La esperanza vuelve al entorno del Mercat con el regreso de los buses

Hoy se reabre la parada de la calle Colom, una medida que los comerciantes anhelan tras unos años muy difíciles

19 mayo 2017 23:53 | Actualizado a 20 mayo 2017 21:42
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«Han sido ocho años largos, muy largos, como ocho siglos... Mucha gente se ha arruinado por el camino», resume Miquel Arrufat, presidente de la Associació d’ Empresaris de l’ Entorno del Mercat Central, quien asegura que desde que se iniciaron las obras han cerrado un 80% de los negocios que había inicialmente en el entorno. «Los que permanecen abiertos continúan como pueden. Yo de 8 empleados que tenía he pasado a 3, y una temporada he cerrado la panadería».

Pero Arrufat, igual que muchos comerciantes del entorno de la plaza, puede comenzar a respirar un poco más tranquilo. El tráfico de personas debería comenzar a mejorar tras la apertura hoy mismo de la parada de bus de la calle Colom, cerrada por las obras. Además, se han hecho obras provisionales para que las aceras sean más transitables.

Arrufat reconoce que la vuelta de los autobuses es un primer paso «para que esto vuelva a ser lo que era. Esperamos que la normalidad se recupere poco a poco durante 2015... Aunque personalmente tengo esperanzas, los negocios no viven de promesas, habrá que ver los hechos», dice.

Ese sentimiento, entre las ganas de tener esperanza y el escepticismo, era el que se respiraba la semana pasada entre los comerciantes del Mercat. Aunque nadie saltaba de alegría: «Estamos demasiado quemados», decía la dueña del Frankfurt Pai. «En este tiempo hemos tenido que despedir a dos empleados, sólo quedamos mi marido y yo, que trabajamos 13 horas diarias... Tiramos de ahorros para no cerrar. Llevamos 40 años aquí», explica mientras señala con amargura la valla delante de su negocio. «Aquí la gente cuando ve una valla ya no pasa. No sabemos qué sucederá con la llegada de los autobuses, pero hasta que no quiten las vallas...».

De la misma sensación de estar constantemente en obras se queja Antonia Pinilla, que regenta tres locales, dos de ropa infantil que ya tenía antes y otro de ropa de mujer que abrió hace dos años, cuando estaba convencida de que la apertura del mercado era inminente. «Este año es cuando lo he pasado peor, compré género confiando en que en julio estaría acabado, y allí está». Delante su negocio asfaltaron la acera la semana pasada. Hasta ahora la única acera terminada es la de la calle Colom. El resto no se ha terminado porque todavía será necesario que por allí circule maquinaria.

Pero también hay negocios que abrieron en plena crisis esperando el fin de las obras. Es el caso de Montserrar Figueras, de una tienda de puericultura y ropa infantil. Cuenta que en 2012, antes de alquilar el local, fue a preguntar al ayuntamiento sobre la fecha del fin de las obras. Le dijeron que sería en octubre de 2013. Trabaja pero no ingresa. Comenta que «este entorno es deprimente, esto no es un barrio comercial, por la noche está oscuro, parece la boca del lobo».

Hay más negocios que han abierto recientemente, como una frutería de la calle Reding. En la misma calle Meritxell Pomerol ha abierto una moderna charcutería-carnicería hace pocos días. «Me he arriesgado, y mucho. Esta zona siempre ha sido buena y tengo esperanzas de que vuelva a ser así», apunta.

‘Entiendo el malestar’

La concejal de Comercio, Patricia Antón, admite que los comerciantes de la zona han sufrido mucho y entiende su malestar, pero niega que la cifra de cierres de comercios en la zona llegue al 80%. «Han cerrado muchos, es cierto, pero las obras, que han generado muchas molestias, no han sido la única causa: está la crisis, otros han cerrado porque les han subido el alquiler...». La edil, que admite haber llorado junto al dueño de algún comercio, añade que, si bien muchos negocios han cerrado, otros han abierto. «En los últimos seis meses ha habido siete aperturas, y otros tres están en obras para abrir».

«Desde el Ayuntamiento hacemos todo lo que está en nuestras manos para minimizar las molestias y dinamizar la zona. Por ello, entre otras cosas, como una campaña pagada por Espimsa, hemos colocado allí el pesebre municipal, para que sirva como un polo de atracción. También es importante el regreso de los autobuses, que llevarán a la calle Colom al 50% de los viajeros de la EMT».

Patricia insiste en que «tratamos de ayudar al máximo y en enero se retomarán las obras también de dentro del mercado, para ver si se acaba de una vez y esta zona recupera la normalidad. Es lo que todos deseamos».

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