (unas 400 personas a pie de calle estos días), lleva días trabajando sin descanso desde que comenzó la crisis sanitaria.

Fundada en 1863 y testigo de las grandes guerras del siglo pasado, Cruz Roja actúa ahora para paliar una devastación sin precedentes. Sabaté dice que «somos una institucion internacional, con experiencia en intervención en emergencias, especialmente en otros países, pero en este caso la situación es muy distinta».

La primera diferencia, explica, reside en la duración y la intensidad de la emergencia. «Tenemos a mucha gente confinada por mucho tiempo» y además hay una afectación global y simultánea. A diferencia de otras crisis, cada Cruz Roja está trabajando en su país, en su zona, así que no es viable pedir ayuda externa, «esta vez los refuerzos somos nosotros mismos».

Los chalecos rojos que plantan cara a la pandemia

Francisco Túnez es el referente provincial de emergencias de Cruz Roja en Tarragona. Estos días su experiencia ha sido clave para entender lo que estaba pasando en esta crisis sin precedentes. En 2010 estuvo en Haití para colaborar en las tareas humanitarias de control de la epidemia de cólera que ocurrió después del terremoto y, en 2013, en Filipinas para la gestión de la emergencia tras el tifón Haiyán.

Pero tal vez una de las principales diferencias es el hecho de que quienes trabajan en la entidad están sufriendo la situación igual que el resto de la población. «Somos personas y no somos inmunes. Cuando llegamos a casa también estamos con los nuestros, con nuestros padres, y tenemos que tomar todas las precauciones para que ni ellos ni nosotros nos contagiemos. Eso lo hace todo doblemente difícil, no es como cuando viajas a una emergencia a muchos kilómetros y sabes que en tu casa los tuyos están a salvo», cuenta.

Reorganizar recursos

Pero si a algo ha obligado la crisis, desde el principio, es a reorganizar los recursos. En algunos servicios, como por ejemplo el almacén de alimentos de Creu Roja en la carretera de Valls, la gran mayoría de voluntarios que se encargan del inventario y el reparto son personas mayores que «pese a que se han resistido, y mucho, a dejar de venir, hemos tenido que mandarles a casa».

Así, los voluntarios que quedan hacen muchas horas. Algunos han aprovechado que ya no tienen clases presenciales o que las empresas donde trabajan han parado para redoblar esfuerzos.

En el caso de los trabajadores de la entidad han tenido que cambiar de tareas para trabajar en la emergencia y asumir largas jornadas. La semana pasada, que tenían fiesta, todos seguían al pie del cañón.

Es por ello que se necesita con urgencia incorporar nuevos voluntarios. Eso sí, hay que contar con que no podrán comenzar a trabajar directamente puesto que deben pasar por una formación previa.

Necesidad de alimentos

Una de las principales necesidades que atienden estos días es la falta de alimentos. Calculan que el número de personas que atendían en este sentido ha crecido en un 25% y en breve llegará al 100%.

Ya hay muchas familias sin trabajo o con empleos precarios que no pueden hacer frente a las necesidades básicas. «Ya tenemos a muchas personas en la UCI social. Lo que se ve es la punta del iceberg», señala Sabaté.

Pero no solo preocupa la UCI, sino la recuperación posterior. «Esto será largo para los más vulnerables, aunque todo se recupere tendremos trabajo para mucho tiempo», asume.

Para poder hacer frente a la demanda creciente de alimentos la entidad en Catalunya ha tenido que hacer una compra urgente por valor de millón y medio de euros. Para ello han recibido el apoyo de empresas, personalidades y particulares en el marco de la campaña ‘Creu Roja respòn’.

Desde que comenzó la emergencia la entidad ha atendido a 7.305 personas en la veintena de ofcinas de la provincia, de las cuales 5.621 eran mayores, los más vulnerables en esta situación.

Más de 6.800 llamadas

Desde la entidad se han hecho más de 6.800 llamadas a personas de colectivos vulnerables, tanto de las que ya participaban en algún programa como otras que nunca habían necesitado asistencia. Se da el caso, por ejemplo, de personas mayores que, pese a tener los medios económicos, no saben cómo realizar un pedido a un supermercado por teléfono o por internet.

Todo sin olvidar la necesidad de compañía, porque si al principio de la crisis les llamaban para recordarles las medidas de precaución, ahora lo hacen sobre todo para acompañarles y detectar sus necesidades.

También los más pequeños

Los voluntarios de Creu Roja Joventut, por su parte, han tenido que adaptar estos días la actividad que realizan con niños en situación vulnerable. Para ello están en contacto frecuente con las familias para hacer un seguimiento de cómo están viviendo el confinamiento. Les preparan material educativo y otras actividades lúdicas como manualidades que muchas veces les hacen llegar aprovechando la entrega de comida a sus familias. En los casos en que ha sido posible hasta han elaborado herramientas en internet para ayudarles a seguir el ritmo académico.

El suma y sigue es largo: realizan seguimiento a las personas refugiadas, a las víctimas de violencia de género, enfermos con VIH, han adaptado a formato digital los cursos que ofrecen a personas desempleadas...

La capacidad logística de la entidad es clave. Igual se les ve ayudando a trasladar camillas de la URV al hospital Verge de la Cinta que montando y haciendo funcionar el albergue para personas sin hogar del Ayuntamiento de Tarragona, con capacidad para 50 personas o repartiendo mascarillas.

En resumen, estos días también son para agradecer el trabajo de los chalecos rojos.

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