El club de las oportunidades aprovechadas

Las estudiantes que han obtenido este año las becas del Consell Social de la URV y la Fundación Repsol cuentan sus historias de esfuerzo y perseverancia

07 abril 2019 17:19 | Actualizado a 08 abril 2019 07:27
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Anna Mora tiene 19 años y las cosas muy claras. Desde pequeña quería ser médico y decidió que iba a luchar por ello, así que cuando el año que acabó bachillerato se quedó a tres décimas de entrar en la carrera no se rindió. Estudió un ciclo de grado superior de FP en el que fue «a por todas». Con las buenas notas de estos estudios sí que consiguió las décimas que le faltaban para entrar. 

Pero este no era el único problema que le tocaba sortear para llegar adonde se proponía. También estaba el hecho de que ella es de Deltebre, lo que suponía más de una hora de viaje para ir y otra para volver a la facultad, que está en Reus. Todo sumado al hecho de que a su familia le habría resultado muy difícil poder pagarle un piso de alquiler en la ciudad donde iba a estudiar. 

Allí es donde apareció la beca del Consell Social de la URV y la Fundación Repsol, 5.000 euros anuales que han supuesto la tranquilidad económica que necesitaban ella y su familia para saber que podrá cumplir su sueño. Ahora se prepara para ser la primera médica de su familia. 

Dice que los estudios son duros, pero los compañeros son muy amables «y los profesores te conocen por tu nombre, no eres un número». Hace una reflexión en voz alta: «Debería haber más becas de este tipo, hay muchos jóvenes que están haciendo el bachillerato y saben que en su casa no podrán pagar una carrera, y así estamos perdiendo mucho conocimiento y mucho futuro». 

Anna es una de las cinco estudiantes que este año accedieron a las becas. Le acompañan Laia Meza, Hasnae Kassemy, Julia Ulldemolins y Esha Chaudhry. Menos Chaudhry, que no pudo asistir por motivos de salud, el viernes acudieron al complejo de Repsol a recibir las becas.  

Cinco mujeres consiguen las becas de la Fundación Repsol y el Consell Social de la URV

Cinco mujeres se incorporaron este viernes, 5 de abril, al programa de becas que convocan la Fundación Repsol y el Consell Social de la URV y que este año llegaba a su decimotercera edición. Las nuevas becadas vienen a sumarse a los 14 alumnos que ya están en el programa en diferentes puntos de su carrera o cursando un máster.

Además de ellas, otros 14 estudiantes renovaron este año las becas para seguir con sus estudios de grado o máster. En el grupo las mujeres son una mayoría aplastante, ya que sólo hay dos hombres. La composición, no obstante, también tiene que ver con el hecho de que hay más mujeres que optan a estas ayudas, ellas firman en torno al 70% de las solicitudes. 

92% de los becados egresados trabaja; de ellos el 96% está en un empleo relacionado con sus estudios

El programa de becas, que este año llega a su decimotercera edición, tiene el objetivo de colaborar para que puedan ingresar y permanecer en la URV alumnos que, pese su buen expediente académico, tienen dificultades económicas, sociales o personales. Para muchos las becas han marcado, de hecho, la diferencia entre poder seguir estudiando o no.

El ejemplo de tres hermanas
Laia Meza, estudiante de primer curso de Comunicación Audiovisual, cuenta que cuando recibió el correo notificándole que le habían concedido la beca lo leyó una, dos, tres veces... «No me lo creía», reconoce. 

Recuerda que para su madre la noticia significó «un alivio muy grande». Son de Móra la Nova y sólo el viaje diario a Tarragona iba a ser algo muy difícil de asumir, económicamente hablando. Con la beca no sólo ha podido asumir el coste del transporte, sino también gastos como el del ordenador que se le estropeó «y para mi carrera es clave». 

Laia es la mayor de tres hermanas y espera convertirse en un buen ejemplo para ellas.

Familias orgullosas
A Hasnae Kassemy no se le borra la sonrisa de la cara. Es estudiante de Medicina y reconoce que su familia lo habría tenido muy difícil para que ella fuera a la universidad. Igual que Mora, ella también se quedó a pocas décimas de entrar, e hizo un ciclo de grado superior. También espera ser la primera médica de su casa. 

Júlia Ulldemolins, por su parte, está en el primer curso de ingeniería química, los estudios son muy exigentes pero dice estar a gusto. 

Casi hasta última hora estuvo pensando qué estudiar, porque le interesaban muchas cosas. «Quería hacer un trabajo que realmente fuera útil para la sociedad», relata, pero también le gustaban las ciencias. Así fue como, investigando, encontró la ingeniería química, porque su intención es estudiar luego un máster en energías renovables. 

Los alumnos que estudian con estas becas preseveran; sólo el 4% abandona

Relata que en las pruebas de acceso a la universidad sabía que se jugaba mucho, así que se esforzó al máximo. Para entrar en su grado la nota de corte no es alta, pero la carrera no es barata y, además, ella ya iba con miras de pedir una beca del Estado. 

La que se enteró de la existencia de las becas fue su madre, justo en el último día de la convocatoria. «Pensé que como la entregaba la última, ya ni la mirarían», reconoce, así que la sorpresa fue mayúscula cuando se enteraron.

Un esfuerzo continuado
La beca es una ayuda enorme, pero ahora les toca a las y los becados perseverar en el esfuerzo. El ejemplo de los que les han precedido es para ser más que optimistas. El nivel de los que abandonan los estudios es sólo del 4%, frente al 17,5% del conjunto de la universidad. 

Los datos de inserción laboral también son alentadores; de los egresados que estudiaron con las becas el 92% estaba trabajando, según una encuesta hecha el año pasado. La cifra está por encima de la media de la URV, que se encuentra en el 86%. De los que están empleados, además, el 96% está desempeñando trabajos relacionados con su formación.

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