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    «Estos chicos sienten que es la oportunidad de sus vidas y la están aprovechando»

    Un programa del SOC y el Ayuntamiento da formación y empleo a 10 jóvenes extutelados. Todos han logrado emanciparse y, de paso, ser conocidos por sus vecinos

    24 mayo 2022 18:57 | Actualizado a 25 mayo 2022 15:33
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    «Son motivados, respetuosos y las personas con las que trabajan en los centros cívicos están muy contentas con su desempeño; desde enero que comenzamos no hemos tenido ningún incidente... Estos chicos sienten que tienen la oportunidad de sus vidas y la están aprovechando», resume Zoraida Mateo, tutora de un grupo de jóvenes a quienes acaba de dar clases en el Centre Cívic de Sant Pere i Sant Pau.

    Se trata de 10 chicos de 19 y 20 años que llegaron a la ciudad como jóvenes migrantes solos y ahora participan en un programa de empleo y formación que han puesto en marcha el Servei d’Ocupació de Catalunya (SOC) y el Ayuntamiento de Tarragona a través de Tarragona Impulsa.

    Si quien lee es usuario/a de alguno de los centros cívicos de la ciudad, además es probable que ya les haya visto porque trabajan como ayudantes de los conserjes haciendo diferentes labores, desde atender el teléfono a organizar el material.

    Gracias al sueldo que perciben (950 euros al mes) todos han conseguido emanciparse. «Es toda una experiencia cuidar de uno mismo, todos cocinamos, nos lavamos la ropa... Echas de menos a tu madre», dice uno. En resumen, las suyas ahora son las preocupaciones típicas de cualquier chico de su edad que tiene que vivir fuera de casa.

    Pero no hay en sus palabras ningún tipo de queja. Algunos llegaron en patera (unos, escapados y otros, cuando su familia consiguió reunir los 2.000 o 3.000 euros del viaje). Otro vino en un camión; lo consiguió al tercer intento pero un amigo suyo murió por el camino... Antes de comenzar en el programa los había que vivían en la calle, en el piso de una fundación, o estaban a punto de agotar su estancia en un piso tutelado.

    40 solicitudes para 10 plazas

    La selección del grupo se hizo a través de Serveis Socials, porque se presentaron 40 solicitudes para 10 plazas. Se tuvo en cuenta que no tuvieran antecedentes penales, la actitud y las circunstancias en las que se encontraban.

    Además de trabajar están recibiendo clases de catalán y de orientación laboral. El acompañamiento, no obstante, va mucho más allá, desde ayudarles a acceder a La Meva Salut o a controlar los gastos. La tutora se sorprende de lo ahorrativos que son, porque para todos es muy importante tener dinero para enviar a su país.

    El valor de conocer al vecino

    El hecho de poder trabajar de cara al público también ha sido un valor añadido para romper estereotipos. Abdellah, por ejemplo, trabaja en el Centre Cívic de Torreforta y está contento porque de esta forma «estoy mejorando el idioma y estoy conociendo a mis vecinos». Ismail coincide, pese a que algunos usuarios «no se creen que somos trabajadores, piensan que estamos en prácticas. Estar de cara al público te permite conocer a más gente y aprendes cómo tratarla».

    Su presencia en los Centros Cívicos además ha ayudado a mejorar el servicio al usuario que no habla bien el idioma, por lo que los chicos también hacen de intérpretes.

    Los jóvenes ya tienen permiso de trabajo y la idea, explica Mateo, es seguir acompañándoles a encontrar empleo cuando se acabe el programa. Ninguno tiene la ESO, pero su idea es seguir formándose a la par que trabajan. Cada uno tiene sus preferencias: electricidad, peluquería, mecánica de coches, jardinería... Yasser dice que «queremos estudiar para tener un buen trabajo».

    Manel Castaño, concejal de Educación, Ocupación y Desarrollo Económico, reconoce que el programa «es insuficiente, el colectivo es más grande» y explica que la intención es realizar más convocatorias.

    Considera Castaño que experiencias como esta permiten, por una parte, a los jóvenes vivir dignamente con su trabajo y, por otra, «que la visión de los vecinos cambie en positivo. Se dan cuenta de que son amables y diligentes, y que si se les da una oportunidad son como cualquier chaval del barrio».

    Finalmente Castaño piensa que esto nos puede hacer reflexionar como sociedad sobre cómo invertimos los recursos. Está convencido que la relación coste beneficio de ofrecerles formación y empleo da muchos mejores resultados que un modelo solo asistencialista.

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