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El apagón en Tarragona: las horas más caóticas de un día sin electricidad, transporte y con la industria parada

La ciudad (al igual que en el resto de España) sufre una caída eléctrica sin precedentes a las 12.30 horas y sufre las consecuencias de la falta de energía hasta primera hora de la noche. A pesar de la restauración, todavía quedan muchas zonas sin luz

28 abril 2025 21:27 | Actualizado a 28 abril 2025 21:56
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Tarragona ha recuperado la luz, la electricidad y la sonrisa a la misma hora en la que el sol se marchaba por poniente. Unos barrios antes que otros, pero en cada hogar en que el interruptor ha permitido encender una bombilla, ha sido el momento de mayor felicidad de una jornada que ha pasado del color al blanco y negro sin previo aviso, a las 12.30 horas.

La recuperación del sistema eléctrico nacional va llegando lentamente a la ciudad, a la provincia y por extensión a toda Catalunya y al resto de las comunidades autónomas de España. Las causas de la avería siguen siendo una incógnita, pero el restablecimiento de la energía, tanto a los domicilios como a las empresas y a los transportes, han sido un síntoma de recuperación de la normalidad.

Tarragona, Catalunya, la España peninsular (solo se han salvado las Islas Baleares y las Canarias) y un gran número de países de Europa han retrocedido este lunes 28 de abril a la primera mitad del siglo XVIII, la era donde la electricidad todavía no existía, las comunicaciones eran analógicas y el mundo no dependía de los ordenadores, las tablets o los móviles.

$!Los supermercados han sufrido en las primeras horas la falta de suministro y el gran número de personas que esperaban en caja para pagar con tarjeta. Foto: DT

Un apagón registrado a las 12.32 horas ha dejado el mundo del siglo XXI paralizado, estupefacto y sin forma de reaccionar. La luz ha desaparecido de la red y con ella el funcionamiento de los transportes, la eficacia de las comunicaciones, el ritmo laboral de las empresas... Todo el mundo ha quedado en blanco sin saber qué hacer y sin conocer qué estaba pasando.

En Tarragona, de repente, el cielo azul ha empezado a teñirse de negro. Las chimeneas de la industria petroquímica se han activado casi al unísono. Desde la zona norte en La Pobla de Mafumet y El Morell... hasta la zona sur La Canonja, Tarragona o Vila-seca han empezado a funcionar las chimeneas de las diferentes empresas del polígono petroquímico.

$!Las chimeneas de la empresa Repsol vistas desde la autovía A-7. Foto: DT

Las empresas han informado cuando han podido (90 minutos después del corte de suministro eléctrico total) de que “la incidencia eléctrica sufrida a las 12.32 horas no tiene afectación para las personas ni las instalaciones”. Esta parada no programada por la pérdida de suministro repentino de energía ha provocado la activación de los mecanismos de seguridad de las químicas y han parado las plantas de producción.

El sky line de la ciudad se ha convertido en una imagen de color azul a negro tóxico: las chimeneas se han puesto a trabajar a pleno rendimiento, quemando los gases tóxicos para “garantizar la eliminación controlada”, informaban desde Repsol para justificar el proceso. Las chimeneas han oscurecido el cielo de la ciudad y el ánimo de los tarraconenses. Sin luz, sin telefonía, sin internet, sin posibilidad de averiguar qué pasaba (porque nadie sabía que contestar)... todo lo que define este siglo XXI se había caído de forma imprevista.

Las primeras impresiones de las personas buscaban el origen del apagón en un fallo cercano, una caída de la red limitada dentro de un perímetro cercano. Nada más lejos de la realidad. Pero la magnitud de la tragedia ha empezado a cobrar forma cuando la mancha de oscuridad, de ausencia de comunicaicones cruzaba pueblos, ciudades, provincias y autonomías.

De repente la luz se había marchado en toda Catalunya, en España, en el sur de Francia, en Portugal y seguía extendiéndose como una sombra sin fin por toda Europa.

Los trenes estaban parados en las estaciones, bloqueados a medio trayecto, atrapados en el interior de los túneles. Los servicios de emergencias doblaban turnos: policías, bomberos, personal ferroviario, de los aeropuertos.

Desde el Servei Català de Trànsit y otros organismos de la Generalitat, encabezados por Protecció Civil, pedían seny a los ciudadanos. Prudencia al coger el coche dentro y fuera de las ciudades (no hay semáforos en funcionamiento, ni otras señalizaciones que requieren suministro eléctrico), coherencia al usar el teléfono de emergencias 112 y paciencia hasta que el problema se solucionara.

La avería, ya sea por un fallo técnico en cadena, un fenómeno atmosférico inusual (potente tormenta solar) o un ciberataque en un punto de la red eléctrica (se hablaba de la zona de Narbona, en Francia, ha creado el caos.

Los hospitales, las comisarías o las plantas de energía como las nucleares han activado los generadores de emergencia, que solo han servido para poder cancelar las cosas prescindibles mientras había este suministro eléctrico alternativo.

Las primeras respuestas al a incertidumbre solo han generado más desesperación. La electricidad se recuperaba, pero a un ritmo lento entre 6 y 10 horas. Mientras en las comarcas de Girona o el País Vasco el suministro se reactivaba pasadas las 14 horas, al igual que en algunas zonas de Andalucía, el resto de la península la llegada de la luz se hacía esperar.

Ante la falta de garantías, Adif anunciaba la suspensión de todos los trenes para evitar que algunos quedaran a medio trayecto. Los aeropuertos cancelaban vuelos de forma sistemática y los cuerpos policiales buscaban establecer un orden en el tráfico viario y evitar accidentes cuya respuesta podría ser nula o demasiado lenta.

La respuesta institucional ha llegado tarde. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez no ha salido ante los medios hasta las 18 horas y el presidente de la Generalitat. Salvador Illa lo ha hecho a las 19.30 horas. Ambos han explicado que se está investigando las causas, que solo confíen en las fuentes oficiales y que no circulen si no es necesario para evitar colapsos en las vías.

Paralelamente, se han suspendido los viajes en tren de media y larga distancia. Y se han recuperado la normalidad del tráfico aéreo y marítimo, aunque con los retrasos de muchas horas sin energía.

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