Esenciales para trabajar pero no para vacunarse

Fueron declarados vitales en la pandemia y no fallaron. Ahora cajeras, transportistas, ‘riders’, conductores o payeses lamentan no ser, por ahora, colectivos prioritarios en la inmunización

04 abril 2021 11:00 | Actualizado a 04 abril 2021 11:15
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Siguieron ahí, al pie del cañón, cuando todo paró, trabajando entre la angustia y el riesgo, atendiendo al ciudadano y socorriéndole muchas veces en los momentos más graves de la pandemia. Luis condujo su camión y garantizó el suministro, Fuensanta surtió de alimentación a su supermercado, Joaquim trasladó a pacientes al hospital en su taxi y Dani, arrocero del Delta y payés, fue un eslabón clave en una agricultura también convertida en sector esencial.

Repartidores a domicilio, conductores, revisores de bus, cuidadoras domésticas o quiosqueros fueron declarados esenciales durante el confinamiento y no flaquearon en su compromiso social. Ahora, cuando se cumplen tres meses de vacunación, todos estos perfiles que sostuvieron el mundo se ven relegados y sin preferencia.

Dejando a un lado los mayores, los usuarios de residencias, las personas de riesgo y los sanitarios, ellos no están incorporados en esa bolsa de profesiones que incluyen a policías, Mossos d’Esquadra, bomberos, funcionarios de prisiones, militares o profesores, roles que sí tienen prioridad frente al resto de población general y que están recibiendo el pinchazo a diferentes ritmos.

Es una consecuencia más de los problemas de la administración de antígenos, marcados fundamentalmente por la escasez de dosis. No piden ser los primeros, pero sí que se les tenga en cuenta durante algún momento de la campaña de inmunización. Les duele que no se planifique, al menos, su inclusión en franjas laborales con una cierta predilección. «No fallamos cuando se nos necesitó. Ahora nos podrían escuchar», lamentan.

Luis Pérez Camionero: «Tendríamos que tener prioridad. Cuando se nos necesitó estuvimos ahí»

 

«Deberíamos ser prioritarios por el mismo fundamento que cuando se nos necesitó estuvimos ahí», reconoce Luis Pérez, transportista de Serveis Transports Pérez, firma ubicada en Constantí, habituada a desplazamientos cortos por Catalunya. Pérez se dedica, en general, al traslado de material industrial y otros productos. Su trabajo fue esencial durante los estados de alarma, en especial en la primera ola, y ahora cree que debería tener cierta prioridad para inyectarse el antígeno, aunque con matices: «Entiendo la escasez de vacunas que hay. Es evidente que había que proteger antes a los mayores y a las personas de riesgo. Decir que me toca a mí primero lo considero un poco egosíta. Entiendo que el personal sanitario es el primero pero a partir de ahí igual se está dando prioridad a ciertos colectivos y a lo mejor se pordría hacer de otra forma». 

Luis Pérez añade que «sería de agradecer que tuvieran ese miramiento con nosotros, porque hemos estado ahí, aunque siempre es algo difícil de ponderar a quién se vacuna antes y a quién no». Este transportista apuesta por, «cuando se hayan cubierto hasta los 55 años, comenzar a priorizar colectivos como el transporte», sobre todo por que la amenaza a la salud sigue estando ahí: «Proteger al sanitario es muy importante, pero el riesgo también lo tenemos nosotros, que no paramos de movernos ni de estar con gente diferente. Cuando me hablan de las burbujas yo siempre digo que soy una botella de gaseosa, tengo burbujas por todos los lados». 

Pastora Carrasco Revisora e inspectora de bus: «Estamos siempre en contacto con pasajeros y muy expuestos»

 

Pastora Carrasco es inspectora y revisora de la EMT, en Tarragona. En plena crisis sanitaria, garantizó el transporte de personas, junto con los conductores, a los que asiste y socorre en caso de problemas. Ahora controla aforos e interviene si alguien no quiere llevar mascarilla dentro del bus. Fiscaliza que el flujo de las líneas municipales de bus sea el correcto. A través del móvil y de la emisora, intercede para resolver todo tipo de incidencias. Pastora es contundente: «Deberíamos tener algún tipo de prioridad en la vacunación. Estamos todo el día en contacto con los pasajeros, y es un riesgo. Es un trabajo duro y deberían pensar en nosotros para tener una cierta prioridad». 

Pastora, como otros esenciales que no están en lista aún para el pinchazo, cree que tanto ella como los conductores merecen una especial consideración: «Tenemos un contacto estrecho con los usuarios. Estamos en las paradas pero cuando el conductor tiene algún problema subimos y nos encontramos con mucha gente. También abordamos conflictos con gente problemática que se niega a ponerse la mascarilla, por ejemplo. Andamos siempre en la calle y estamos expuestos a contagios». Pastora admite que «no estamos en primera línea como los sanitarios o la urbana, y no queremos pasar por delante de ellos, claro, pero estamos ahí, hemos aguantado en los momentos más duros, procurando que el transporte funcionara bien. Deberían protegernos». 

Fuensanta Moreno Jefa de Supermercado: «A la hora de la verdad se han olvidado de nosotros»

 

Los supermercados han sido servicio esencial desde que comenzó la pandemia. Nunca han cerrado y siempre han estado al pie del cañón, sin importar riesgos y anteponiendo su trabajo para que a la población no le faltase de nada. Fuensanta Moreno, jefa de tienda del Consum de Miami Platja, está muy molesta con el hecho de que este sector no haya recibido todavía la vacuna: «Está mal porque nosotras hemos estado expuestas desde el primer día. Hemos sido imprescindibles como se dice, al igual que médicos y enfermeros, pero a la hora de la verdad se han olvidado de nosotros». 

No solo le preocupa que todavía no hayan recibido la vacuna, sino que haya pasado la Semana Santa, un período en el que viajar comarcalmente no se ha prohibido y eso ha elevado el riesgo de transmisión: «Nos sentimos olvidados por la Sanidad y el Gobierno. Han pasado de nuestra cara y seguimos muy expuestos, ya que al permitir los viajes comarcales durante la Semana Santa hemos estado con mucha faena y todavía sin vacunar». A lo que añade: «Puede ser que esta aglomeración de personas en los supermercados provoque que después de la Semana Santa haya rebrotes entre el personal del supermercado, aunque hemos de decir que por parte de nuestra empresa las medidas de seguridad e higiene que nos facilitan son totales y estamos muy agradecidos». 

Joaquim Olivé Taxista: «Somos un servicio público y nos estamos jugando la vida»

 

Joaquim Olivé defiende el carácter de «servicio público» que tiene el taxi y «la obligación de ofrecer las máximas garantías», de ahí que considere que el gremio debería inmunizarse de una manera preferente: «A nivel particular intentamos protegernos y proteger desde que empezó la pandemia pero tendría que haber una normativa para priorizarnos. Entendemos que hay pocas vacunas pero también hay que comprender que nos jugamos la vida. Creo que en algún momento de la campaña de inmunización tendríamos que tener prioridad». Olivé, que también es presidente provincial del gremio, admite que «no ha habido muchos contagios entre los conductores», básicamente «gracias a las precauciones que hemos tomado».

Aun así, los riesgos son grandes para este colectivo que tampoco tiene programada la vacunación: «Es de sentido común. El trabajo nos ha bajado muchísimo pero vemos a mucha gente al cabo del día». Olivé defiende que el taxi se ha mantenido como recurso fundamental para el transporte de pasajeros durante toda la pandemia, al tiempo que recuerda el desplome económico para el sector: «A nosotros nos interesa gente en la calle, restaurantes llenos, discotecas… Si todo eso no existe, ya me dirás. Está todo al revés de como debería ser». 

Alberto Díez Repartidor a domicilio: «Si la situación se complica seguiremos al pie del cañón»

 

«Nosotros hemos estado al pie del cañón, y lo seguiremos estando si la situación se complica y la pandemia evoluciona a peor. Cuando todo ha ido a mal y la gente se ha encerrado, hemos seguido trabajando. Nosotros tendremos que seguir sirviendo a domicilio, hemos sido básicos para llevar la comida y tendríamos que estar vacunados», argumenta Alberto Díez, gerente de Pizza Imperial, en Tarragona. Además de cocinar y preparar los pedidos, Alberto hace de rider, porque también se responsabiliza del reparto. 

La pandemia ha generado un boom de las compras por internet y los envíos a domicilio, al que han respondido muchos motoristas que ahora reclaman que se les tengan en cuenta. «No queremos ir por delante de la policía o los sanitarios, porque su labor es más importante, pero también deberíamos de gozar de preferencia, como sucede con los profesores, porque nos movemos por todos los sitios, vamos de aquí hacia allí. En nuestro caso damos servicio de La Canonja hasta El Morell», cuenta Díez, para quien los repartidores «deberíamos pasar por delante de la población general», también por el riesgo que asumen: «Entramos y salimos a muchos edificios, tocamos barandillas, ascensores… pasamos por lugares comunitarios y vemos a gente, aunque no lleguemos a entrar a las casas». 

Dani Forcadell Agricultor y arrocero en el Delta de l’Ebre: «Si vacunamos al payés cortaremos muchos brotes»

 

«En su momento recibimos muchos aplausos y agradecimientos pero ahora nos ponen en el vagón de cola. Está claro que hay gente que necesita vacunarse antes, como los mayores, y que las dosis son escasas, pero los profesores están todos inmunizados y mucha gente joven también, incluso actividades secundarias. No entendemos que no se nos tenga en cuenta siendo un sector esencial», denuncia el arrocero del Delta Dani Forcadell, responsable del sector del arroz en Unió de Pagesos.

El sindicato ha presentado una queja formal a la Conselleria de Salut de la Generaliat para que los agricultores sean tenidos en cuenta en la campaña de antígenos. «Hace un año todo se detuvo, pero nosotros no paramos ni un día. Seguimos trabajando y aseguramos la continuidad alimentaria», cuenta Forcadell, que defiende la vacunación de los payeses no solo como una protección merecida ante la Covid-19, sino como la manera de batallar contra la pandemia. «A partir de abril será clave la campaña de la fruta dulce. Los agricultores se relacionan con mucha gente. Solo hay que ver lo que pasó el verano pasado con los temporeros en Lleida, donde se desbocaron los contagios. Vacunarnos es clave para cortar ese tipo de brotes y evitar que la situación se descontrole», zanja Forcadell. 

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