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    «Con su apoyo pude enfrentarme a mi maltratador»

    Sociedad. En el programa ‘veïnes x veïnes’ un grupo de voluntarias acompaña a mujeres víctimas de violencia machista en momentos clave. Llevan 15 desde enero

    10 mayo 2022 19:27 | Actualizado a 11 mayo 2022 12:00
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    Carla (nombre ficticio) sufrió 21 años de malos tratos hasta que decidió salir de aquella situación: «saqué fuerzas de donde pude, porque o nos íbamos o no lo contábamos», relata. Tiene dos hijos menores y ocho años antes ya había intentado denunciar pero se echó para atrás: «el miedo me pudo», reconoce.

    Su trabajadora social fue quien le comentó que podía solicitar acompañamiento por parte del proyecto ‘veïnes x veïnes’ para el día del juicio. Está muy agradecida: «este apoyo fue muy importante para enfrentarme a mi maltratador, me dio mucha fuerza... Yo a él aún lo veo y me quedo como un bloque de hielo; paralizada. Es como si volviera otra vez a estar bajo su control. El acompañamiento me sirvió para sentirme más segura».

    En julio tiene un nuevo juicio y pedirá que la acompañen de nuevo. Carla tiene familia, pero quería evitarles el mal trago.

    Apoyo en momentos clave

    El de Carla es uno de los 15 acompañamientos que ha realizado el programa ‘veïnes x veïnes’ desde que se pusiera en marcha en enero de este año; aunque en realidad las voluntarias ya habían comenzado a formarse el año pasado.

    Se trata de un proyecto que la entidad Hèlia dones desarrolla en Barcelona desde hace más de una década y que aquí es gestionado por la cooperativa Combinats. En diciembre del año pasado firmaron un convenio con el Ayuntamiento de Tarragona para que les remitieran a las víctimas que pasan por un servicio municipal y que podrían necesitar de un acompañamiento.

    Aunque inicialmente la idea era centrarse en la ciudad de Tarragona, la necesidad ha hecho ampliar el radio de acción al Camp de Tarragona. También reciben derivaciones de cuerpos de seguridad o del Servei d’intervenció especialitzada (SIE) de la Generalitat, entre otros.

    Pero la mejor manera de entender en qué consiste su trabajo es escuchando como Laura Recansens, coordinadora y alma del proyecto, relata algunos de los acompañamientos que han realizado hasta ahora. Además de acompañar a mujeres a los juzgados han ayudado a una mujer que acababa de instalarse en un piso de acogida a montar los muebles; a otra a recoger el teléfono de teléfono de teleasistencia; a una pedir justicia gratuita; a dar un paseo por la playa a una que no se veía capaz de salir de casa por el miedo; a una que tuvo que instalarse con sus hijos en un hotel después de huir de si casa con lo puesto...

    En este último caso las voluntarias se movilizaron inmediatamente y no solo dieron apoyo a la mujer sino que en cuestión de horas habían recogido ropa y juguetes para ella y los niños.

    Además podrían acompañar en otros momentos clave como ir a poner la denuncia, ir al médico, a servicios sociales, o a la escuela de los niños. En resumen, momentos que simplemente se necesita alguien al lado. Y no son pocos, porque el proceso por el que pasan las víctimas suele ser largo y lleno de obstáculos burocráticos que a veces cuesta procesar en medio de una situación de gran vulnerabilidad emocional.

    Recasens explica que igual que sucede con las víctimas de violencia machista en general, entre las mujeres que acompañan no hay un perfil claro: «la violencia no sabe de clases sociales ni de edad», señala.

    Voluntariado comprometido

    Actualmente hay en el programa 19 voluntarias que han recibido formación específica sobre los mecanismos de la violencia de género, las leyes sobre el tema y el protocolo de acompañamiento como tal. Todas las participantes cuentan con un seguro de responsabilidad civil.

    Muchas de las voluntarias trabajan, justamente, en atención a víctimas de violencia machista, aunque también hay mujeres que han sido víctimas y quieren ayudar a otras.

    El programa se coordina a través de un grupo de WhastApp. Recasens recibe la petición de acompañamiento y lo anuncia día a través del grupo. «La respuesta ha sido excepcional, en pocos minutos siempre tenemos respuesta», explica.

    La acompañada y la voluntaria no se conocen ni tienen contacto, solo a través de Recasens. De hecho solo saben la una de la otra cómo irán vestidas para ayudar a encontrarse.

    Recasens reconoce que para las voluntarias también puede ser duro tener que enfrentarse a según qué situaciones, por lo que, si hace falta, pueden tener asesoría psicológica posterior.

    No obstante señala que «nosotras no estamos allí para preguntarles su historia, solo para acompañarlas sin juzgarlas. Una de las cosas que tenemos muy claras es que son las mujeres las que toman las decisiones, no nosotras... Normalmente ya les han dicho durante mucho tiempo lo que tienen que hacer», describe.

    Esa es una de las cosas que las víctimas más valoran. Algunas se encuentran objetivamente solas, mientras que otras sí que cuentan con familia y una red social que las apoye, pero se sienten juzgadas o su entorno intenta dirigirlas, algo que las acompañantes no hacen. «Nosotros no caminamos por ellas, solo estamos allí como el bastón, para ayudarlas a caminar», resume Recasens.

    Para más información

    Las personas interesadas en participar como voluntarias o que quieran más información pueden contactar a través del correo: heroinesanonimes@gmail.com

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