¿Eres un pelacanyes de Tarragona? Mira estas fotos

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01 agosto 2021 11:02 | Actualizado a 08 agosto 2021 09:59
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Desde la foto de un grupo de un centenar de operarias de la Tabacalera que posan en 1948 junto al director de la fábrica a la de quince jóvenes que protagonizaron en 1910 la primera cabalgata de Reyes de la historia de Tarragona. O desde la imagen de un autobús colectivo repleto a la de unas niñas sentadas muy formales en un aula de la antigua Casa de Beneficencia, ahora la Diputació. Las instantáneas de los/as tarraconenses permiten captar cómo ha evolucionado la ciudad. Y sus costumbres.

El libro ‘Tarragona desapareguda’, de Jordi Piqué y Blanca Gas, refleja los enormes cambios urbanísticos de la ciudad, como ya se explicó en la crónica pelacanyes  publicada el domingo 25 de julio y que se puede leer en nuestra web. Pero también que la forma de ser de los TTV (tarragonins de tota la vida) ha evolucionado, pero no tanto. 

Las fotos de las procesiones de Semana Santa de principios del siglo XX o la de unas damas vestidas con mantilla negra en 1916 podrían pasar perfectamente por actuales. Cuando  había procesiones, claro, antes de la pandemia de coronavirus.

Las imágenes del libro se han ido colgando cada lunes desde el año 2013 en las redes sociales del consistorio, en el apartado ‘La Finestra de l’Arxiu’. El libro, por su parte, está en proceso de reedición tras haberse agotado.

La Tabacalera supuso un revulsivo económico. Su construcción empleó a un millar de obreros

Abundan en el libro las instantáneas de militares. Ya no existen cuarteles. Por ejemplo, el Campus Catalunya de la URV se ubica en el solar del cuartel General Contreras. Pero, como explican Piqué y Gas en otro libro suyo, ‘Treball i Lleure a Tarragona’: «Como consecuencia de la triple capitalidad (administrativa, eclesiástica y militar) en Tarragona se registraba un sector terciario muy superior a la media de Catalunya, integrado en buena parte por religiosos (sede arzobispal, capítulo catedralicio, seminario pontificio conventos...), funcionarios de la Administración del Estado, militares (Gobierno Militar y regimientos Luchana y Almansa) y fuerzas de orden público». 

El tópico de que Tarragona era una «ciudad de curas, militares y funcionarios» y de que por eso estaba «dormida» era muy real. Aunque la composición de la población ha cambiado, aún no nos hemos ‘despertado’ del todo.

Otras imágenes para la nostalgia son las de las operarias de la Tabacalera. La fábrica se encuentra en estado de abandono, lejos del ejemplo de la de Málaga, ahora reconvertida en museo. Ambas factorías se construyeron en la misma época: en los años 20.

Un siglo antes del actual ‘trenet turístico’, un bus colectivo ya recorría repleto la ciudad

Los trabajos de construcción de la Tabacalera duraron cinco años, emplearon a mil obreros y supusieron una inversión de 10,5 millones de pesetas. De 1923. Toda una fortuna. Escriben Piqué y Gas: «La arena provenía de la playa de Salou y la piedra de las pedreras de Santa Tecla, cerca del Llorito, y la Garriga de Cañellas, en la partida de Sant Pere de Sescelades. Por la magnitud de todo esto, solo la construcción de la Fábrica de Tabacos fue un motor de la economía y el trabajo de aquellos años», sigue el libro.
La Tabacalera se esfumó, pero lo que permanece inalterable es que la Rambla constituye el corazón de la ciudad. La foto de un desfile de niñas vestidas de Primera Comunión en el Corpus de 1945 contrasta con la de la concentración espontánea el 14 de abril de 1931 ante la sede del Gobierno Civil (Rambla Nova, 30) para celebrar la proclamación de la II República. Y aún más, con las de los desfiles de partidos, sindicatos y formaciones revolucionarias durante la Guerra Civil.

El ‘postureo’, hoy típico de las redes sociales, se vivía en la Rambla, donde los tarraconenses iban a ver y ser vistos. «El tradicional paseo el domingo después de asistir a misa, o por la tarde, devenía un desfile de los nuevos estilos de vestir que adoptaba buena parte de la población. En verano, la playa pasaba a ser un nuevo espacio público cada vez más utilizado, donde los vestidos de baño reflejaban la moda y los cambios en la mentalidad que se iban introduciendo», recuerdan Piqué y Gas.
No tiene desperdicio la imagen de un autobús colectivo repleto de gente aparcado en la Rambla en los años 20 del pasado siglo. No se usaba como un transporte para enlazar diferentes poblaciones, sino como un vehículo turístico. Algo así como el trenet turístic actual. Una misma idea concebida un siglo antes. Definitivamente, como decían los romanos, «nihil novum sub sole» (nada hay nuevo bajo del sol). 

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