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    El aviador que retrata Tarragona

    Pep Moncusí, piloto y fotógrafo, acumula más de 5.000 imágenes de Tarragona desde el aire. Algunas las publica en redes para disfrute de sus seguidores y sugerir algún debate

    11 marzo 2023 18:43 | Actualizado a 12 marzo 2023 07:00
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    Domingo, ocho de la mañana, y Pep Moncusí, o TgnPep en Twitter, publica: «Cuando tienes un rato y aprovechas para dar una vuelta por la Part Alta. Bon dia, Tarragona». Acompaña una imagen aérea de la ciudad, tomada en una de sus recurrentes salidas por el cielo pilotando su avión. Ahí arriba, en las alturas, Pep se sume en el relax, en las antípodas de la tensada AP-7 que suele sobrevolar, y aúna sus pasiones: «Me encanta la aviación y me encanta Tarragona».

    Desde 2003, vuela por la ciudad pero también por todo el Camp de Tarragona y las Terres de l’Ebre y hace fotos. Sale una vez al mes, aproximadamente, y de ahí obtiene unas 50 imágenes que pasan a su archivo y comparte en redes para el goce ajeno. «Me gusta ver desde arriba cómo crece la ciudad. Todo empezó con la fotografía digital. Tengo el título de piloto profesional pero no me he dedicado a ello. Vuelo como hobby», explica. Pilotar es una pasión innegociable: «Hago vuelos cortos, normalmente no salgo de Catalunya, voy a Montserrat, Puigcerdà... Pero siempre paso por encima de Tarragona. No me canso de hacerlo, cada vez encuentro algo nuevo».

    «Tarragona es muy fotogénica. No me canso de volar sobre ella. Cada vez descubro algo nuevo»

    La ruta arranca desde el Aeroclub de Reus, donde es socio. Allí se pone al mando de una avioneta monomotor de cuatro plazas y arranca un viaje siempre sugerente y rico: «Tarragona es muy estética desde el aire, muy fotogénica. Lo primero es ese contraste con el mar, y esa Part Alta muy bien definida, con un entramado completamente diferente, también muy distinto por ejemplo al Serrallo».

    $!Una visión de La Móra desde las alturas. Foto: Pep Moncusí

    Hay más secretos en la visión privilegiada de Pep en las nubes: los colores de las piedras de la muralla, un amarillo especial cuando da el sol; la desembocadura del Gaià en un terreno casi virgen; los perfiles del embarcadero romano de la Punta de la Móra; la cercanía del Mèdol y su valle hacia el mar para transportar desde allí la piedra hacia Tarraco; y la niña de sus ojos en su ‘tarragonisme’ cerval, el Bosc de la Marquesa. «Desde Cala Romana hasta Torredembarra todo es una joya», admite. Su mirada es más elevada, nunca mejor dicho, y también abarca la extensión hacia el Camp de Tarragona. «Es una plana muy definida por los montes que empiezan en L’Hospitalet de l’Infant, y hacen un semicírculo rodeando toda la depresión, limitada por el Coll de la Teixeta, las montañas de Prades y luego las del Penedès», asume.

    Los colores del Delta

    En hora y media, da la vuelta rodeando la provincia. Si el día es claro se ven hasta los Pirineos. Mientras, no para de inmortalizar un paisaje cada vez distinto. Como en el aforismo de Heráclito, nunca es el mismo Delta. «A veces es verde, pero cuando los arrozales están secos es marrón y cuando se inunda, todo el Delta son parcelas de agua. Son tres tonalidades en función del momento del año», cuenta él, divulgador entusiasta de su condición oficiosa de ‘TTV’, de aviador y de geógrafo.

    ¿Quieren otro hallazgo de Pep desde allí arriba?: «El sol de la tarde. Tarragona está enfocada al sudoeste, es una pequeña cima que baja. Y el sol por la tarde da de cara, y toda esa zona queda iluminada. Es muy chula». Nada que no se pueda mirar hoy en día con Google Earth, aunque en realidad no tenga nada que ver: «Es como una fotografía pero en 3D, con profundidad, con un nuevo eje para ver un punto de vista que hasta ahora no conocías. Intento ir lo más bajo posible que permite la ley, a unos mil pies, 300 metros».

    $!Vista aérea de Tarragona tomada por Pep Moncusí en uno de sus vuelos. Foto: Pep Moncusí

    Todo ello, bien seleccionado, va a parar a sus redes, para invitar a la admiración de la bella estampa o a la reflexión. «Otra de las cosas que más me gusta es comparar con imágenes antiguas, que no son propias, para ver cómo ha sido el crecimiento urbanístico. Entonces, cuando voy con el avión, sí intento reproducir alguna para luego ver la diferencia». Acaba de retratar ese viaje en el tiempo de la Platja del Canyadell, entre Altafulla y Torredembarra, de los años 60 a 2023, con un tuit: «En 60 años hemos trinchado más la costa que en los últimos 2.000».

    No disimula Pep su pesar por la degradación del litoral. Otras veces suelta una panorámica que muestra la falta de conexión del centro de Tarragona con Ponent. Aquello da pie a debates enconados: «Me gusta ser sutil, no mojarme, y meter el dedo en la llaga para que la gente opine».

    Hay horas de vuelo y quedan clicks celestiales para rato a la Tarragona de sus amores: «Esto es una adicción. A la que llevo tres semanas sin salir ya no aguanto».

    Pep tiene 51 años y lleva 33 volando. Obtuvo el título de piloto profesional en Estados Unidos en 1990, pero vuela como hobby. Es licenciado en Geografía y trabaja en el sector público. Ha hecho unas 5.000 fotos en 20 años. Las difunde en ‘@tgnpep’. Allí se define: «Volant per Tarragona. M’agrada patir amb el Nàstic i la Jove».

    $!Otra panorámica, con el mar y el Port de Tarragona de fondo. Foto: Pep Moncusí
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