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La realidad económica por la que está pasando el Ayuntamiento de Tarragona compromete la programación cultural y habitual de la ciudad. Primero fue el anuncio de suspensión del Minipop, después la no continuidad de la macroproducción Rigoletto y, ahora, parece que lo que pende de un hilo es el Festival d’Estiu.
«Estamos trabajando en diferentes propuestas, pero todavía no hay nada cerrado. Estamos pendientes de la incorporación del remanente –prevista en el mes de marzo–, para poder seguir tomando decisiones», explió ayer al ‘Diari’, la concejala de Cultura i Festes del Ayuntamiento de Tarragona, Inés Solé, quien añadía que el nivel del festival y los nombres de los artistas dependerá de los modificativos de crédito que se hagan, fruto de los presupuestos prorrogados. Actualmente, la concejalía de Cultura está planificando el festival, aunque a pocos meses del verano todavía no hay ningún concierto ni espectáculo cerrado. Desde el Ayuntamiento reconocen ir un poco justos de tiempo.
La situación económica que atraviesa el Ayuntamiento de Tarragona es, según Solé, fruto de «una deuda estructural, de la falta de ingresos y de unos presupuestos prorrogados que nos condenan a no poder hacer cosas ni tomar decisiones». Así se explicaba la concejala ayer, tras el anuncio de la no continuidad del proyecto Rigoletto. Solé defendió que una macroproducción como esta es actualmente «inviable» y apostó por una programación cultural durante todo el año.
Los números del ‘Rigoletto’
Solé llevó a cabo ayer lo que definió como «un ejercicio de transparencia», mostrando el impacto social y económico que supuso Rigoletto para la ciudad. Cabe recordar que se trata de una ópera que produjo el Ayuntamiento de Tarragona, ayudados por el barítono Àngel Òdena, y que se celebró el pasado 9 de julio en el Auditori del Camp de Mart. El objetivo que perseguía la presentación de los datos es justificar la no repetición del evento. «Cuando se hace un espectáculo de estas características es importante analizar el impacto que ha tenido para la ciudad», decía ayer Solé.
Según la concejala, el gasto total de Rigoletto fue de 235.213, 08 euros. De estos, se consiguieron 75.360 a través de aportaciones directas y de los ingresos de las entradas. «Esto significa que el coste real para las arcas públicas fue de 159.853,08 euros», añadía Solé. Referente a las entradas, de un aforo de 1.248 personas, se vendieron 934 entradas y se dieron 153 invitaciones. Quedaron sin comprar 161. «Para hacernos una idea, el Festival d’Estiu de esta ciudad, que cuenta con una programación prolongada, costó el año pasado 158.833,49 euros. Si lo comparamos con las Festes de Santa Tecla, el Rigoletto equivale a un 30,54% del presupuesto total de las fiestas mayores de la ciudad», explicaba la concejala, quien añadía que «con estos datos encima de la mesa todo el mundo puede sacar sus conclusiones». El análisis no valoró el impacto que tuvo la ópera sobre los artistas del territorio, aunque Solé reconoce que fue un impulso importante.
