Alejandro Cao de Benós, delegado de Corea del Norte: «Tengo mi teléfono pinchado desde hace 15 años»

El tarraconense Alejandro Cao de Benós es el protagonista del documental ‘El Infiltrado’, en el que se le acusa de tráfico de armas para el régimen comunista de Corea del Norte

21 febrero 2021 07:51 | Actualizado a 21 febrero 2021 16:22
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Respuesta desde TGN. «Me siento engañado porque confié en las lágrimas de cocodrilo» del infiltrado

¿Sigue viajando a Corea?

Mantengo contacto diario, pero hace cinco años que no puedo viajar ya que tengo retenido mi pasaporte por la decisión preventiva de un juez. Tanto mi abogado, al que nunca responden desde los juzgados de Totana, como mis amigos secretarios judiciales, funcionarios de prisiones y en los juzgados de El Vendrell, donde firmo cada lunes, alucinan.

¿Por qué tiene que firmar?

Es relativo a la tenencia ilícita de dos armas de fogueo con bolas de caucho en mi casa, que compré en milanuncios.com tras recibir varias amenazas de muerte denunciadas. Nada tiene que ver con tráfico de armas y puede verificarlo cualquiera que le interese hacerlo.

La de tráfico de armas es una  de las acusaciones del documental. ¿Qué tal le ha sentado a nivel personal?

Estoy acostumbrado a que se use mi imagen, al igual que a Corea, para todo tipo de insultos, especulaciones y sensacionalismo. Me da pena que la gente venda su dignidad por dinero y, por otra parte, soy un firme creyente en el karma.

¿Se siente traicionado por Ulrich Larsen, el actor que se infiltró en Corea del Norte?

No. Ulrich Larsen era poco activo y no tenía cercanía con él. No me puedo sentir traicionado por alguien que no ha estado en mi casa. En la KFA tenemos a 17.000 personas en 120 países.

(Cao de Benós se refiere a la asociación de amistad con Corea que Larsen utilizó para infiltrarse)

¿Qué efectos tiene el documental?

El documental está teniendo también un efecto positivo. Estoy saturado con peticiones de todo tipo de espectadores que me ven como una especie de gran gerifalte. Recientemente me escribió un empresario diciéndome que me había visto en la BBC y que yo era una «leyenda». Es curioso, en octubre Mads Brügger (director de ‘El infiltrado’) y ciertos medios de comunicación me llamaban payaso o impostor y de repente esos mismos medios me han convertido en una especie de Pablo Escobar. Yo me río de todos ellos y sigo mi camino, como siempre.

¿Se siente engañado?

Sí, porque confié en sus lágrimas de cocodrilo cuando me decía que vivía en la miseria en Dinamarca, que su hija sufría esclerosis y que su arrogante y negrero jefe quería construir un hotel y que le había dicho que me reuniera con él en Oslo.

¿Le han comentado alguna cosa desde Corea del Norte sobre el documental?

Por supuesto. En pocas palabras, que es una basura sensacionalista y Ulrich Larsen es escoria. La embajada en Suecia también ha protestado ante el Gobierno de Dinamarca por el montaje y la manipulación de las escenas.

Usted ha criticado el documental. ¿Cree que hay alguna cosa cierta?

Al contrario que los difamadores y algunos periodistas de tercera, yo hablo de lo que conozco personalmente. Que son unas cinco conversaciones durante tres años con Ulrich y James (en Oslo, Madrid, Barcelona y Tarragona). Que Ulrich estuvo afiliado a la KFA y viajó a Corea es cierto. Que la KFA tiene reuniones nacionales e internacionales en todo el mundo. Y que filmó abiertamente Ulrich es cierto. Que a partir del año 2016 Ulrich y James comienzan su teatro, y yo les sigo la corriente para averiguar quién está detrás de esa actuación y obtener pruebas para terceros.

¿Cuál es su situación legal tras ‘El Infiltrado’?

Como ya dije en mi comunicado publicado por Filmin, ‘El infiltrado’ es un montaje y manipulación en su práctica totalidad. El propio Panel de Expertos de sanciones de la ONU, que tiene todo el material desde agosto de 2020, me ha consultado porque encontraron que la mayoría de las acusaciones carecen de sentido y no hay evidencias. En ningún momento ni por parte mía, ni de la asociación se ha ofrecido ningún negocio de armas o drogas y lo puede corroborar cualquier socio o exsocio, excepto Ulrich, en nuestros 20 años de historia.

¿Está vigilado por la policía?

Tengo mi teléfono, mis movimientos y mis conferencias monitorizadas desde hace más de 15 años por varios servicios de inteligencia y fuerzas de seguridad del Estado. No todo son enemigos, hay cloacas y fuentes. Si fueran ciertas las difamaciones del film, teniendo en cuenta que lleva seis meses circulando, hoy estaría en Bélgica, Corea o la cárcel de Estremera. Yo nunca me escondo ni tengo que justificarme ante tantísima gente que me conoce desde mi infancia en Sant Pere i Sant Pau. Ante otros que me juzgan a través de terceros, lo siento mucho pero no me importa su opinión.

¿Cómo combina su trabajo como representante de la Asociación de Amistad con Corea del Norte con la pandemia?

Creo que como mucha gente: ‘on-line’. Dedico mucho tiempo a entrevistas y a preparar las próximas visitas a Corea para tenerlas listas en cuanto se abran las fronteras.

¿Cómo es su vida diaria? ¿A qué se dedica?

Gran parte del día a responder e-mails de todo el mundo, otra parte a proyectos tecnológicos y culturales, y en mi tiempo libre trabajar el campo y echar unas partidas a juegos ‘on-line’.

¿Cómo están viviendo en Corea del Norte la pandemia?

Con mucha prevención. Se cerraron las fronteras el 20 de enero del 2020 y gracias a ese total aislamiento el virus no ha entrado. Se mantienen campañas de pruebas y prevención regulares con la OMS y Cruz Roja en Pyongyang (la capital del país). Se está desarrollando una vacuna propia y se importarán desde China y Rusia.

Desde España, Corea del Norte parece un país hermético.

Lo es. Pero el hermetismo no justifica el sensacionalismo de feria. Para entender esas reservas hay que comprender la historia de invasiones, guerras y colonización de Corea. Incluso a cualquier occidental le resultará extremadamente difícil ser aceptado en la intimidad de una familia surcoreana.

¿Cómo es la vida diaria?

La vida cambia mucho de la ciudad, ocho horas de trabajo de lunes a jueves, al campo, marcado por las estaciones. Cuando acaban el trabajo los coreanos van al teatro, a hacer deporte, tocar instrumentos o al pub con los amigos. Son los latinos de Asia. Al contrario que los chinos o japoneses, los coreanos expresan sus sentimientos de forma efusiva y les gusta mucho charlar hasta altas horas de la noche.

¿Qué le diría a quien asegura que es una dictadura?

Que desconoce el funcionamiento de las elecciones, del parlamento y que nunca ha hablado con ciudadanos norcoreanos.

Ya no está Donald Trump como presidente de Estados Unidos. ¿Cómo puede afectar a las relaciones entre EEUU y Corea del Norte?

Con Trump existió un intento de acercamiento del gobierno de los EEUU, pero no se materializó en nada concreto por su parte. En cambio Corea sí declaró una moratoria de las pruebas balísticas y nucleares que continúan hasta hoy. Corea observa. Está preparada para la paz y para la guerra. Si Joe Biden sigue una política de respeto será siempre bienvenido, pero si intenta invadir el país, como hizo Obama en Libia, tendrá una respuesta inmediata.

Las relaciones en la época de Trump pasaron de la máxima tensión a casi una amistad y una reunión al máximo nivel.

Gracias a las armas termonucleares. No olvidemos su famoso discurso de ‘Fire and Fury’ donde dijo que arrasaría la RPD de Corea. Pero cuando Corea demostró la capacidad militar defensiva en varias pruebas, Trump vio que la amenaza no funcionaba y optó por el diálogo. Al igual que Bill Clinton en el pasado.

Usted tenía un bar-local en el Port.

No era sostenible. Nuestra idea era tener un lugar abierto al público donde cualquier persona pudiera acercarse, charlar y leer libros sobre Corea. No exigimos cuotas en la KFA (Asociación de Amistad), así que los gastos e impuestos nos obligaron al cierre temporal, y posteriormente la pandemia lo convirtió en definitivo.

Lea aquí la entrevista a Alejandro Ulrich Larsen:

Ulrich Larsen, protagonista de ‘El Infiltrado’: «Cao de Benós es un criminal, un payaso, que ayuda a Corea»

Lea aquí la historia del documental:

Entre TGN y Corea

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