Dista mucho de ser la epidemia que arrasó en los años 80 y dejó una generación perdida de jóvenes enganchados, agravada la situación por la devastación causada por el sida. Sin embargo, la producción y el consumo de heroína repuntan, y la provincia también es un reflejo de la inercia. Así lo corroboran desde ámbitos policiales a sociales o incluso sanitarios, si bien es verdad que, en términos globales, el consumo sigue siendo residual, aunque la preocupación por estos incrementos aumenta.
Catalunya y Tarragona no son ajenas a esta dinámica. En concreto, el Camp de Tarragona es la región sanitaria con más casos de heroína notificados: 3,18 por cada 10.000 habitantes, según el informe de 2015 de la Subdirecció General de Drogodependències y la Agència de Salut Pública de Catalunya. En 2010, el dato era inferior, de 2,53. Por entonces, también el Camp de Tarragona se erigía en la región con más presencia de esta adicción. En el Ebre la incidencia es menor, con 0,48 casos por 10.000 habitantes. Es una de las regiones menos afectadas.
Un indicativo de que el caballo vuelve a ser una amenaza viene dado por el aumento de las incautaciones por parte de las fuerzas de seguridad. «Se ha notado un repunte que viene provocado por la demanda», indican fuentes de la Guardia Civil en Tarragona. El cuerpo policial añade: «Esta sustancia se consideraba una droga del pasado, de los 80, y estaba asociada a una generación que poco a poco se ha ido perdiendo, debido a los estragos del sida».
‘Se ha bajado la guardia’
Desde Mossos d’Esquadra también se confirma la tendencia. «Hemos notado un aumento en el Camp de Tarragona. Hay varios factores. Uno de ellos puede tener que ver que la gente ha olvidado ya lo que sucedió con esa sustancia. De alguna manera, se ha bajado la guardia, no se tiene la misma precaución ni la misma conciencia de sus peligros. También influye el hecho de no ser tan cara como otras sustancias», indica el inspector Joan Mulet, jefe del área de investigación criminal en el Camp de Tarragona.
Al factor económico alude también la Guardia Civil. «Las nuevas generaciones no conocen este tipo de droga ni las desgracias que causaron en el pasado. Se ha vuelto a introducir en nuestro mercado principalmente por tener un precio más bajo que otras sustancias».
Las entidades que trabajan con este tipo de adictos también corroboran el aumento. En el Centre d’Atenció i Seguiment de les Drogodependències de Tarragona se ha notado una subida. El 18% de los inicios de tratamiento por adicción son por heroína. En 2010 la cifra era sólo del 11% y en 2011, del 9%. En cinco años se ha doblado el porcentaje, del 9% al 18%.
A partir del año siguiente, 2012, es cuando se produce el punto de inflexión, como explica Eva Sentís, enfermera psiquiátrica especialista en salud mental: «La demanda estuvo en crecimiento hasta 2001, y a partir de ahí fue bajando. En 2012 empieza a subir y desde entonces atendemos a más personas con problemas derivados del consumo de heroína». En su centro, que da asistencia a Tarragonès, Baix Penedès y Alt Camp, ese 18% registrado supera al 12% de Catalunya y al 16% de España. «No sabemos si por el tipo de población, pero en Tarragona hay más incidencia que en otros lugares. Creemos que se ha producido una disminución de la alerta, se ha diluido esa percepción de que era la droga más peligrosa. En otras ocasiones, simplemente tiene que ver con la experimentación de algunos, que se acaban enganchando». Actualmente, 477 heroinómanos se tratan en este centro. De las más de 700 que empezaron tratamiento el año pasado, 131 lo hicieron por heroína. En esas cifras hay perfiles muy variados, desde nuevos adictos a algunas personas que llevan décadas consumiendo.
En la delegación del Proyecto Hombre en Catalunya se confirma el incremento, como indica su director, Oriol Esculies: «Lo hemos notado en los últimos meses. Siguen siendo cantidades pequeñas. Si el año pasado un 5% de las consultas eran por heroína, ahora son el 10%. A nosotros nos llega la gente al final de la oleada, cuando llevan tiempo con el consumo. Hace 15 años se comenzó a consumir cocaína. Era el 80% de todas las adicciones. Ahora eso ha cambiado, ha bajado ese consumo porque hay una gran conciencia de los efectos nocivos, pero parece que crece la heroína».
Tanto Proyecto Hombre como otras entidades permanecen vigilantes: «Estamos alerta. Hay preocupación y observación para que esto no sea el inicio de una nueva epidemia». Esculies define una tendencia global: «Parece que hay más consumo de heroína en la calle. Hay que tener en cuenta que nos movemos en el terreno internacional. Se habla de circuitos en los que el cultivo ha crecido muchísimo y eso quiere decir que hay demanda e interés en consumir heroína».
La metadona es una parte clave del tratamiento, pero también la desintoxicación en centros o pisos. «El tratamiento varía, puede durar tres meses o incluso años. También se procura que sea integral, de un cambio total de hábitos. Es un proceso complejo», detalla la enfermera Eva Sentís.