La Audiencia de Tarragona ha impuesto penas mínimas de prisión a los ocho miembros de un clan familiar -algunos con antecedentes penales- que se dedicaban al tráfico de drogas en los barrios de Ponent de la ciudad. A dos de ellos los condena a un año de prisión y multa de 60.000 euros, la misma que para los otros seis procesados, aunque la pena para ellos es de nueve meses. Para todos se les impone dos meses más -sustituidos por una multa de 360 euros- por integración a grupo criminal. De todas maneras, se deja en suspenso las penas privativas de libertad si no vuelven a delinquir en el plazo de dos años, según el acuerdo al que llegaron el fiscal y las defensas.
La sentencia recoge que el grupo, unido por lazos familiares, estaba ubicado en Campclar y Bonavista. Tenían su epicentro en la calle Riu Llobregat, y abarcaban diversas calles de Bonavista.
Los cabecillas eran una hombre y dos mujeres. Cuando él ingresó en prisión –donde seguía controlando la actividad–, una de ellas tomó más relevancia. Para la realización de su actividad se servían de varios vehículos. La droga la guardaban en diferentes domicilios. Incluso tenían plantaciones de marihuana en una finca de Aiguamúrcia –173 plantas– y en otra de Mas del Plata –260–, en Cabra del Camp, además de una tienda de cannabis en Valls.
El 9 de septiembre de 2013 se realizaron varios registros domiciliarios. Además de en las dos plantaciones, se hicieron en la tienda de Valls y en ocho pisos. Se halló heroína, 107 cartuchos de pistola, teléfonos móviles, marihuana y dinero en efectivo.
La puerta de uno de los pisos tenía colocadas tres barras metálicas horizontales ancladas a la pared. Y dentro dos planchas de acero galvanizado.