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    La Savinosa: entre la ‘proyectitis’ aguda
    y la guerra política

    Las propuestas para el ruinoso preventorio se han multiplicado: desde un centro de salud mental para niños a un hotel de lujo

    27 julio 2022 16:29 | Actualizado a 31 julio 2022 11:00
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    Proyectitis aguda: «Dícese de la enfermedad altamente contagiosa que afecta a los políticos de todas las ideologías, sobre todo en periodo preelectoral. Los expertos han descubierto un lugar donde el mal es especialmente virulento: la ciudad de Tarragona. Dicho virus se ha propagado desde hace décadas con mucha intensidad en el antiguo preventorio de la Savinosa».

    Sigue la definición ‘científica’: «La proyectitis aguda provoca graves efectos secundarios como la titularitis, la medallitis y el trastorno obsesivo compulsivo de repetir una y otra vez ‘la culpa no es mía sino de la oposición o del equipo de gobierno actual o de otra administración’. Diversos estudios aseguran que el origen de la enfermedad en Tarragona se debe al síndrome de Diógenes que padecen sus políticos».

    Ironías aparte, el tan pelacanyero deporte de proyectar y no hacer nada, que ya mereció una anterior crónica pelacanyes, se ha jugado especialmente entre las playas de la Savinosa y la Arrabassada, en las ruinas del antiguo preventorio.

    Los edificios dejaron de usarse en 1976, como se detallaba en la pelacanyes sobre el nacimiento y muerte del preventorio publicada el pasado domingo 24 de julio. Desde entonces, se han lanzado multitud de proyectos, ninguno de los cuales se ha llevado a cabo. Ni siquiera se ha hecho algo tan sencillo como retirar la valla unos metros para ampliar el camino de ronda que une las playas. El preventorio ha sido víctima de las batallitas políticas de turno y de egos desmesurados.

    La última propuesta, publicada por el ‘Diari’ el pasado lunes 1 de agosto, es habilitar un ‘hub’ cultural público. La Diputació trasladaría la Escola d’Art y el Conservatori y construiría un auditorio.

    Una de las primeras ideas la lanza Luis Mª Mezquida en un artículo publicado en el ‘Diari’ el 27 de noviembre de 1980: «La quinta Universidad de Cataluña, de la que tanto se habla y todo el mundo ignora, tiene en La Savinosa el lugar ideal, con la particularidad de que podría convertirse en Universidad de Verano, dada su magnífica situación. Lo único que no puede admitirse de ninguna manera es que las instalaciones continúen degradándose como hasta ahora, sin aprovechamiento alguno, cuando son tantas y tantas las necesidades».

    La URV nace como universidad en virtud de una ley aprobada por el Parlament el 30 de diciembre de 1991. Hasta entonces dependía de la Universidad de Barcelona.

    Las propuestas para que el antiguo preventorio acogiese instalaciones universitarias se han ido sucediendo año tras año.

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    En mayo de 1985 la Diputació de Tarragona convoca un concurso de ideas. En enero de 1986, el ‘Diari’ desvela los nueve proyectos presentados y sus nombres:

    - ‘Alba’. Un recinto deportivo con escuela de formación del INEF y residencia de estudiantes y atletas.

    - ‘Ara Mateix’. Un centro de estudios del mar con acuario y museo marítimo. Requería una inversión de 1.665 millones de pesetas (diez millones de euros).

    - ‘2002’. Palacio de Congresos, la sede del Institut Català de Turisme, una escuela de hostelería y un hotel de cuatro estrellas. La del hotel es otra idea recurrente.

    - ‘El Savinoso’. Un centro de investigación dedicado a la salud mental de los pequeños y que se centrase en «la inadaptación socio-psíquica de la infancia».

    - ‘Front al mar’. Un centro de estudios turísticos, una escuela de turismo y un laboratorio que analice «la planificación urbanística, el control del medio ambiente y la rehabilitación de monumentos».

    - ‘Julia’. Un centro de promoción industrial, comercial y turística y un palacio de congresos.

    - ‘Les Costes de Llevant’. Un museo de la arquitectura y el urbanismo catalanes, junto a un palacio de congresos con capacidad para mil personas, un hotel, un restaurante y un recinto ferial.

    - ‘Marina’. Un recinto dedicado a la promoción de la actividad económica y a la investigación e innovación tecnológicas.

    - ‘Velas’. Un palacio de congresos y un auditorio que pueda albergar a 2.500 personas.

    Un décimo proyecto quedó descartado de antemano al haber sido presentado fuera de plazo. El arquitecto que lo ideó, Emilio Donato, defendía, ya en enero de 1986, derribar todos los edificios. La polémica sobre si mantenerlos o echarlos a tierra surge una y otra vez en 1998, 2004, 2010, 2012, 2016, 2019, 2020... Por citar solo algunos años en que el tema salta a los titulares periodísticos. Vecinos de la zona, numerosos políticos, administraciones e incluso la Reial Societat Arqueològica han apoyado su derribo para despejar la zona.

    Ese primer concurso de ideas queda desierto en marzo de 1986, con el consiguiente enojo de los arquitectos. Al año siguiente, en marzo de 1987, la Diputació propone construir un palacio de congresos, de acuerdo al proyecto presentado por la Universitat de Barcelona. Pero, como no, el Ayuntamiento se opone.

    La pugna entre la Diputació (propietaria de los terrenos) y el consistorio (el que tiene que decidir qué se puede ubicar en esos terrenos) ha sido constante todos estos años. Con alguna excepción, solo se han puesto de acuerdo en... adivina, adivinanza, echar balones fuera y pasar el marrón a la tercera administración implicada, la Generalitat. El Govern es el responsable de autorizar que el Ayuntamiento descatalogue los edificios, es decir, que retire la protección legal para que puedan ser derribados.

    El enfrentamiento ha tenido dos puntos culminantes. ‘Solo’ dos por ser generosos. En diciembre de 1999, el alcalde de la época, Joan Miquel Nadal (CiU), decide que la Savinosa será, sí o sí, una zona verde. «Ha llegado el momento de dar un carpetazo definitivo porque todos han podido tomar conciencia de que lo mejor para la ciudad es recuperar la zona como espacio público y zona verde. No es necesario buscar a todo la máxima rentabilidad económica», asegura. La Diputación, en manos de Josep Mariné (CiU), insiste, por contra, en construir y desvela tres proyectos:

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    - ‘Hotel Imperator’, de Pau Rahm SA. Prevé edificar un hotel de 300 habitaciones y bungalows, un área de talasoterapia y la Escuela Universitaria de Turismo. La inversión sería de 2.600 millones de pesetas (15,6 millones de euros).

    - ‘La Savinosa’. Un complejo con 156 apartamentos, 114 estudios, un hotel de cinco estrellas, piscinas, cascadas y zona de hidromasaje. Vital Termas Gestión Integral prometía invertir 3.750 millones de pesetas (22,5 millones de euros).

    - Hotel de cuatro estrellas con 275 habitaciones, gimnasio, sauna y spa en 30.000 metros cuadrados distribuidos en cuatro plantas. Además 22.000 metros cuadrados de piscinas y terrazas y 29.000 metros cuadrados de zona verde. Hoteles Reina del Sol cifra la inversión en 2.400 millones de pesetas (14,4 millones de euros).

    La insistencia de Mariné en llenar de cemento la Savinosa harta al alcalde hasta el punto de que suelta una de sus ‘nadaladas’: «Que Mariné les diga a las promotoras que sus proyectos no servirán de nada porque el pleno del Ayuntamiento ha decidido que sea una zona verde. Le pido que no maregi més la perdiu. El tema de la Savinosa está ya dat i beneït. Podría llamarle, pero ya no tengo ganas».

    Mariné es sustituido por Joan Aregio como presidente de la Diputació. Se acaba el mal rollo personal y Nadal llega, en agosto de 2003, a un acuerdo con el que había sido su hombre de confianza.

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    El proyecto de 2003 es fruto de un estudio de la Cambra de Comerç de Tarragona y la URV. Prevé derribar los edificios y sustituirlos por un macrocomplejo educativo con el Institut de l’Evolució Humana, la Universitat d’Estiu, un gran centro de convenciones y el Museu Interactiu de la Mediterrània.

    Tras las elecciones municipales de 2007 cambian las caras en ambas instituciones. Josep Fèlix Ballesteros (PSC) es alcalde y Josep Poblet (CiU), presidente de la Diputació. Empiezan con buen feeling y pactan que la Savinosa acoja la Universitat d’Estiu de la URV y un «parque tecnológico de la industria cultural».

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    Una vez más, como siempre, no se lleva a cabo nada de nada. En agosto de 2010 el alcalde se despierta con una de sus ‘ballesteradas’. Propone ubicar un parador en la Savinosa. Meses después, en mayo de 2011, estalla el segundo gran punto culminante del enfrentamiento institucional entre la Plaça de la Font y el Passeig de Sant Antoni. Casualidades de la vida, el 22 de mayo se celebran elecciones municipales.

    El día 20 la Diputació publica un comunicado muy crítico con el consistorio en que concluye que «es el Ayuntamiento, única y exclusivamente, quien tiene la palabra en este tema». El Ayuntamiento responde al día siguiente con otro comunicado en que eleva responsabilidades a la Generalitat, encabezada por Artur Mas (CiU). Y lanza un dardo a la Diputació: «El Ayuntamiento apela al trabajo conjunto y a la lealtad institucional para conseguir lo mejor para Tarragona».

    En marzo de 2013, el consistorio lanza su enésima propuesta: un hotel y un auditorio con capacidad para 700 personas.

    Al parecer los milagros existen, aunque tarden en llegar. Los mismos protagonistas, Ballesteros y Poblet, pactan, en diciembre de 2013, descatalogar la Savinosa y derribar la mayoría de los edificios. Según el acuerdo, la Diputació instará al consistorio a desproteger el espacio, el Ayuntamiento aprobará la petición y se la enviará a la Generalitat que tendrá la última palabra.

    ¿Qué se hará en los terrenos? Se decidirá en un concurso público. El tercero, después del de 1985 y otro en 1998. Éste despertó tal pasión que solo se presentó una idea: la cadena Princess quería construir un hotel para personas discapacitadas y de la tercera edad. La propuesta no fue ni tan siquiera considerada.

    Todo parece encarrilado. De nuevo. Ayuntamiento y Diputación firman, el 20 de diciembre de 2013, un convenio con el Col·legi d’Arquitectes para que les asesore. Sin embargo, misterios de la burocracia pelacanyera, un año después no se ha hecho nada de nada.

    El concurso se abre finalmente en septiembre de 2015 y en octubre de 2016 se escoge al ganador: el gabinete Fuses-Viader, Mansilla y Perea. Salta la sorpresa. Los arquitectos apuestan por mantener en pie los edificios, pese a que están en un estado ruinoso. Su idea es rehabilitarlos «ya que tienen un gran valor». También defienden aumentar la superficie edificable y la zona ajardinada así como dividir toda la finca en varias parcelas para diversificar sus usos.

    Ballesteros y Poblet se muestran exultantes. «La ciudad recuperará un gran espacio, donde se ampliará la zona verde destinada al paseo», dice el primero. «La recuperación y uso social de la finca de la Savinosa está cada vez más cerca de ser una realidad. Estamos en un punto de no retorno», asegura el segundo.

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    En febrero de 2019, la Diputació propone al Ayuntamiento que modifique el POUM para poder doblar el espacio construido y ubicar un hotel de cuatro estrellas. La propuesta cuenta con el apoyo explícito del que, meses después, en mayo de 2019, se convertirá en alcalde de Tarragona, Pau Ricomà (ERC). Escribe en febrero de ese año: «Si la gran amenaza es que se instale un establecimiento de máximo nivel, bienvenida sea la amenaza. En Tarragona no andamos sobrados de establecimientos con capacidad para atraer turismo de calidad».

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    Pero donde dije digo, digo Diego. Con nueva presidenta en la Diputació (Noemí Llauradó, ERC) y después de que el Supremo anulara el POUM de 2013, el Ayuntamiento cambia de opinión en noviembre de 2020. Descarta aprobar la construcción de un hotel y abre la puerta a... ¡derribar todos los edificios!

    Y así estamos. Propuesta tras propuesta sin concretar nada. En un eterno día de la marmota. Con valla. Sin zona verde. Sin paseo litoral. Con los líos políticos de siempre. Y con el antiguo preventorio desangrándose lentamente.

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