Garantizar el descanso y el dormir bien de los pacientes es una de las obsesiones de las enfermeras del Hospital Santa Tecla de Tarragona. «Está demostrado que descansar bien mejora la salud y la recuperación de nuestros enfermos», explica Heidi Bartel, gestora de cuidados de Medicina Interna, de la cuarta planta de hospitalización. Por eso, hace poco más de un mes, el hospital de la Rambla Vella cambió el sistema de timbres en las plantas de ingresados. Desde entonces también ha cambiado el día a día de los pacientes, quienes, por fin, pueden descansar sin las constantes interrupciones provocadas por las bocinas de aviso.
Para entendernos, hasta hace poco, cada vez que un paciente requería de la intervención de una enfermera, lo que hacía era llamar a un timbre que se oía en todo el pasillo y desde todas las habitaciones. Además, en su puerta había un indicativo luminoso. Si el enfermo era impaciente y volvía a llamar al cabo de unos segundos, el ruido se intensificaba, no solo de volumen sino también de frecuencia. Este sistema no dejaba descansar al resto de pacientes, sobre todo, llegada la noche.
Pero eso ya es historia. Ahora, cuando el enfermo alerta de una necesidad a través del botón, no se oye nada en toda la planta. Solo se activa un interfono en la sala de control de enfermería y una especie de teléfono móvil que lleva el personal. Las enfermeras, cuando reciben el aviso –el teléfono vibra y hace un sonido muy discreto–, cogen la llamada y les atienden. A veces, no es necesario ni ir a la habitación, lo que evita la entrada y las molestias que esta ocasiona.
«Este sistema agiliza las intervenciones. Por ejemplo, antes, cuando un paciente nos pedía un zumo, la enfermera tenía que ir a la habitación a preguntar qué quería, después ir a buscar el zumo y, finalmente, volver a entrar a traérselo. De esta manera, con la comunicación, minimizamos viajes y entradas», explica Núria Pié, responsable de enfermería de la tercera planta de hospitalización, donde hay maternidad y pediatría. «La actuación es más inmediata y el personal trabaja con menos estrés y más calma, ya que no está todo el rato oyendo el timbre», añade África Fortes, directora de enfermería del Hospital Santa Tecla.
El nuevo sistema empezó a implantarse hace poco más de un mes, en la tercera y cuarta planta de hospitalización. Justo esta semana han empezado los trabajos para instalarlo en la quinta planta. Dolores Ponce es una paciente que relata a la perfección las virtudes del nuevo funcionamiento. Lleva ocho días ingresada y, en los últimos dos años, ha quedado hospitalizada hasta en tres ocasiones. «Es increíble cómo se ha notado en el ambiente. Antes, a duras penas podíamos dormir, cuando no sonaba un timbre, sonaba otro, y cuando no, entraba una enfermera en la habitación. Por no hablar del ruido... que se metía en la cabeza. Ahora, las noches son prácticamente como si estuviera en casa», explica Ponce.
La tendencia de los hospitales
Este sistema ya está en marcha en otros hospitales y lo que busca es mejorar la vida del paciente durante su ingreso. «El confort no solo va de fármacos. Hay otros factores que lo facilitan. En cambio, los sobre estímulos ruidosos, luminosos o el exceso de intervenciones, hace que el enfermo descanse peor y que su recuperación sea más lenta», dice Bartel. La mayoría de hospitales trabajan actualmente en programas que persiguen este cometido. Por norma general, son los equipos de enfermería los que capitanean estos planes. «Al fin y al cabo somos las que más horas pasamos con los pacientes», añade Bartel.
Lo del cambio de timbre no es la única acción para relajar el ambiente y dejar descansar mejor. «Cuando llega la tarde bajamos la intensidad de las luces e intentamos hacer lo que se conoce como rondas de sueño, que trata de concentrar las intervenciones para entrar en la habitación una sola vez durante toda la noche», explica Pié. Hay estudios que demuestran como estas medidas repercuten positivamente en la salud del paciente.