De vuelta al Modernismo

Dar un paseo por Els Pallaresos este fin de semana, –quien no lo haya hecho todavía está a tiempo hoy–, es dar un paso atrás, desde la era de la tecnología y la cibernética y verse transportado a la época noucentista, y más concretamente al abrigo del arte modernista, a la sombra del genio tarraconense, que reposa en Els Pallaresos, el arquitecto Josep Maria Jujol.

El buen tiempo invita a bucear y vivir de primera mano, hoy, al igual que se hizo ayer, como era la sociedad de la época modernista evocada, con rigor, a través de un programa elaborado por la concejalía del Ayuntamiento de la localidad y el comité organizativo.

Casi 300 recreadores salen en el pasacalle, desde el Centre Jujol hasta la Plaça de l’Era. Ayer, al frente, el alcalde Jordi Sans, en la realidad y en la ficción; el director de las jornadas y exalcalde, Xavier Marcos, o el concejal de Cultura, Samuel Urbano. Esta acción se repetirá esta mañana y por la tarde. Cabe decir que ayer hubo representación institucional de diferentes municipios que cuentan con patrimonio modernista en el Camp de Tarragona, participantes en la edición de 2021, a los que este año se han sumado las ciudades de Tarragona y Reus y representantes de Alcoi y León.

Para Xavier Marcos, la apuesta de Els Pallaresos por la divulgación histórica modernista significa que «en sólo un año se ha situado a Els Pallaresos en el mapa del modernismo y su integración en la Ruta Europea. Junto a los escudos de París o Helsinki está el de Els Pallaresos».

En estas segundas jornadas, se ha aumentado en un 50% los espacios y la participación en los mercados que ocupan varias calles del casco histórico: los mercados modernista, de anticuarios y el de entidades, hasta totalizar 40 stands, algunos muy didácticos, así como diversos talleres, todo aderezado con interactuaciones con el público, como el espíritu reivindicativo de las sufragistas, las mujeres que reclaman poder votar en los comicios, con el mitin final en la plaza de la Font que harán esta mañana; el lavadero, escenificado por un grupo de mujeres en los lavaderos privados de las señoras Bofarull, la cocina de 1920, los duelos de honor a principios del siglo XX o la moda femenina, conciertos callejeros, son algunos de los atractivos que despierta la curiosidad del público.

Visita obligada es la que se puede hacer a Ca l’Andreu. Hay que admirar algunos elementos del antiguo colegio Sagrat Cor de Tarragona, obra de Jujol. Sin embargo, es el momento de ver el corto, Una visió de Ca l’Andreu. El montaje muestra las pequeñas huellas que el arquitecto dejó en esta mansión del siglo XVI durante la reforma acometida en 1920. El heredero de la casa, Josep Maria Fortuny, señala que «poder mostrar una parte de la casa nos enorgullece y nos reafirma en la responsabilidad de mantenerla y ser transmisores de este legado de Jujol».

La multitud de actividades y propuestas del programa hace que casi sea inalcanzable, pero debemos referirnos a otro momento curioso y exitoso. Se trata de la boda que recrea una unión celebrada en octubre de 1920, entre una pareja proveniente de dos familias acomodadas. En la iglesia parroquial de Sant Salvador hoy volverá a escenificarse a las 12, y a juzgar por la expectación que despertó ayer, parece como si de la boda del año se tratara. No faltan aquellas amonestaciones a través de las cuales se insta a hacer público cualquier motivo que impida la unión matrimonial. Terminada la ceremonia, algún malicioso se preguntaba: «¿Y para cuándo el divorcio?».

Si nos guiamos por la notable afluencia de público ayer sábado, con visitantes de muchos lugares, mañana y tarde, «todo hace pensar que hoy domingo las calles y plazas del recinto del casco histórico del pueblo se verán aún más concurridos, lo que nos llena de satisfacción», subraya Urbano. Añade, que la respuesta sobrepasa, con creces, el ámbito local «y se convierte en un premio a los esfuerzos empleados durante muchos meses, por parte de la organización, pero sobre todo por la implicación del tejido asociativo, de ciudadanos que han hecho suya esta atrevida iniciativa que pretende poner en valor y divulgar el patrimonio modernista que atesora el territorio», concluye Urbano.