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    El ladrón escurridizo que robó un coche a punta de pistola en Els Pallaresos

    La Unitat d’Investigació de Mossos reúne pruebas definitivas para identificar al delincuente, que sigue en paradero desconocido. Se trata de un tarraconense de 39 años

    06 julio 2022 11:18 | Actualizado a 07 julio 2022 07:00
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    La Unitat d’Investigació de Mossos d’Esquadra ha terminado su trabajo. Ahora es cuestión de dar con el paradero de un escurridizo ladrón tarraconense que el pasado 12 de marzo de este año robó un coche a punta de pistola.

    Lo hizo en Els Pallaresos y además de usar un arma de fuego (que después se comprobó que era de fogueo), agredió a la víctima para quedarse con un BMW negro que intentaría sin éxito revenderlo con matrículas diferentes y número de bastidor borrado.

    La investigación tuvo sus golpes de suerte, pero el trabajo de los agentes ha durado casi cuatro meses largos para tener todos los cabos atados y ningún resquicio que pudiera dejar el trabajo en papel mojado.

    La historia de este delito empieza en las redes sociales. En una plataforma de compra-venta de vehículos, delincuente y víctima terminaron acordando un encuentro para la venta de este turismo de alta gamma. Se citaron presencialmente y dieron una vuelta con el BMW hasta que el ladrón pidió a la víctima que parara argumentando que había oído un ruido bajo el capó.

    Ambos bajaron del coche. Levantaron la tapa y cuando la víctima empezó a mirar en su interior, el cañón de una pistola se posó en su nuca. El delincuente le pidió las llaves y el reloj electrónico que llevaba y que con él podía comunicarse.

    La víctima intentó revolverse, a pesar de la amenaza de la pistola, y consiguió quitarle la mascarilla para verle bien la cara al agresor. Éste disparó al aire con el fin de asustarlo y se llevó el coche, dejando a la víctima en un camino lejos de zonas urbanas. Más tarde los investigadores certificarían que la pistola era falsa, puesto que no hubo ni vaina, ni proyectil ni nada que pudiera argumentar que era una arma de fuego real.

    Cabos sueltos, cabos atados

    La Unitat d’Investigació de Mossos empezó con la declaración de la víctima y el inicio de recabar pruebas. La red social que usaron para ponerse en contacto dio algunas de ellas. Las otras vinieron por otros caminos, incluso a la propia víctima le informaron de la petición de un cambio de placas de matrícula.

    La red social, el seguimiento de las placas de matrícula y su gestión; la identificación facial del sujeto que pudo aportar la víctima tras quitarle la mascarilla, y otras líneas abiertas por los Mossos dieron sus frutos y pusieron nombre y apellidos y cara al sujeto. Además, se pidió analítica a la Unidad Central de Genética Forense de la mascarilla del delincuente que se quedó con la víctima para poder tener todas las pruebas incriminatorias.

    Paralelamente, el coche apareció cinco días más tarde de su sustracción. Fue una patrulla de la Guàrdia Urbana de Tarragona que lo localizó en el barrio de Sant Salvador y dio parte a Mossos, que se lo llevó al depósito para analizarlo.

    Allí ya vio que había manipulación de la documentación del vehículo, que uno de los tres números de bastidores se había lijado y que solo le faltaba el otro juego de matrículas para poder despistar en cualquier control policial.

    Con el coche recuperado y analizado, antes de devolverlo a su titular, era cuestión de pedir al juzgado una orden de busca y captura del sujeto, un tarraconense de 39 años. Esta parte es la única que todavía está pendiente de ejecutar, puesto que los intentos de arresto han sido infructuosos en estos casi cuatro meses desde que se denunció el robo. Mossos confía en que el delincuente se lo arrestará más pronto que tarde, pero lo que sí asegura es que la investigación está cerrada y todas las pruebas incriminatorias logradas. Se le acusa de un delito de robo con violencia e intimidación (uso de fuerza y arma de fuego) y otro de falsificación de documento público (por el coche).

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