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    Los ricos viven dos años más que los pobres en Tarragona

    Los ricos enferman menos, Covid incluido, y viven más que los pobres. Un estudio cruza por primera vez muertes con ingresos. La brecha por nivel económico se refleja más en hombres

    29 octubre 2022 20:34 | Actualizado a 30 octubre 2022 07:00
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    Los vecinos del Barri dels Músics viven estadísticamente más tiempo que los de Campclar. Y, a su vez, los de Almoster tienen también una mayor esperanza de vida que los de Batea, si comparamos los extremos de rentas en la provincia, entre secciones censales o entre municipios. Son solo medias cuantitativas pero radiografían numéricamente la desigualdad en la salud por territorios y su impacto en la mortalidad según el nivel socioeconómico.

    Estar más sanos no es solo una cuestión de azar genético. Los tarraconenses más ricos viven de media dos años más que los pobres. Así lo concluye un trabajo liderado por varios grupos del Área de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) del Consorcio Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER-ISCIII). El informe ha sido publicado en la revista Scientific Reports, de ‘Nature’, y ha contado con la financiación del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). En el estudio ha colaborado también un equipo del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) del ISCIII.

    La investigación ha permitido dibujar las primeras tablas de vida en España por nivel socioeconómico, un material que se perfila de utilidad para estudiar la supervivencia de distintas enfermedades, entre ellas el cáncer.

    Diferencias al nacer

    En Tarragona, los hombres del rango de 20% de la población más rica viven 1,8 años más que aquellos que están en el 20% más desfavorecido. En mujeres, la diferencia es menor y se ubica en ocho meses. Pero donde más se ve ese desequilibrio es en la esperanza de vida al nacer.

    La clase baja triplica en infecciones respiratorias a la media-alta en el Camp de Tarragona

    Un niño tarraconense que nace en un entorno pudiente tiene una esperanza de vida de 79,6 años mientras que, en el otro extremo, en la parte de la población con menos recursos, la edad es de 77 años. Son 2,6 años de diferencia. Entre las mujeres, la esperanza de vida al nacer varía de los 84,7 años en aquellos entornos más ricos a los 83,4 en lo más empobrecidos, 1,3 años.

    Tarragona no está entre las provincias con una mayor brecha entre clases. Soria, Guadalajara, Segovia o Teruel figuran entre las que más desfase tienen. De hecho, Tarragona está mejor que la media española. Analizando la relación entre el nivel y la esperanza de vida al nacimiento, los autores han determinado que las mujeres y hombres que residen en las zonas más pobres viven entre 3,2 y 3,8 años menos, respectivamente, que en las zonas más ricas. Además, se ha calculado que, de media, las mujeres viven 5,6 años más que los hombres (82,9 años para mujeres frente a 77,3 en hombres).

    En clave provincial, el estudio muestra que la esperanza de vida al nacimiento fue mayor en la mitad norte de la península, en ambos sexos, y en las capitales frente a las zonas rurales. Influyen factores como el modo de vida, tener una alimentación menos saludable y la propia convivencia, el entorno. Tener que compartir piso por cuestiones económicas o no poder teletrabajar son factores que pueden explicar una mayor predisposición a los contagios, algo que se ha visto durante la Covid.

    Programas de salud pública

    Según explica Daniel Redondo, investigador del CIBERESP y de la Escuela Andaluza de Salud Pública, «comprender la asociación entre la esperanza de vida y el nivel socioeconómico podría ayudar a desarrollar programas de salud pública apropiados y en esta línea, las tablas de vida son necesarias para estimar las medidas de supervivencia específicas del cáncer según el estatus social».

    La comida o el tipo de vivienda influyen a la hora de enfermar o propagar un contagio

    El investigador del CNE Pablo Fernández destaca «la significativa brecha que hemos encontrado en la esperanza de vida en España según la variación geográfica, por sexo y por estatus socioeconómico», unas diferencias que son más pronunciadas entre hombres que entre mujeres: «Entender mejor la asociación entre la esperanza de vida y el estatus socioeconómico puede optimizar el desarrollo de programas de salud pública».​

    Los datos, recién publicados, se refieren a los años 2011-2013, pero estimaciones mucho más recientes ligadas a la pandemia también muestran ese desequilibrio en la salud según el nivel de vida.

    Las últimas cifras del Departament de Salut en Tarragona son elocuentes: en los dos últimos meses la clase baja acumula en el Camp 6.464 infecciones respiratorias agudas. Ahí se incluyen Covid, gripes o resfriados. Es casi el triple que el balance de los de un nivel medio-alto (2.387).

    «Hay una brecha significativa según la variación geográfica o el estatus socioeconómico», apunta Pablo Fernández, uno de los investigadores

    A su vez, en el mismo periodo, la clase media-baja adjunta 9.557 casos, cuatro veces más que el rango medio-alto. Es verdad que hay más infecciones a nivel absoluto entre las clases baja o media-baja, porque tienen un volumen mayor, pero la tasa de enfermos por cada 100.000 habitantes también refleja diferencias significativas.

    A menos recursos, más infecciones. El nivel socioeconómico bajo tiene una tasa de 686,74 infecciones, por encima del medio-bajo (615,35) y un 18% superior al estrato medio-alto (580,4).

    Riesgo y capacidad de respuesta

    Esa distancia también se ha reproducido solo teniendo en cuenta la Covid y durante las épocas más duras de la pandemia. Ha habido oleadas con casuísticas muy diversas que han ido contagiando a una gran parte de la población, pero el coronavirus se ensañó, sobre todo en el primer año, con perfiles que vivían en entornos más modestos. «El nivel socioeconómico es importante para establecer quién tiene más riesgo por estar más expuesto pero también por la capacidad que se tiene para dar respuesta», explicaba Israel Rodríguez, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación en la UOC. Rodríguez.

    «En momentos de restricciones el teletrabajo fue una forma de privilegio», admite Israel Rodríguez, profesor de Psicología y Ciencias de la Educación en la UOC

    El docente añadía en tiempos recientes de restricciones: «El teletrabajo, en cierta manera, se convierte en una forma de privilegio. La distancia física de la periferia también influye porque comporta una mayor movilidad, así como la vivienda y la posibilidad de hacer las cuarentenas bien hecha. Si no lo puedes hacer, tiende a haber más riesgo». Elisa Alegre, antropóloga y profesora en la UOC y la URV, también incidía en una línea parecida: «En algunos casos coincide que los puestos de trabajo más precarios son los que no se pueden hacer a distancia. En los barrios más empobrecidos, el tipo de trabajo que se suele tener no es virtualizable».

    Ese desajuste se dio claramente, por ejemplo, hace dos años. En la segunda ola de la Covid, en otoño de 2020, los barrios de Ponent, en la periferia de Tarragona, y también otros distritos más vulnerables como Sant Salvador, mostraban una incidencia más elevada que en el centro. Así ha sido durante muchos momentos.

    Elisa Alegre y otros investigadores reclaman desde hace años «incluir los indicadores sociales como perspectiva en la sanidad pública, en aras de conceptos como la sociología de la salud», ya que «es algo que aparece en cualquier estudio de ciencias sociales que trabaje con la salud».

    Tablas para estudiar la desigualdad en la supervivencia del cáncer

    La obtención, por primera vez en España, de tablas de vida por nivel socioeconómico es un punto de partida para estudiar la supervivencia en el cáncer y otras enfermedades crónicas aplicando la perspectiva de la desigualdad económica. Eso debe contribuir a un mejor conocimiento de los factores que influyen en el pronóstico de ciertas dolencias.

    «Las desigualdades en el cáncer persisten y tienen un impacto en los costes sanitarios», reconoce María José Sánchez, investigadora

    Para María José Sánchez, jefa del grupo de investigación, «las tablas son fundamentales para calcular la esperanza de vida y la estimación de la supervivencia por cáncer». Sánchez indica que en cuanto a los tumores «las desigualdades persisten y tienen un impacto económico en los costes sanitarios». El mismo estudio de ‘Nature’ indica que estas investigaciones «son importantes para el control del cáncer en España».

    Para llevar a cabo esta investigación se analizaron las defunciones por cualquier causa de muerte de las 35.960 secciones censales de España en el periodo 2011-13, y se modelizó la mortalidad por sexo, grupo de edad y nivel socioeconómico.

    El nivel de riqueza o pobreza de cada zona fue medido con un índice desarrollado por la Sociedad Española de Epidemiología, que incluye información de seis indicadores relacionados con el empleo y la educación: porcentaje de trabajadores manuales (con y sin empleo), empleados ocasionales, porcentaje de población sin estudios de Secundaria y viviendas sin internet.

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