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    Las diez claves que marcarán el 28-M en Tarragona

    659 listas aspiran a conquistar las 184 alcaldías de la provincia. Los pactos serán claves otra vez. Además de la política local, las urnas juzgarán el postprocés o la ruptura de Junts y ERC

    11 mayo 2023 20:39 | Actualizado a 12 mayo 2023 07:00
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    Esta pasada medianoche arrancó la campaña de las 12ª elecciones municipales de la democracia. 574.681 ciudadanos están llamados a las urnas para elegir en un envite reñido la composición de los 184 ayuntamientos de la provincia del mandato 2023-27. Cada población es un universo propio con lógicas locales pero influirán dinámicas transversales. La elección de alcaldes servirá para calibrar la salud del Procés y dará pistas sobre lo que pueda pasar en las generales de final de año.

    1. El influjo del alcalde

    Importa el territorio y, más que nunca, el candidato. Por encima de ello, está el poder del que gobierna. «Las municipales son más bien un referéndum hacia el alcalde, que hace balance de su gestión. Los candidatos alternativos son propositivos pero tienen que luchar contra una posición ya establecida», indica Ernesto Pascual, profesor de Derecho y Ciencia Política en la UOC. En consecuencia, «el alcalde parte con ventaja clara, ya que tiene el conocimiento de la población. Cuantos más años lleva, mejor, salvo que la gestión haya sido un desastre».

    Jordi Jaria, profesor de Derecho Constitucional en la URV, añade: «Importa la alcaldía por la mayor exposición, además en un contexto en el que hay una buena parte de información política que es general y con un conocimiento reducido de los políticos locales». Jaria, eso sí, matiza: «En algunos municipios puede ser que la alcaldía haya desgastado. También hay una población que no vota en clave municipal y eso reduce el efecto positivo o negativo del alcalde».

    2. Coaliciones otra vez

    «En el Gobierno central nos ha costado mucho tiempo llegar a una coalición, pero la cultura del pacto está más que asentada en los municipios», diagnostica Pascual. Viene sucediendo así en los últimos comicios, marcados por la atomización y la fragmentación de fuerzas. Ello obliga a la ardua negociación política, a la cesión y a la búsqueda de acuerdos en pos de la gobernabilidad. En nueve de los diez principales municipios, salvo la mayoría absoluta de Amposta, se ha gobernado en coalición, y no sin conflictos: salidas y entradas de partidos en Tarragona, pacto roto del PSC con Junts en Tortosa y cambio de alcaldía en Cambrils. Se presentan más listas que en 2019: 659 frente a 646.

    «Estas elecciones serán un examen a lo que ha pasado en los últimos meses en la política catalana», señala Jordi Jaria, profesor de Derecho Constitucional en la URV

    3. Una reválida para el poder territorial de Junts

    Junts, que ahora cabalga solo, sin PDeCat, en el enésimo vaivén del tablero político del Procés, pone a prueba su intenso dominio territorial en la provincia. Y lo hace con un hándicap. «Al salir de la Generalitat y no gobernar, tienes menos presencia mediática y te puedes ir apagando, también porque te llegan menos recursos», apunta Ernesto Pascual.

    En octubre Junts rompió con ERC y dejó a Aragonès gobernando en solitario. «Será una reválida para ellos», dice Pascual. Aunque ya no gobierna en Catalunya, es notorio el peso territorial de Junts. De hecho, hay que recordar que el partido ganó en 72 de los 184 municipios tarraconenses en 2019, superando a ERC (67), pese a que los republicanos vencieron en votos. Junts es el partido con más listas en tres comarcas, Terra Alta, Ribera d’Ebre y Conca de Barberà.

    4. La pugna por el espacio convergente

    «Hay un espacio que dejó vacío Convergència y que luego intentó asumir el PDeCAT. Es la primera vez que van separados», expone Pascual. Esa lucha persistirá ahora. Quizás el ejemplo más icónico es Tarragona, donde la antigua CiU, federación desaparecida en 2015, se presenta en tres listas distintas: JxCAT, SÍ TGN y Convergents, compitiendo en mayor o menor medida por un mismo nicho. Todo ello se traduce, como ha sucedido otras veces, en un baile de nombres y siglas. En ese espacio se ubica otra de las gran novedades en la ecuación de este 28-M: el PDeCAT, en su enésima evolución por el terremoto soberanista, se ha integrado con Ara en Ara Pacte Local, que se presenta en la mayor parte de comarcas.

    5. Examen al postprocés

    Jordi Jaria, desde la URV, asume que «hemos entrado en una nueva fase en relación a la política catalana» y, a partir de ahí, añade que «solo cuando tengamos los resultados podremos constatar si hay un un punto de inflexión». «Al menos parcialmente será un examen de los hechos políticos de los últimos meses en Catalunya, como la ruptura del pacto entre Junts y ERC, o el acuerdo de presupuestos de ERC con el PSC. Es previsible que tenga efectos», reconoce Jaria.

    ¿Se abre el escenario de posibles pactos entre ERC y PSC? «Hay un conjunto de fuerzas políticas que pueden tener acercamientos o alejamientos tácticos, pero yo no hablaría de afinidad. Son movimientos tácticos condicionados también por las expectativas electorales de futuro. En un escenario político incierto cada municipio será un mundo», concede Jaria. Ernesto Pascual, desde la UOC, cree que «allí donde pueda el PSC va a mirar más hacia el espacio de los comunes que a ERC para pactar».

    En todo caso, en ese eje soberanista todavía determinante se juzgará el pragmatismo de Esquerra, plasmado tanto en el Parlament como en las Cortes, y el idealismo de Junts. Son los primeros comicios después de los indultos.

    6. Una provincia entre el litoral y el interior

    El 28-M pone en juego una dinámica clásica en el reparto de poder en clave provincial, siguiendo también las coordenadas soberanistas. Las fuerzas independentistas solían copar el interior y las Terres de l’Ebre, y el unionismo resistía más o menos en el litoral. Está por ver esa balanza de fuerzas en este clima menos crispado en clave independentista. Solo las listas presentadas ya son un indicio: ERC y Junts se reparten los liderazgos en número de candidaturas que concurren en ocho comarcas: solo en el Baix Penedès el PSC es la fuerza con más listas presentadas y también en el Tarragonès, empatado con los republicanos.

    7. Las marcas generales

    Para Jordi Jaria, «las municipales son las elecciones más complejas que existen, porque se superponen muchas dinámicas de voto». Pese a la importancia de las personas en las listas, también entran en juego otras inercias. «Las marcas influyen cuando hay cierta duda en torno a los candidatos. Tienen su importancia, y de ahí por ejemplo las propuestas que ha hecho Pedro Sánchez a nivel nacional», indica Pascual. No hay que perder de vista la posterior visita a las urnas, en las generales que se llevarán a cabo antes de acabar el año. «En aquellos municipios en los que la población se informe a través de medios de ámbito estatal, eso puede influir sobre todo en los inputs que lleguen en torno a partidos como Vox o los comunes», dice Jaria. La gestión de Sánchez, con su inercia de gobierno pero también con erosión implícita, y el rol de Alberto Núñez Feijóo, en el PP, son otros factores generales en juego.

    «Sigue habiendo una lucha por el espacio que dejó vacío Convergència», indica Ernesto Pascual, profesor de Derecho y Ciencia Política en la UOC

    8. La fragmentación en la derecha

    En 2019 los resultados de Vox en la provincia fueron testimoniales, aunque unos meses más tarde, en las generales, fue quinta fuerza en Tarragona y tercera en España. Será un test en clave local para la marca PP de Feijóo mientras que está por ver la dimensión de la caída de Cs, que fue cuarta fuerza hace cuatro años antes de su descalabro. La derecha acude fragmentada a por ese espacio conservador españolista, con la irrupción de Valents, que ha presentado una quincena de listas en la provincia y más de 70 en Catalunya.

    9. La incógnita de los comunes

    Ernesto Pascual alude «al voto encapsulado de la antigua IU» que tiene la izquierda en la órbita de los comunes. La confluencia de En Comú Podem, que concurre en la mayor parte de comarcas, vuelve a examinarse envuelta en algunas incógnitas. «Si las cosas les van mal, pueden volver a mínimos históricos de Iniciativa. Todo dependerá de si logran mantenerse o incluso mejorar», añade el profesor de la UOC. Pueden ser claves en la formación de los gobiernos a través de eventuales acuerdos con los socialistas.

    10. La inflación, la energía y la concatenación de crisis

    «Hay un factor externo que se añade a todo: hasta qué punto la situación global va a afectar, con factores como la vulnerabilidad financiera o la crisis energética. Eso puede impactar en el aumento de la desconfianza y en la movilización», indica Jordi Jaria.

    Por primera vez unas elecciones testan cuestiones como la digestión de la pandemia y sus efectos o las diferentes crisis desatadas y superpuestas: la inflación por las nubes, los salarios a remolque, la pérdida de poder adquisitivo de la clase trabajadora, la escasez energética o la gestión de la sequía.

    Todo ello podría traducirse en una desmovilización, al contrario de lo que pasó en la anterior cita. De una participación del 60,1% se pasó a una de 65,3%. La abstención cayó cinco puntos.

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